La perversión humana no debe celebrarse

Al parecer los crimines y perversiones de Yudiel Flores Tovar, el mal llamado Coyote Consentido, no terminan, aun cuando éste falleció hace más de dos semanas; la reciente detención de Christian “N”, presunta pareja del youtuber, abre más la herida del caso de este controversial personaje.

Según la información vertida por parte de la Fiscalía del Estado, la pareja sentimental era quien proveía de víctimas al presunto pederasta, haciéndose pasar como madre de esos menores de edad que sufrieron sus abusos; lo anterior es despreciable, por no decir inhumano, de los alcances ilegales de este tipo, que en vida demostró con creces la vileza y lo más bajo de la condición humana.

Con esto, sólo crecen las polémicas de este personaje, ya que desgraciadamente, tras su muerte, levantó adeptos; esto es alarmante y molesto, porque la sociedad carente de criterio o por el morbo de retar a la clase política en Chiapas, vieron en el Coyote Consentido a su “falso héroe”.

Como bien sabemos, este personaje calificado por la audiencia como un monstruo, ejerció supuestamente el periodismo para mofarse de políticos al que el denostaba como corruptos, recurriendo a ofensas, burlas y situaciones escatológicas, que desde luego eran aplaudidas por una sociedad que clamaba justicia y estaba mal informada.

Su detención y asesinato confirmado por la propia Fiscalía General del Estado, lo están convirtiendo en un mártir, del cual no tiene nada, tan sólo es una parodia y pastiche mal logrado, que tras un celular se escondía un abominable depredador sexual. Si bien ejerció la crítica hacia los políticos en Chiapas sin importar el color o partido, muchos aludieron que los señalamientos de sus crímenes tenían que ver con venganzas políticas; no obstante, de las pruebas sugieren “otros datos”. Recordemos el testimonio de Pedro Espín y su esposa, que con gran valor narraron parte del siniestro contra uno de sus hijos, sustentando la barbarie y peligrosidad del pseudo periodista. Tampoco, se debe olvidar que Yudiel Flores era investigado por el FBI como uno de los distribuidores de pornografía infantil a nivel mundial y que en Guatemala ya era buscado por las autoridades. Entonces, aquellos que sugieren que el Coyote Consentido era un activista y un “luchador social” (un rebuznarlo sin causa) ¿Ignoran las pruebas que son muy evidentes? Nada justifica y no hay razón para defenderlo, sus atrocidades están documentadas y desafortunadamente, son verídicas.

Más allá de debates éticos o de profesionalismo sobre si Yudiel era o no un periodista serio, su perversión estuvo demostrada; precisamente, la activista y fundadora de Granito de Arena, Elena Torres, en sus redes sociales, bajo sustento y argumento, expuso sus antecedentes y aclaró que él no era una víctima, sino un victimario.

Es molesto e indignante, sobre todo para los familiares de las víctimas que se siga enalteciendo a este personaje como algo que no es, ponerlo en la misma circunstancia al igual que periodistas que son violentados y asesinados, es una burla para el gremio, él está en otra circunstancia: fue un ser vil y un monstruo, en eso no debe haber debate, no es un criterio negociable, la condena hacia sus perfidias va más allá de cualquier postura política, color o partido.

Señalarlo como el criminal que fue no es meramente una postura ética, es un deber moral. Así que si tienen la idea de que es un mártir al cual condenaron por su supuesto activismo, debe considerar sus valores y criterios éticos, que deben ser firmes ante este tipo de querellas, que sólo confunden. En fin, ni perdón ni olvido contra estos personajes, que no deben generar más adeptos, pero que lamentablemente, hay que reconocerlo, existen en esta malograda sociedad del siglo XXI.

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