En seis meses, Chiapas tiene otra cara, una nueva realidad

Sin duda, la elección de 2024, celebrada hace un año, el primero de junio, fue histórica en muchos sentidos, no sólo por el cambio de administración, sino como se desarrollaron los comicios y al menos en Chiapas, demostró mayor voluntad ciudadana para ejercer el sufragio.

Así como en el 2018 inició la etapa de la cuarta transformación, el 2024 fue para la Nueva ERA, encabezada por el ahora gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, que con más del 90 por ciento de los votos arrasó en las urnas, pero lo más curioso es que no fue un triunfo derivado del fenómeno de Morena a nivel nacional, sino de su propia personalidad.

Ese camino al parecer no fue fácil, tal vez desde la precampaña era evidente el triunfo de Ramírez Aguilar, pero como todo gran camino al triunfo, pasó por obstáculos. En la denominada elección para elegir al coordinador de la 4T en Chiapas, muchos de sus detractores apostaron que no sería el ganador, pero ese 9 de noviembre de 2023, con el triunfo para ser el candidato a gobernador, el proyecto de la Nueva ERA se estaba cocinando.

Durante la precampaña, los oportunistas no faltaron, quienes fueron sus adversarios y en varias ocasiones le cerraron las puertas, tras su triunfo en la elección interna de Morena en Chiapas, de pronto se denominaron marca “jaguar”; esta misma situación se repitió cuando estaba la elección de los coordinadores para diputaciones locales y federales, y de las alcaldías, siendo que estos a cada oportunidad se tomaban la fotos con el futuro gobernador, que muchos analistas políticos a manera de sarcasmo alegaron que lo iban a desnucar con tanta “selfie”.

Un punto crítico en la precampaña era el posible rumor de la paridad de género, desplazando a Ramírez Aguilar; ante esto, el Jaguar en uno de sus eventos antes de la campaña, comentó que Sheinbaum no necesitó de la paridad para ser la candidata, sino que fue su propia personalidad y trabajo la que le dio el triunfo: estas palabras desde luego merecieron el aplauso de los allí presentes y en su discurso demostró un temple, personalidad y carácter que definieron la elección.

Una vez comenzada la campaña, las preferencias eran claras y no había dudas, Eduardo Ramírez sería el gobernador; si bien hubo contendientes por el Frente Amplio integrado por el PRI, el PAN y el ahora desaparecido PRD, así como por Movimiento Ciudadano, las candidatas mujeres no pudieron contra la avanzada del candidato de Morena y sus aliados.

Dada esta situación, los analistas, periodistas y el resto de la opinión pública, opinaron que la elección se la llevaría caminando: acertaron, pero eso no fue pretexto para no trabajar; el recorrido en la campaña le permitió hacer un diagnóstico de Chiapas, por ello durante el proceso realizó los “Diálogos por la Transformación”, misma que Juan Carlos Gómez Aranda encabezó, siendo un panel dividido por sector, donde los referentes de dichas áreas permitieron conversatorios e intervenciones para exponer lo que hacia falta y se requería por el bien de Chiapas.

Este ejercicio tuvo como resultado un plan de trabajo que convergió en lo que se denominaría la Nueva ERA, y claro, en la creación de la Chiapanequidad.

El resultado en la elección fue obvio, con más del 90 por ciento, una cifra histórica, se convirtió en el gobernador con el mayor número de votos en la historia de la entidad.

Tras el triunfo, Eduardo Ramírez no se durmió en sus laureles, su trabajo continuó y siguió reuniéndose con sectores importantes; su toma de protesta no se quedó en un simple evento cívico, fue un acontecimiento, y en los días posteriores se demostró; a diferencia de otros sexenios, donde por lo general la población experimentada el cambio pasado el año, a veces con cierta apatía, con el hoy mandatario, la política pública dio un giro de 360 grados, y el tema de la violencia era lo urgente. Contra todos los pronósticos, desde los primeros días de la Nueva ERA, se notó el cambió: la percepción de seguridad fue una de ellas.

A tres días de cumplirse los primeros seis meses de gestión, los cambios y el paradigma de la Nueva ERA son una realidad, el mandatario demostró en los hechos que se tomó las cosas en serio, y como están transcurriendo, esta etapa avecina una mejora en la vida de los chiapanecos, que, hay que decirlo, ya era urgente y necesaria.

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