• Spotify
  • Mapa Covid19

¡No pasa nada!

En el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se prendieron las alarmas, luego del hackeo que sufriera la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y en la que en una primera parte se difundiera información reservada, entre otros temas, sobre la salud del mandatario.

Independientemente del contenido de la misma, lo que trasciende más allá de las fronteras no es que el presidente esté enfermo, sino que en una situación tan delicada se le esconda al pueblo de México las condiciones de salud en las que se encuentre porque se pone en peligro la continuidad democrática del país, y principalmente, lo desprotegido que quedaría a estas alturas el partido en el poder, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), si llegase a pasar lo que nadie quisiera.

El presidente ha impulsado una política de austeridad económica para todos los sectores, y a pesar de que a la Sedena se le ha inyectado un mundo de recursos, el mayor porcentaje en los últimos años, el rubro de la tecnología, de la informática, ha sido descuidado.

Por ello, ahora que los ataques cibernéticos están a la orden del día en escenarios rutinarios como las instituciones bancarias y empresas privadas, las cuentas o correos de internet o WhatsApp, se requiere inversión para que haya garantía para no estar vulnerable, pero pareciera que esto no tiene importancia.

Fuera del recurso económico, que la misma Secretaría de la Defensa Nacional ha reconocido que no se le ha invertido, la seguridad nacional queda endeble al ser “intervenido” por cualquier hijo de vecino, pero no ante cualquier ente, sino frente a quien, en la práctica, cuenta con la inteligencia militar y tecnológica para no ser vulnerado.

Lo que está por venir es extraordinariamente delicado, pues este domingo se continuó difundiendo información de primera mano que pone de rodillas a la Sedena y al propio gobierno federal. Sin duda que el hecho acapara la atención para el presidente, que, aunque no lo quiera reconocer, es un asunto toral en la que puede perder muchos puntos rumbo al proceso electoral del 2024.

Además, se dejó al descubierto la mentira presidencial de que en este gobierno ya no se le espiaba a nadie, pues se difundió, justo en este hackeo, que tres periodistas sufrieron la persecución de su vida laboral y privada.

Con estas noticias, los adversarios conservadores disfrutaron de un buen fin de semana y gozaron que la agenda política se haya concentrado en este tema que le pega al mandatario.

Ahora bien, si el hackeo se hubiese realizado en alguna otra nación del mundo, por ejemplo, en Estados Unidos, los funcionarios del Pentágono ya hubiesen renunciado.

Este año la Auditoría Superior de la Federación ya había advertido que en la Sedena había deficiencias en la administración y operación de 18 de los 20 controles de ciberseguridad para la infraestructura de hardware y software. El que no se haya atendido a tiempo esta sugerencia convierte a la corporación en corresponsable directa del hackeo.

Sin embargo, lo que los mexicanos tienen que dimensionar, sobre todo los que aprueban ciegamente todo lo que se dice en esta administración, es que el fondo del asunto no es la vulnerabilidad a la que está expuesto el gobierno, sino a las consecuencias en el corto plazo.

No se necesita ser un médico o experto para conocer que tanto la Sedena como la Presidencia de la República esconden la realidad de la salud del mandatario AMLO. Tampoco hay que ser “mal agüero” para pronosticar un desenlace fatal, pero en la remota posibilidad de que haya algo de cierto, se imagina lo que le depara al país.

La popularidad de AMLO, única y exclusivamente de él, quedaría convertida en cenizas para ayudar a Morena a levantarse de la crisis en la que se encuentra metido, a pesar de que ha ganado “todo”. Si en este momento las “corcholatas” se andan peleando frente a su jefe, se imagina la polarización que se vivirá rumbo al proceso electoral. Tendrían que rascarse con sus propias uñas y ahí en donde la “puerca torció el rabo”.

Al país no le convienen escenarios trágicos, lo que le importa es que sentemos cabeza, que predomine la democracia. Por el bien de México, la salud del presidente AMLO debe estar al ciento por ciento, nadie le desea lo peor, lo que se quiere es que no se juegue con la estabilidad de un país, donde su gente busca afanosamente cada día salir adelante. No nos digan que no pasa nada, pues esta frase, en la práctica, nos ha conducido a la calamidad en muchos escenarios.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *