Cobra INAH toma de fotos al turismo mientras Toniná está en el abandono
El aviso que tiene una mampara en la zona arqueológica de Palenque dice claramente que el permiso de uso de dispositivos electrónicos de videograbación no profesional como celulares, tabletas y cámaras de video tendrán un costo por acceso a esta zona de monumentos arqueológicos de 60 pesos, y en la parte superior izquierda lo firma las siglas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Con esta notificación nadie debe decirse engañado por si un policía de los que cuidan esta zona turística-cultural pide que paguen el uso de cualquier artefacto o serán desalojados de la zona. Seguramente esta práctica la copiaron de la plaza central de San Juan Chamula o de alguna región zapatista, donde sus habitantes le cobran al turista si quiere llevarse una postal de la riqueza que representa la vestimenta que portan o la importancia histórica que tienen estos lugares.
Si a esas vamos, ante la marginación en que viven en las zonas indígenas no está mal que el turismo internacional pague por llevarse para la inmortalidad, una imagen con una mujer que está tejiendo ropa, celebrando alguna tradición cultural o rindiendo culto a sus muertos. Aliviar su precaria situación económica con unos pesos para saciar la curiosidad o apetito cultural de europeos o estadounidenses, por citar dos ejemplos, vale la pena.
De ello a que de repente, de sopetón, una institución gubernamental que tiene los recursos suficientes para ofrecer espacios turísticos dignos, se preste a los juegos “capitalistas” de estafar al propio mexicano y a los extranjeros cobrándoles por las imágenes que toman de los centros turísticos, eso no tiene vergüenza.
Esta posición es una estafa y un abuso que no tiene razón de ser. Si ya con mucho esfuerzo hay familias que se “avientan” a ir a Palenque, con todo lo que implica la inseguridad, que les cobren no sólo el servicio del sanitario, sino por tomar videos o fotografías, eso sí que calienta, como dice el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hasta ahora la dirección del INAH no ha dicho “esta boca es mía”, por lo que su silencio confirma que este atraco al turismo implicará que se hagan fotomontajes con las imágenes que se encuentran en la red de internet o incluso tomar las fotografías que aparecen en la página del Instituto para que el turista pueda implantar su foto.
Y no se está desvariando con este asunto, pues no cabe duda que la dirección general del Instituto de Historia Nacional y Antropología se pasó de gandalla, pues si se paga por ingresar a las ruinas arqueológicas es para llevarse un recuerdo de la visita. Lamentable, pero la ambición les ganó.
Este costo adicional ya se había aplicado en otras zonas arqueológicas del país, pero ante el reclamo ciudadano, el INAH tuvo que salir a desmentir que no era cierta la medida. Además, en Palenque todo es negocio porque hay que pagar a particulares hasta estacionamiento.
Lo que al INAH lo que realmente le debe importar es rescatar el turismo que se ha perdido por no tener la voluntad de diálogo para resolver un añejo problema, por ejemplo, de la zona arqueológica de Toniná, en el municipio de Ocosingo, la cual continúa cerrada debido a que no le pagan, ahora sí, “el derecho de piso” al propietario del predio donde se ubican las ruinas.
Esta situación sí que es grave y debería ser una prioridad de la autoridad rescatar esta zona que identifica a este municipio, y que le ha pegado en la captación de recursos al dejar de llegar turismo de otras partes del país y del extranjero.
Si la falta de pago es el problema entonces el INAH por eso está buscando recursos, a través del cobro de la toma de fotografías en la zona de Palenque, para solventar la renta del terreno donde se ubica Toniná, pues no se explica cómo pueden estar abusando del turismo, por un lado, y por el otro, sean omisos para atender este conflicto en la que pierden todos.
Pierde el dueño del predio, pierde el INAH porque demuestra que no hay capacidad para volver abrir al público la zona arqueológica de Toniná y pierde Ocosingo por la no presencia de turistas desde agosto del año pasado y la consabida generación de divisas que no hay, que no llegan por la ausencia de quienes son amantes de este turismo cultural.