Por seguridad, elecciones deberían cancelarse

En la sesión de la Comisión Permanente de ayer en el Congreso, el diputado y dirigente del Partido Revolucionario Institucional, Rubén Zuarth Esquinca, dijo que su apartido analiza la posibilidad de no participar en las elecciones extraordinarias a celebrarse el próximo domingo 25 de agosto.

Sin aplaudir su decisión, si es que esta fuera como la comenta, en el fondo de las cosas, tiene mucha razón por muchas circunstancias que rodean en este momento el ambiente político en los municipios de Pantelhó, Chicomuselo y Luis Ángel Vidal, donde no participaron en los comicios de junio pasado.

El PRI participe o no, su situación no está en peligro por la falta de votos como la tienen una media docena de institutos locales, que prácticamente ya dijeron adiós a esta vida efímera de gozar de los privilegios de las prerrogativas, aunque en la realidad de los hechos no hayan realizado nada productivo en favor de los chiapanecos, aunque sí tuvieron la oportunidad histórica de llenarse los bolsillos de paga.

Ejemplos los podemos ver en esos lidercillos de poca monta que presumen de todo, sin importarle que sean señalados con el dedo de que sus partidos fueron un cero a la izquierda, a la derecha, del centro por el sesgo ideológico que usted le quiera dar.

Los contras son más que los pros en las elecciones extraordinarias. La autoridad electoral, aunque lo asegure, en este momento no están garantizados los derechos políticos electorales de 43 mil 343 personas que supuestamente irían a votar el día de la elección.

La inseguridad, los momentos álgidos de violencia, la aparición y movimientos de supuestos grupos armados, la intimidación y polarización que prevalece desde hace muchos años por cuestiones políticas y agrarias, son, entre otros, los puntos por los que nadie, ni la autoridad municipal ni estatal puede garantizar desaparecerían por arte de magia.

¿Para qué el desgaste de trabajar a vapor durante los 44 días programados para la preparación de las elecciones? El resultado de la votación no cambiará el estatus de los partidos, es más, ya terminó el año y no hubo la precampaña programada del 27 al 29 de julio, y ahora que alguien se anime para presentar su solicitud de registro de candidaturas entre el 3 y 4 de agosto, se verá la confianza que tendrán los que quieran ir por la presidencia municipal.

En Pantelhó y Chicomuselo, la población, en lugar de estar pensando en darle su voto a un sujeto que anda aliado con algún grupo desestabilizador, en este momento, junto con su familia, está huyendo de sus comunidades. No están en condiciones de inmiscuirse en la política, huyen de ésta.

Eso es lo que debe analizar la autoridad electoral, checar si continúa con el proceso. No nos imaginamos en este escenario a los hombres y mujeres emprender muy campantes las campañas electorales programadas del 13 al 21 agosto para que el 25 haya la jornada de votación.

El personal que trabaja de forma permanente y temporal en estos ejercicios democráticos también está en riesgo, y no se dice por cuestiones de ser alarmistas, no, se sugiere porque hay que privilegiar la seguridad y la vida de quienes están inmiscuidos en la jornada.

Como dice el dirigente partidista, se evitaría que haya la posibilidad de un desenlace fatal con algún candidato, con los ciudadanos e incluso con algún funcionario del Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana.

Además, se evitaría instalar 79 casillas electorales. Ahora bien, si los comicios servirán para elegir tres alcaldes o alcaldesas, 3 sindicaturas, 13 regidurías por la vía nominal y otras 8 asignadas de forma plurinominal, entonces por qué no se realiza la votación que está de moda y es la de mano alzada, como también han propuesto que se elijan a los jueces del Poder Judicial.

Tampoco se tendría el dilema de que el programa de Resultados Preliminares falle, se vaya la luz o se sabotee, y si de algo sirve, el recurso que se invertiría en las elecciones se ocupe para otros fines sociales.

A todo esto, la pregunta que habría que responder es ¿si hay alguna solución? pues muy sencillo: que se declaren nulas las elecciones y que se dé pase a la conformación de un Concejo Municipal. Efectivamente la situación no remedia el problema en su totalidad, pero sí se le da un respiro para que la autoridad estatal y federal intervengan para darle carpetazo final a los conflictos y se convoque a nuevas elecciones.

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