Confianza en la LXIX Legislatura, no más personajes que se hagan “patos”

El primero de octubre, exactamente dentro de 19 días, asume la LXIX Legislatura del estado de Chiapas y sus retos, por los votos que obtuvieron en las urnas que les dieron legitimidad, están más que comprometidos a borrar el mal sabor de boca que han dejado algunos diputados y diputadas en su accionar para darle certidumbre a su labor y garantías de un mejor progreso para los chiapanecos.

La nueva legislatura tiene en sus manos la oportunidad de contribuir con sus leyes a que haya seguridad pública, un rubro muy maltratado en los últimos doce meses, pero, además, debe entenderse que su funcionamiento debe darle paso no sólo al diálogo con las demás fuerzas políticas, sino dejar de lado la egolatría de que será mayoría Morena y sus aliados y evitar avasallar las propuestas de la oposición, negándoles la oportunidad de que presenten sus opciones.

Los nuevos diputados y diputadas no deben copiar el modelo que ha emprendido la LXV Legislatura federal de querer todo, obstaculizando lo que los adversarios de Morena, el PRI, PAN y Movimiento Ciudadano, proponen para contribuir a la vida democrática y social del país.

Cierto es que el diálogo debe ser la prioridad, pero como Morena domina las curules y las decisiones políticas, serían extraordinario que se den la oportunidad de escuchar a las otras bancadas, y sobre todo, que se aboquen a rescatar las iniciativas “escabrosas” que la legislatura saliente está dejando archivadas o encajonadas, en el sentido de que no se decidieron a formar parte de la historia.

El diputado del Partido Verde, Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, quien se perfila para encabezar la Junta de Coordinación Política del Estado, está consciente y ojalá se cumpla, de que en el Congreso del Estado “deberá existir mucho diálogo y consenso en los temas que más interesan a la sociedad que se desahoguen”.

Ojalá que lo que pregona, en el sentido de haya consensos entre las bancadas, permita, esta vez, cristalizar una agenda legislativa que beneficie a todos los chiapanecos, pues no sólo hace falta trabajar en ello, sino que necesario que los representantes del pueblo respondan a la confianza que en ellos depositaron en las urnas.

Claro, habría que fijar reglas de que no haya protagonismo, que sólo se esté utilizando la tribuna para presentar iniciativas que sólo quieren llamar la atención más no que resuelvan los problemas torales que padece Chipas.

El mejor ejemplo es lo que hizo el diputado de Morena, el pluri de Raúl Eduardo Bonifaz Moedano, que subió a la máxima tribuna la nada despreciable suma de 123 veces para presentar igual número de iniciativas, pero, aunque usted no lo crea, sólo le autorizaron 4. Las demás, sería lógico pensar, se trataría de pura paja, aunque él aduzca que se debió al descuido para turnarla a las comisiones y analizarlas.

Temas pendientes hay para echar para arriba. Están la despenalización del aborto, la reforma al Código Penal para el Estado de Chiapas donde se tipifique como delito de feminicidio la agresión con ácido a mujeres; la aprobación de la Ley Karla que tiene que ver con la necesidad de que los servidores públicos nos interrumpan los procesos de investigación y los procesos penales por los feminicidios; castigar a la pornografía infantil; reconocer la partería tradicional, la Ley de Atención al Espectro Autista, la que debería obligar a particulares a establecer espacios dignos para rehabilitar enfermos y adictos a drogas, así como una veintena más que se quedaron en el tintero

El trabajo de la Mesa Directiva y de la Jucopo no debe estar de adorno, al contrario, es una alta encomienda que no sólo sirve para acompañar al Ejecutivo a los eventos oficiales, tomarse la foto y decir que están trabajando, no, eso no es así.

Como tampoco se vale que por lo menos una docena de mujeres y hombres de la legislatura que se va no hayan presentado una iniciativa ante el pleno. Eso si que no es tener vergüenza, aunque hay otro tanto que apenas le dio tiempo para proponer una. Sin embargo, tuvieron el cuidado de disfrazar su aportación apoyando otras y así su nombre aparecía en la contabilidad.

Lo interesante de la LXIX Legislatura es que por lo menos, creemos que puede hacer mucho Avendaño Bermúdez, quien tiene la experiencia suficiente para enderezar el barco. A Chiapas le hace falta voces comprometidas con el pueblo y que no sólo piensen en llegar a presumir.

Los chiapanecos ya están cansados de ello. Ojalá que haya esa disponibilidad para hacer de Chiapas un estado que brinque en los primeros planos en cuanto a productividad legislativa. Creemos que el tiempo ha llegado, no más representantes del pueblo que se hagan patos.

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