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30 pollos para el velorio, ¡qué poca…!

Hasta dónde llega la bajeza del alcalde de San Fernando, Juan Antonio Castillejos Castellanos, al mandar 30 pollos como apoyo para el velorio de las dos mujeres muertas el domingo antepasado, cuando la unidad donde viajaban, propiedad del Ayuntamiento local, se accidentó y se precipitó a un barranco.

El hecho cobra singular relevancia porque el percance en sí y las denuncias en videos que hicieron circular los habitantes de la comunidad Nueva Victoria, demuestran que el alcalde del Partido Verde Ecologista de México realizó acarreo de votantes, lo que se traduce en un delito electoral.

Pasada la tragedia para esta comunidad de 168 habitantes, pues hasta antes del accidente la componían 170 personas, es inconcebible que la autoridad municipal no se haya acercado a brindar aliento a los deudos.

¿Dónde está la humanidad de Castillejos Castellanos? Una pregunta que para nadie es un secreto le vale un comino a este personaje no de la política, mejor dicho, de la ignominia, de la deshonra. La mezquindad, lo ruin y la ofensa, son los “valores” por el que este sujeto de marras se conduce.

Es grotesco que un representante popular en lugar de enfrentar la adversidad, huya como cobarde y no dé la cara a los familiares que clamaron apoyo.

El compromiso que hizo, según dijeron los propios habitantes de Nueva Victoria, es que se atendería a los enfermos, dotaría los recursos para las medicinas. Pero no, huyó por la puerta trasera.

El lunes temprano, un día después del fatal accidente, la población acudió hasta la presidencia municipal para exigir que se les apoyara. Como respuesta tuvieron un silencio total. El alcalde se negó a recibirlos. Frustrados, regresaron a su comunidad y hasta allá llegaron dos funcionarios: un policía y un regidor, quienes llevaron 20 pollos para el velorio de las mujeres. El hecho, considerado una burla, motivó a la población a detenerlos y exigir la presencia física del edil, que como era de esperarse, nunca llegó.

Independientemente de la desgracia física que se tuvo, hay que destacar que el alcalde Castillejos Castellanos es responsable directo del delito electoral al acarrear votantes.

Si los adversarios políticos estaban esperando un error para cuestionar con bases el actuar de “La Muñeca”, mote por el que se le conoce en la región al presidente municipal, ahora ya lo tienen, aunque independientemente de ello, tanto la Fiscalía General del Estado como el Instituto Nacional Electoral (INE) deben investigar de fondo la participación de este personaje.

La unidad accidentada, propiedad de Protección Civil municipal y el conductor, trabajador del Ayuntamiento, son la principal prueba de que el carroñero de Castillejos, actúa fuera de la legalidad.

Los malogrados diputados y diputadas de la LXVIII Legislatura deben llamar a cuentas al alcalde para desaforarlo y la Fiscalía de Delitos Electorales de la FGE, debieron emprender acciones desde la semana que acaba de terminar.

Aprovecharse de la ignorancia de la gente, como en este caso lo hizo el alcalde, al obligarlos a acudir a la votación de revocación de mandato bajo la amenaza de que si no lo hicieran les cortaría los programas sociales, debe tener un castigo ejemplar, aunque dudamos que haya justicia, pues si hay justicia, lo primero que se tiene que hacer es desaforar al edil, obligarlo a que pague los daños, total paga es lo que le sobra, y segundo, que la FGE haga su chamba.

De lo contrario, el alcalde seguirá transitando por esta vida como si nada hubiese pasado.

La vida de dos personas y las lesiones que presentan 13 más, así como la suerte que corrió la niña de año y medio, le vale un soberano cacahuate.

Huir y no enfrentar las consecuencias es sólo de cobardes, pero por lo que se ve, el alcalde de San Fernando no sólo es un ser despreciable, sino una vergüenza para la familia y para la sociedad, y como tal así lo deben considerar. Allá él y su conciencia.

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