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El cuento de los nuevos partidos políticos es para apoyar a la gente

A un año y medio para las elecciones locales, donde se elegirán a los alcaldes, diputados locales, federales y al jefe del Poder Ejecutivo, aparecen los cometas políticos que quieren que el Instituto Electoral y Participación Ciudadana (IEPC) les acredite la formación como partido político.

Seguramente quienes están visibles en las agrupaciones políticas, como lo establece, lamentablemente, la ley electoral, se frotan las manos para atender al pie de la letra toda la normatividad y que el IEPC los erija como una plataforma idónea para convertirse en partido político.

La pregunta del millón de pesos es si ¿en serio los chiapanecos necesitan que se formen más partidos políticos para consolidar la democracia? La respuesta rotunda, sin duda, es no. No hay necesidad de más circo. Con los “vastos, profesionales y honestos” 14 partidos que actualmente tienen registro ante las instancias electorales es más que suficiente.

Un dato duro demuestra que en cada elección surgen los demócratas que quieren salvar el país: de 1991 a 2018, el INE documentó que por lo menos 22 partidos, así como fueron erigidos, desaparecieron de la faz de la tierra mexicana.

En Chiapas los experimentos no son en vano, tienen un fin primordial: convertirse en partido, obtener las prerrogativas en cash que, aunque no se gane ni una alcaldía, al “dirigente” le resuelve la vida. O que nos digan que se ha hecho en los últimos dos años, después de la elección de 2021, ¿dónde está el trabajo de capacitación y educación cívica, o el respeto a los valores, o la aportación voluntaria de las prerrogativas para brindar apoyos sociales? ¿Qué ha sido de las dirigencias estatales? 

En el presente año, habrá algunos “vivos” que intenten sacarse la lotería sin que ello les cueste un esfuerzo extra. El miércoles, en los medios de comunicación se hizo público el que la agrupación Movimiento Estatal del Sur quiere saborear las mieles del triunfo. Como todos, se dicen cansados de lo mismo que repiten cada elección los partidos y sus candidatos. Ellos y ellas, aseguran, son diferentes.

En realidad, soñar no cuesta nada y muy probablemente se le dé el registro a éste y otros más que ya deben estar haciendo números para ver si les resulta la inversión de convertirse en partido político.

Pero no nos hagamos pelotas. Está comprobado que ningún partido vigente hoy en día tenga los arrestos para intentar ganar gubernaturas, diputaciones, senadurías o alcaldías, por amor al prójimo, por hacer el bien social. No, no se equivoquen ni quieran engañarse, buscan a toda costa ganar para su beneficio, para su séquito más íntimo.

El choro de siempre es ayudar a los de abajo, a los más vulnerables, a los desprotegidos, y la respuesta de siempre es que sólo en las campañas los ven, después ni en fotografía.

Acaso no se demuestra con las arengas que se profieren los partidos en el poder y los que añoran desbancar a éste de la posición privilegiada en que se encuentra. Morena y PAN hoy mantienen una lucha acérrima. No los mueve otra justa razón que estar en lo más alto del pódium, de la historia, del status y de las decisiones “revolucionarias” para ‘mejorar’ el país en los rubros económico, social, político, cultural, etcétera. Para ello, se basan en el respaldo que pueden darle otros institutos políticos comparsa para ganar.

Este año no electoral los 14 partidos con registro tienen en sus cuentas bancarias parte de los 161 millones 736 mil pesos que les destina el IEPC por sus prerrogativas. Mucho dinero que no se sabe con certeza a dónde va a parar. Bueno, sí nos lo imaginamos.

Desde hace un buen tiempo, sin ningún respeto a los órganos electorales del país y del estado chiapaneco, varios actores políticos se promocionan bajo el argumento de que recorren la entidad para conocer las necesidades y proponer la solución en las cámaras de legisladores o ante las autoridades de gobierno.

Lógico que no se les cree, y aunque el Instituto Electoral y Participación Ciudadana afirme que existe la imposibilidad de registrarse como candidatos a los funcionarios y legisladores que se anden promocionando antes del tiempo que establece la ley electoral, lo cierto es que tendría que bajar a todos y todas que “caminan” y “corren” para cercarse a la gente. No hay control ni lo habrá, porque ahora ya todos tienen el ejemplo del partido en el poder de que enfrentar al órgano electoral les da dividendos. Así es que, si hoy vemos en bardas, espectaculares y en las redes sociales, a muchos “políticos”, no se preocupe, es parte del show.

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