Corrupción, la carta salvoconducto para ser Cónsul, como Juan Sabines
La semana pasada, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dio a conocer que realizará un “análisis profundo” para saber cómo están funcionando los consulados en el extranjero. Desde que asumió el cargo, en septiembre del año pasado, han sido muy pocos los relevos en estas instituciones tan importantes.
Tradicionalmente se conoce que a estos puestos llegan personajes que son premiados por “portarse” bien con el gobernante en turno, por hacer “buenas obras” o por “ayudar” al político a empujarlo hacia arriba cuando se tiene en ese momento algún puesto de relevancia en el gobierno federal o alguna entidad.
Bajo este contexto, le ayudaremos a la presidenta para que tenga el antecedente del Consulado de Orlando Florida, donde disque opera Juan Sabines Guerrero, un personaje de la política conocido en Chiapas por ser un defraudador de primera, con quien la mezquindad y las venganzas, estuvieron a la orden del día en su gobierno y que, por tanto, no tenían por qué ser un referente para que fuera catapultado por el entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto, en junio de 2015 y ratificado en el cargo por Andrés Manuel López obrador.
Por si no sabe la mandataria Claudia Sheinbaum, le daremos una serie de requisitos de lo que en el pasado se tenía “que poseer para ser un aspirante a un consulado” como el ser gobernador, meter a la cárcel todo aquel personaje que no estuviera de acuerdo con Sabines; inventar fórmulas “mágicas” y montar escenarios para la creación de un combustible hecho con palma de aceite, una jugarreta que le tomó el pelo a los transportistas locales, a la ciudadanía y hasta el entonces presidente Felipe Calderón, quien vino a inaugurar una estación de biocombustible que nunca existió.
Para ser cónsul como Juan Sabines hay que tener como mínimo, 13 denuncias penales que la propia Auditoria Superior de la Federación denunció se iniciaron contra el exmandatario por un monto superior a los mil 213.3 millones de pesos.
En tiempos pasado esta cifra de corrupción fue sólo superada por los exgobernadores Javier Duarte de Ochoa, del PRI, en Veracruz; Leonel Godoy Rangel, del PRD, en Michoacán; el reciente fallecido Fidel Herrera Beltrán, del PRI, en Veracruz; Fausto Vallejo Figueroa, del PRI, en Michoacán; y Andrés Rafael Granier Melo, del PRI, en Tabasco. Recientemente está el caso de Silvano Aureoles, que por una mínima cantidad el gobierno lo anda buscando hasta por debajo de las piedras.
Las denuncias se engloban por malos manejos en la cuenta pública 2011 dentro del Seguro Popular, en la Cuenta Pública 2012, y por malversación del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de las Entidades Federativas
El hoy titular de la Comisión de los Derechos Humanos en Chiapas, Horacio Culebro Borrayas, demandó a Sabines por un fraude al erario público, cuando fue gobernador, por más de 40 mil millones de pesos, dejando a Chiapas en bancarrota
La diputada local del PRD Alejandra Soriano Ruiz denunció que el Órgano de Fiscalización Superior del Congreso del Estado no procedió para investigar qué fue de los 3 mil 870 millones de pesos de deuda pública que solicitó al cierre de su sexenio Juan Sabines Guerrero, dejando a la entrante administración de Manuel Velasco sin liquidez y hundido en su peor crisis económica, social y política.
La deuda de Chiapas hasta el cierre del 2011 era de 26 mil 972 millones de pesos a la que se le sumaron los 3 mil 870, por lo que Manuel Velasco comenzó su mandato con más de 40 millones de pesos de deuda por los picos de deuda que contrajo durante 2012 el todavía Cónsul.
A ello agregar que dejó una entidad sumida en la pobreza con marginación de los pueblos indígenas, así como la crisis del campo, la migración rural y urbana por la falta de empleos y reactivación económica.
Estas cartas credenciales fueron el “salvoconducto” para ser cónsul, lo que significa que durante estos años que tiene Sabines de “diplomático”, los chiapanecos han palpado en carne propia lo que es navegar en la desgracia, por tener gobiernos que solapan la corrupción.
Mucho se habla de que Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador le deben parte de su empoderamiento a Sabines, debido a que éste les ayudó a posesionarlos con apoyos y ayuda económica.
Sea cierto o no, la presidenta de México no tiene ningún compromiso con el arribista de Sabines, por lo que está obligada a sacar de ese puesto a Sabines e iniciarle una investigación a profundidad, como las que ejerce el partido en el poder contra sus adversarios.
Cierto es que no sería muy recomendable dado que Sabines siempre se ha arrastrado como serpiente para quedar bien, pero pensando en la lógica, los más de seis millones de chiapanecos estarían agradecidos de que les hagan justicia, y, mínimo, les regresen toda la paga que se robó el mentado “ciclón del sureste” por aquello de que todo el dinero se lo llevo.