Héroes sin capa y funcionarios sin pudor

Una agente de Tránsito Municipal de Tuxtla Gutiérrez se puso la capa de héroe. La mañana del viernes, casi frente a las instalaciones de Canal 10, sobre el carril de baja del Libramiento Norte Poniente, llegó -como aquellas famosas series de Batman o Superman-, en el momento justo cuando una mujer estaba en labores de parto dentro de un taxi.

Ayudó a que una niña llegara a este mundo sana y salva. Una historia con la que todo Chiapas se enteró por los servicios informativos de Diario Media Group y de otros segmentos que se difunden por redes sociales.

La ocasión, sin duda, es propicia para ensalzar la labor de este departamento donde sus elementos, sino es que todos, están señalados con el dedo de ser parte de la corrupción en sus labores diarias de “vigilar” que los conductores de vehículos públicos y privados, no traspasen la línea de la normatividad que establece las leyes de tránsito.

La acción que se presentó en la capital tiene mucho mérito, por el simple hecho de que los agentes de Tránsito no están capacitados para enfrentar este tipo de “percances”, y, además, tiene más relevancia el que la agente Benidey González, haya reconocido ante este medio de comunicación que “se armó de valor” para enfrentar el caso y ayudar a que la niña haya nacido con bien.

En la historia ya conocida de este hecho, tanto Fanny, la señora que dio a luz como su bebé, fueron atendidas y llevados por elementos de los cuerpos de auxilio a su recuperación y valoración al hospital Pascacio Gamboa, donde inicialmente era su destino.

Del hecho surge una pregunta interesante que la propia autoridad debe de reconsiderar si es que no se ha hecho nada al respecto, ¿Reciben capacitación para enfrentar estos casos? ¿Cuánto dinero invierten para preparar a los hombres y mujeres de la corporación para enfrentar este tipo de acontecimientos? ¿Los cursos se hacen con regularidad?

La respuesta de la valiente Benidey indica que no, porque no es lo mismo armarse de valor que enfrentar la situación con conocimiento de causa.

Cierto, la mujer policía también es madre de familia y por su experiencia que ha tenido en sus partos, pues aplicó los conocimientos primarios que, hay que destacarlo, fueron básicos para que el alumbramiento fuera todo un suceso que le quedará grabado de por vida y que seguramente le estará contando en más de una ocasión a sus nietos.

Es bueno que estas historias se registren porque también ponen al descubierto la opacidad con la que los gobiernos municipales y estatales en el país se conducen. Los políticos, alcaldes, alcaldesas o el nombre que se le quiera dar al funcionario no deben tener limitaciones en su actuar.

Los ayuntamientos que cuentan con un gran número de elementos, que andan en las calles vigilando que todo se encuentre en paz y en normalidad, deben tener en cuenta que la preparación de sus elementos no sólo debe estar en que éstos conozcan de la A la Z los artículos del Reglamento de Tránsito.

Que, por cierto, en muchas ocasiones, en los enfrentamientos verbales y de impotencia que los conductores tienen cuando los infraccionan por obra y señal del jefe de la unidad municipal, se comprueba que tanto hombres y mujeres de la corporación están como “servidores públicos” por tráfico de influencias y recomendaciones.

Justo por ello, se presentan los actos impositivos de los agentes que tienen que cumplir con su tarea diaria de llevar cierto número de infracciones para que la caja chica del presidente municipal tenga de dónde agarrar para operar sus negocios. Esto último no lo dice Diario de Chiapas, sino que son palabras del propio Francisco Rojas Toledo, candidato perdedor a la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez, que en varias ocasiones ha dicho que de esta forma opera Carlos Morales Vázquez.

Es decir, los agentes de tránsito tienen que cumplir con llevar a los registros de las arcas municipales determinado número de sanciones. La gravedad de esta instrucción superior es que los trabajadores cumplen con la indicación por la sencilla razón de que, si no se quedan sin trabajo y, por lo tanto, pasan a formar parte de la corrupción.

El hecho de que la heroína Benidey haya contribuido a traer al mundo a una niña, sin tener los conocimientos básicos, manda el mensaje de que la autoridad municipal, la que tomará posesión el primero de octubre, debe asumir estos costos que dejó de hacer la administración de Morales Vázquez.

Eso sí, no lo dude, el presidente municipal aprovechará la ocasión para pararse el cuello y autorizar con su Cabildo un reconocimiento a la oficial.

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