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Candados a diputaciones indígenas

Aunque pasaron varios años antes de que se dieran cuenta de las maniobras irregulares o de abuso de confianza de los partidos políticos, coludidos con los ambiciosos candidatos que todavía en esta legislatura vigente gozan del poder a costa de los indígenas, el Instituto Nacional Electoral aprobó lineamientos para verificar el cumplimiento de la auto adscripción calificada para las candidaturas originarias a cargos federales de elección popular.

Esto quiere decir que ahora sí habrá garantías para algo así de 24 millones de mexicanos que son oficialmente reconocidos por el Estado como indígenas. En Chiapas son algo así como un millón de personas de este importante sector que ha sido engañado en las dos últimas elecciones por personajes ligados, en su momento, al gobierno estatal, quienes asumieron el cargo legislativo tras mentir con tener supuesta injerencia y presencia en las comunidades, donde a la mala, fueron a sacar, a través de apoyos disfrazados, la firma de la asamblea ejidal como sus representantes para poder representarlos ante la Cámara de Diputados y la legislatura local.

Importante será ahora que las personas cuya lengua materna sea indígena, acrediten automáticamente la auto adscripción establecida por el INE para tal fin. La medida pretende garantizar que sólo se postulen personas indígenas que mantengan un vínculo comunitario real y efectivo.

Si alguien anda buscando que el candidato o candidata tenga dotes en la política, se equivoca. Se requieren personas que estén comprometidas con su gente, con su pueblo, con su forma de vivir y en esto hay muchos, pero demasiadas personas que añoran cumplir su sueño de sacar adelante a su pueblo.

No se tiene el dato exacto de cuántas personas indígenas cuentan con estudios superiores universitarios, de maestría o doctorado, pero este segmento podría ser un verdadero representante. No hay que buscarlos con lupa, sólo hay que abrirse a una verdadera representatividad y es en este punto donde los partidos políticos deben centrar su atención.

En realidad, no miden la posibilidad de que tendrán presencia en las comunidades étnicas, de que el voto lo tendrán multiplicado, si cobijan a personas indígenas con la iniciativa de querer cambiar por cambiar. Se conforman con poner en una lista la posibilidad de enganchar al recomendado o recomendada sólo para dar trámite al tráfico de influencias.

El partido no ha dimensionado que pierde más al actuar de esta manera que apoyar con fuerza y determinación a una persona que sabe qué debe hacerse para sacar adelante a este sector. Es tiempo de hacer a un lado la entrega de apoyos económicos o en especie sólo para tener el control del voto y mantener en la sumisión a la gente.

Inculcar que el acceso a la educación será la base primordial para salir avante en la vida debe ser la propuesta principal y prioritaria para ir sacando a Chiapas en el atraso en que se encuentra, o usted diga, ¿qué han hecho los diputados y diputadas que hoy gozan de cabal salud gozando de una curul que les arrebataron a los pueblos indígenas? La respuesta es simple: nada.

Si bien se han preocupado por mantener “maiceado” al comisariado ejidal que avaló que su “diputado o diputada” forme parte de la comunidad. Los documentos que los abusivos legisladores presentaron, con sello y firma de la comunidad, le avalaban su “nacimiento” en territorio étnico.

El INE y los organismos electorales en los estados deben actuar en sintonía para que en la elección de 2024 nadie se quiera pasar de abusivo como lo hicieron quienes hoy están “trabajando por Chiapas”.

Legislar para los pueblos no es ir a Amatenango del Valle a tomarse foto con las mujeres alfareras y prometerles apoyos que se traducen en 500 pesos por la visita o armar una exposición en la sede legislativa sobre la importancia de la preservación tradiciones de los pueblos.

No la hagamos de ciego, con todo el respeto que nos merece quienes están en esta condición, para no darse cuenta de lo que acontece alrededor de los territorios aborígenes. El 30 por ciento de la población en la entidad sufre de pobreza y, sin embargo, ningún legislador que los representa hace algo por ellos.

Incluso, se dan casos de legisladoras “fifi” que solo llegan a la sede del Legislativo, con su vestimenta nativa y su bastón en mano, portando con garbo su condición de representante popular plurinominal indígena. Ellas, las que cambian de partido a cada rato para asegurar la curul, en la práctica no han hecho nada por su pueblo.

Ojalá que el sentido de la responsabilidad vaya cambiando, y que no se deje ascender a personajes que ven a la política como un negocio personal, no como un servicio para la comunidad.

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