Migración, la simulación andando
Los migrantes serían hoy en día los protagonistas de una película que retrate su viacrucis que padecen desde el primer día en que salen de su país de origen. Su papel en cada episodio sacaría lágrimas, incluso, a la persona más dura que existiese en este país o en este continente, pero, sin duda, el papel estelar, la estrella de la pantalla, sería el titular del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño.
Este personaje sí que si tiene los tamaños para que le valga todo lo que se dice en contra de él por su desempeño como titular de una institución que debe velar por la protección de las personas extranjeras que pisan el territorio mexicano.
Eso de que continúe en el cargo a pesar de que sobre sus espaldas haya una grave denuncia por ser parte de la muerte de 40 personas durante un incendio que se generó en el interior de la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, refleja que su permanencia no fue una decisión humanista y sensible. Al contrario, se hace todo lo posible para disfrazar que la investigación es “libre, sin el influyentísimo”.
En los hechos, a días de que haga un año la tragedia, todo indica que se le está protegiendo. No decimos que sea culpable, pero lo más razonable, y eso se práctica en cualquier parte del mundo cuando se presentan hechos tan lamentables como este, es que hubiese pedido licencia para separarse del cargo en lo que se desarrollan las investigaciones que determinen si hubo o no omisión de su parte por las medidas que se tomaron el día de la desdicha para las familias de los fallecidos y heridos.
No es posible que, a estas alturas del sexenio, se le siga encubriendo para que no llegue a declarar en la audiencia programada por el juez, quien a horas del citatorio la cancela debido a que hay un recurso de revisión pendiente sobre el caso relacionado con el amparo interpuesto por la defensa del titular del INM.
Si en la mencionada reforma al Poder Judicial Federal se insiste en regular los actos de tráfico de influencias que se presentan y a las que se someten los servidores públicos conservadores, entonces es necesario decirle a estos que defienden al funcionario del gobierno en el poder, que también la justicia debe ser pareja no porque lo vayan a refundir en la cárcel al titular de Migración, sino porque hay 40 personas muertas y otras tantas heridas, que esperan que haya justicia.
Hay quienes defienden a Francisco Garduño cuando dicen que están equivocados los que lo atacan porque las indemnizaciones del caso están al día y no tiene por qué reclamarse justicia. Quizás tengan razón en esta parte, pero en la mente, en el corazón, en la conciencia de los agraviados, está el derecho de exigir la anhelada justicia y no unos cuantos pesos que seguramente ya en este momento no tiene el recurso porque han pagado las “vueltas” que les hacen dar en el sistema jurídico-político mexicano.
En los medios nacionales se citan reflexiones de organizaciones sociales y de defensa de los derechos humanos que acusan que la Comisión de Víctimas del gobierno favorece al titular del INM y busca negociar en el caso del incendio en Ciudad Juárez.
Si esto se confirma, entonces el análisis que se hace da la razón a las indefensas familias que imploran justicia por sus muertos, pero a como se ven las cosas, será difícil que se les cumpla, debido a que está comprobado que los “peces gordos” de este sexenio que han sido señalados con el dedo de corrupción, gozan de “cabal salud”.
De ahí que a propósito del tema del hacinamiento que padecen tuxtlecos y los propios migrantes, en su mayoría venezolanos, que se ubican en la capital Tuxtla Gutiérrez, donde han formado prácticamente una “colonia”, como lo dio a conocer oportunamente Diario Media Group, éste será un problema que va para largo, así que ante la incompetencia de las máximas autoridades que encabezan el Instituto Nacional de Migración, es mejor que nos vayamos acostumbrando a vivir este tipo de situaciones.
Casos que por cierto no sólo lo padecen ciudades como Tapachula y la capital chiapaneca, sino entidades del centro y norte del país, donde están asentados núcleos poblaciones de personas extranjeras a las que difícilmente les extenderán visas para llegar a la frontera con Estados Unidos. Una utopía a la que se aferran los hombres y mujeres migrantes y que han dicho, lucharán aún así sea a costa de su vida.
Este problema migratorio sin visos de solución es simplemente la simulación andando de un instituto que lo que debería hacer la máxima autoridad es desaparecerlo pues su funcionamiento es un “cero a la izquierda”.