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Felicidad ficticia

Si no hubiese perdido México ante Japón en béisbol, los mexicanos seríamos ahora más felices y en automático dejaríamos atrás el lugar 46 que se tiene entre 144 países del mundo evaluados dentro del Índice Mundial de Felicidad 2022 por parte de las Naciones Unidas que pide a los encuestados que puntúen su vida del cero al 10, siendo cero la peor vida posible y el 10 la mejor vida posible.

Aunque el tema pareciera de risa, el estado de ánimo de los seres humanos dice mucho sobre las condiciones que rodean su ambiente político, económico y social. Para aterrizar la importancia de esta parte esencial del humano, en México nos caracterizamos por hacer de la tragedia parodias o escenarios que se convierten en chascarrillos o que nos sacan una sonrisa.

El salario que se percibe es la variable más dura que se toma en cuenta para deducir qué tan felices podemos ser y en este sentido, lógico que quien gana bien o extremadamente mejor, sonaría evidente que fuera muy feliz y siempre anduviera con una sonrisa a flor de piel.

Los que sufren para tener ingresos estables sería la parte contraria a dicha “felicidad” y parece que las demás variables son la trampa de los resultados pues algunas de ellas son relacionadas sobre la confianza que se tienen en las instituciones, la libertad para tomar decisiones y qué tan saludable se sienten.

En México, comparado con otros países, hay libertad en la toma de decisiones, aunque en la salud dependa justamente de la percepción económica a la que se tenga acceso y es acá donde justamente está el cuestionamiento a qué tan felices somos y qué tanto influye el gobierno en esta condición.

De acuerdo a las encuestas que se han publicado en los últimos años, del 2018 al 2022, después del primer año de gobierno, se tuvo la mejor percepción y ésta se refiere a la confianza y esperanza que se tuvo por la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder, cuyos resultados se reflejaron en el 2019, cuando se tuvo el lugar 28 en cuanto a que México era un pueblo feliz.

Percepción que no sólo se reflejó en la administración del presidente AMLO, sino que el Instituto Nacional Electoral tuvo la mejor confianza ciudadana. En el 2020, la percepción de mucha felicidad se vino abajo a causa de la pandemia, lo cual orilló a que se cayera al número 36 a nivel mundial.

En los años 2021 y 2022 la cifra no ha variado, es decir, se llegó al número 46. Eso sí, somos mejores que Japón, que está en el número 54; Argentina y con todo y ser la campeona del mundo en futbol su felicidad anda en el lugar 57; Rusia y Ucrania, los dos en conflicto bélico, lógico que no podrían estar riendo a cada rato. El primero está en el lugar 80 y la segunda nación en el 98.

Ahora bien, comparados con gobiernos que se les ha criticado su forma de gobernar, México está mucho mejor. Venezuela el más evidenciado está en el lugar 108 y Cuba no aparece entre los países encuestados.

Estas estadísticas en realidad fueran otras si en la encuesta se hubiese tomado en cuenta otro factor: la inseguridad y si así hubiese sido, sin duda que México estaría en los últimos lugares. 

Pues en realidad para ser felices no dependen si se gana mucho dinero o poco, sino de factores que rodean nuestra forma de vida como tener salud, amigos y familia unidad, sin problemas. Y es justamente la parte que se cuestiona porque si algo tiene el país desde hace una década es escalada de violencia que ha afectado la sociabilización y la pérdida de seres queridos.

Las encuestadoras han concluido que parte de la felicidad es que el ser humano tenga confianza en sus instituciones, en la democracia y esto parece que está siendo el principal cuestionamiento.

A las cifras, que son meramente estadísticas, por lo menos en este rubro de la felicidad, los chiapanecos hacen de su vida una fiesta. Predomina la pachanga, las celebraciones religiosas, las ferias en honor al patrón del pueblo. La chela y el calor hacen a menudo que la risa brille.

Hoy, la pandemia nos ha enseñado que más que buscar la felicidad, la familia tiene que contribuir a buscar la paz social. Será entonces que Finlandia y Dinamarca, las dos naciones que encabezan el listado de los países más felices, sonríen siempre porque ahí hay educación de calidad, servicios de salud de primer nivel, respeto a la democracia y transparencia en la forma de gobernar, es decir, casi no hay corrupción. Si de eso se trata, estamos a años luz para lograrlo. Entre tanto, seamos felices a como podamos. No hay de otra.

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