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Las fallas de López-Gatell

El COVID dejó de ser considerado desde ayer, de forma oficial, una emergencia de salud para las autoridades del sector, tanto que el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, firmó el decreto que da por concluido que el coronavirus sea tratado como una pandemia.

Fueron más de tres años donde prácticamente todos los mexicanos la padecieron, algunos con menor grado, en el sentido de que el COVID y sus diversos derivados, le hicieron lo que “el viento a Juárez”, pues tuvieron la característica que en el argot de la medicina se le llama asintomático, es decir, no tuvieron síntomas de estar enfermos, aunque la hayan padecido.

Sin embargo, para un gran sector esta enfermedad sí produjo serios problemas en las familias, tanto que hubo millones de enfermos y más de 600 mil muertes, aunque oficialmente fueron algo así como 333 mil personas en el país.

La decisión tomada por la Secretaría de Salud federal y anunciada por Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, se basó básicamente porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el COVID y sus variantes “ya no eran una emergencia sanitaria en el mundo”.

Bajo el argumento de que se tiene el 95 por ciento de inmunidad, existe una gran disminución de casos, hospitalizaciones y muertes, y que las nuevas variantes de COVID-19 son menos virulentas y el tratamiento médico de las personas tiene mayor capacidad, el gobierno asumió cerrar el ciclo de la emergencia.

Ahora bien, ¿es esta una decisión acertada? A la pregunta existen respuestas que están en el aire y por la trascendencia usted debe juzgar si se está en lo correcto. En primer término, para nadie es un secreto que los casos de coronavirus continuarán. Los expertos en la materia consideran que fue un error dar carpetazo al tema, pues mientras no haya transparencia en las acciones de las autoridades, el pueblo y el sector salud estarán caminando a ciegas.

Desde el año pasado, por ejemplo, no se han dado reportes de hospitalizaciones, no se ha continuidad con el esquema de vacunación para contrarrestar los embates del COVID por muy “ligeros” que éstos se presenten ni tampoco se informa a detalle los decesos, que, aunque usted no lo crea, continúan. 

Además, lo del martes fue una declaración oficial que ya se había puesto en práctica al no existir dosis que contrarresten el mal. Las vacunas dejaron de comprarse, dejando desamparados a la población vulnerable como son las personas mayores.

Por otro lado, para nadie es un secreto que el manejo de la pandemia fue un desastre total. López-Gatell jugó siempre con la decisión de no usar el cubrebrocas, decía que no pasaba nada y hasta utilizó un discurso ofensivo y casi casi infantil, cuando dijo que el presidente de México sí podía dar abrazos a los niños; “hay que abrazarse, no pasa nada”, había dicho en varias ocasiones el mandatario.

Tampoco se ocuparon ni preocuparon por realizar muestreos o barridos en casas para detectar casos cuando la pandemia apenas iniciaba, lo que generó que los casos se multiplicaran, sin control.

Producto de todo ello el manejo irreparable de la pandemia ha quedado demostrado. Hoy el sector Salud presume que ya casi está la vacuna Patria para ser utilizada, pero ésta no tiene el aval de la OMS, y para ser honestos, no se confía en lo que diga y autorice la Cofepris para el mismo caso.

Médicos especialistas y hasta cualquiera de los que dan consultas médicas en consultorios “populares” no la recomiendan y no lo hacen por la sencilla razón de que no hay certeza en sus efectos, porque no se han publicado los resultados de sus fases de experimentación, y lo principal en todo este embrollo, que la vacuna Patria sólo funciona como refuerzo.

En el esquema de vacunación de los mexicanos, se estima que el 64 por ciento es completo y, por lo tanto, el resto, algo así como el 34 por ciento no se la puede aplicar debido a que no es una vacuna que se pueda dar como esquema inicial, como es el caso de Patria, y en último de los casos, sería solo para personas de 18 años en adelante; los niños estarían fuera de este sistema, estarían desprotegidos.

Y para agregarle la cereza al pastel, todas las vacunas monovalentes ya fueron desautorizadas, por ejemplo, en Estados Unidos, porque ya perdieron su utilidad por la variación de efectividad del coronavirus a través de sus diversas mutaciones. 

Nos dirán que la vacuna cubana Abdala es la que se está aplicando en México, pero es lo mismo, los mexicanos no creen en su efectividad porque la misma OMS no ha validado su efectividad, y si las autoridades fueran honestas nos dirían que las dosis están a buen resguardo, almacenadas.

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