• Spotify
  • Mapa Covid19

En pleito entre “corcholatas”, Manuel Velasco aparece en escena

Ante la incapacidad de Mario Delgado, líder nacional de Morena, para controlar los ímpetus de las “corcholatas” que andan desatados en campaña adelantada, pero, principalmente, por los ataques internos, con lo cual envían el mensaje de que no hay unidad en la forma en que se va desarrollando el proceso para la elección de quien sea el representante del guinda a la presidencia de la República, es casi seguro que sea el mismo Andrés Manuel López Obrador quien los convoque para regañarlos, para poner orden.

Los desencuentros entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum es el más elocuente en las dos últimas semanas, donde el canciller ha manifestado la cargada que han hecho gobernadores y gobernadoras en favor de la Jefa de Gobierno, su postura de que no haya piso parejo o si es tanto, que mejor renuncien a sus cargos para equilibrar el proceso de selección del candidato morenista.

Lógico, la gobernante de la Ciudad de México, señalada de copiar el estilo del mandatario mexicano, “nada de a muertito” evadiendo las acusaciones o negando cualquier intromisión. Ricardo Monreal aseguró que si la dirigencia nacional insiste en llevar a cabo la elección de su candidato a través de la encuesta se bajará de la contienda pues no está dispuesto a ser engañado por segunda vez, como cuando en 2017 la ganó para la Jefatura de la Ciudad de México, pero se le dieron a Claudia Sheinbaum de manera muy extraña.

Para “ponerle sabor el caldo”, el petista Gerardo Fernández Noroña se quejó de la inclusión de la que es objeto por parte de Morena y del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, al no tomarlo en cuenta como parte de “las corcholatas” que integran la coalición Juntos Hacemos Historia”.

La inconformidad entre los aspirantes no parará, aunque el presidente haya intervenido al decir que en Morena no hay pleitos, que no hay apoyo descarado a los aspirantes, en especial para la que han llamado la “consentida” Claudia Sheinbaum.

Tiene razón cuando dice que los aspirantes de Morena saben que no deben utilizar el recurso público para andar placeándose los fines de semana haciendo campaña disfrazada, pero de que no toquen el dinero del pueblo eso nadie lo cree.

La bipolaridad que ha alcanzado la disputa del poder ha hecho que se formen diversos grupos, todos bajo la marca de Morena, los cuales en las elecciones recientes de 2018 y 2021 se dieron con todo, se acusaron entre sí por el manipuleo injerencista de los que estaban en el poder para poner a sus alfiles. Ello es público, pero es lógico que no se quiera reconocer, es como “clavarse uno mismo un puñal”.

El grave problema que enfrentará Morena será la división, la polarización, una tarea que deberá sancionar el mismo jefe de Estado, ya que de no hacerlo lo que ha ganado a lo largo de su campaña política al frente de las mañaneras se verá frustrado por la fractura que sufra el partido. A eso le apuesta la oposición y esa será una ardua tarea que no se vislumbra como un buen final.

La propuesta que soltó el experimentado político Porfirio Muñoz Ledo, de que los morenistas Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard se unan para organizar un frente que contraataque a la corcholata «consentida», seguramente no será una buena opción, pero de que estarían encantados de hacerlo de eso no lo dude. Lo malo es que se meten en camisa de once varas desafiando al presidente y ello no debe estar en sus planes.

Como van las cosas, sin desgastarse y como dicen en el argot populacho, sin despeinarse, el senador chiapaneco, destapado el miércoles como candidato del Partido Verde Ecologista de México, podría ser la “carta bajo la manga” del presidente de México.

No hay que olvidarse que la amistad que tenía el mandatario con el abuelo del exgobernador de Chiapas, Fernando Coello Pedrero, era tan estrecha, que el nieto Velasco siempre fue bienvenido en los encuentros entre ambos, relación que se consolidó cuando fue gobernador y el ahora presidente buscaba apoyos en su peregrinar por la entidad.

Del senador hay que esperar todo pues se ha caracterizado por ser un negociador político de primera línea. Tiene los contactos necesarios para despegar. Incluso, podríamos aventarnos el comentario que los nexos políticos son más vastos que la propia Jefa de Gobierno, a quien sólo le beneficia el que tenga dos décadas caminando al lado de López Obrador.

Ya en el 2012, Velasco tuvo la intención de competir por la Presidencia, pero era lógico que su juventud era su principal adversario para alcanzar semejante puesto.

El más ecuánime en las diferencias entre las «corcholatas» ha sido Adán Augusto López Hernández, pero es lógico que así sea, pues su posición como secretario de Gobernación lo amerita.

Por lo pronto, mientras los aspirantes mueven sus piezas ajedrecistas, Morena tendrá que fijar las reglas del juego en lo inmediato si no quiere que la sucesión ponga en peligro no la presidencia de México, sino la conformación del Congreso de la Unión que, creemos, sería la mayor apuesta de la oposición para equilibrar las decisiones futuras. El futuro político está en juego y vaya que será un dolor de cabeza para el presidente mexicano.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *