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Hacer a un lado la politiquería, pide Rutilio a sus funcionarios

El discurso en el manejo de los recursos públicos por parte de este gobierno ha sido extremadamente cuidadoso en el sentido de que con el mismo presupuesto que utilizaron anteriores gobiernos se ha hecho más y principalmente, ha demostrado su eficacia al no pedir prestado un solo peso.

Por lo menos en la Secretaría de Hacienda, su titular Javier Jiménez Jiménez, sostiene que el dinero alcanza porque se pone en práctica algo que en otras administraciones se omitía: la transparencia.

Tiene mucha razón el funcionario cuando destaca que la honestidad es factor indiscutible para llevar a buen puerto la encomienda y política pública del mandatario Rutilio Escandón Cadenas. Chiapas es hoy en día, asegura el titular de la Secretaría de Hacienda, referente nacional por las buenas prácticas administrativas.

Sin necesidad de que lo diga públicamente, por lo menos los chiapanecos han visto otra forma de gobernar y de manejar el gasto público. Hace dos sexenios, por ejemplo, para lo que era el quinto año de gobierno de Juan Sabines Guerrero, ya se sabía de la grotesca, porque no habría otra forma de definirlo, manera en que conducía los destinos del estado el cuestionado funcionario que hoy es encubierto por la Cuarta Transformación al no transparentar su pasado de corrupción.

A diferencia del pasado, como suele ser la cantaleta gubernamental, pero que en este caso sí aplica, se trabaja con sistemas tecnológicos y plataformas digitales para conocer en tiempo real el destino y utilización de los recursos.

El manejo de los dineros de las arcas públicas tiene sustentabilidad y visión de progreso. Los pueblos y comunidades de Chiapas pueden dar cuenta de ello y en las grandes ciudades como Tuxtla Gutiérrez y Tapachula ni se diga de la obra pública emprendida por el gobierno de Rutilio Escandón.

De ahí que tenga sentido que el mandatario chiapaneco prácticamente cada 15 días, cuando se reúne con su Gabinete Legal y Ampliado, les recuerde que, si no mantienen el compromiso de la rendición de cuentas en el área de su competencia, la guillotina caerá sobre sus cabezas.

Esto es sumamente importante pues que se recuerde, no hay antecedentes de que los gobernantes sostuvieran encuentros de evaluación de forma permanente como se hace en la actualidad.

En antaño, en los corrillos políticos y en los cafés, los comentarios de que había nuevos ricos era tan evidente que la historia ubicó a cada quien en su lugar. Con Sabines, como mejor ejemplo de lo que se habla, ya se señalaba a los hermanos Antonio y Alejandro Gamboa como nuevos ricos. Ni pensarlo para quienes los conocieron unos años antes, cuando caminaban por los pasillos de la entonces oficina de Comunicación Social, buscando quedar bien con su jefe.

Podemos hablar de Nemesio Ponce, Amador Rodríguez Lozano, Mauricio Perkins y una docena más, como mínimo, de depredadores de Chiapas que se llenaron las bolsas de paga para desaparecer, sin tener ni una sola amonestación a sus actos de corrupción.

Esa es la diferencia entre una serie de pelafustanes que se volvieron ricos de la noche a la mañana, que a más de dos sexenios hoy se les sigue cuestionando su proceder, con los actuales, que, a menos de dos años de dejar el cargo, mantienen una imagen, sino intachable, por lo menos no cuestionada en gran escala.

Las finanzas sanas que mantiene la actual administración dicen mucho del trabajo institucional que encabeza el gobernador Rutilio. Claro, no se trata de echar cebollazos, pero por lo menos lo que se ha visto a simple vista, tiene una comparación abismal con las pasadas administraciones.

El fuerte llamado de que se aboquen a seguir trabajando con seriedad y sin politiquerías, que se comprometan para que todas las obras se realicen, y no dejar ninguna inconclusa, es, sin duda, la mejor herencia.

Al final las obras son las que cuentan y por lo menos el panorama financiero se ve claro, sin que tenga amenaza de devaluación ni desacreditación institucional.

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