¡Habemus Papa! La designación de León XIV al frente de la Iglesia

EDITORIAL

Finalmente, este 9 de mayo el cónclave culminó y con ello se designó al nuevo jerarca de la Iglesia Romana Apostólica, Robert Francist Prevost Martínez, quien usará el nombre de León XIV, siendo el primer estadounidense y peruano en ocupar la estafeta del Santo Pontífice.

Nuevamente, se hace historia con esta designación, ya que, desde Joseph Ratzinger, ningún europeo ha ocupado el puesto, permitiendo mayor pluralidad y nuevas caras al frente de esta antigua institución religiosa.

Asimismo, al momento de dirigirse al público, este lo hizo en español, dando un mensaje esperanzador y optimista; claro, en la era digital y de las redes sociales, la multitud estuvo ansiosa de ver el veredicto del cónclave, siendo la humarada blanca un momento insólito para las nuevas generaciones, y aún más visto que la designación de Benedicto XVI hace exactamente 20 años.

Por otra parte, su designación ocurre en momentos turbios en la geopolítica y en deserción religiosa que ha mermado a adeptos de la Iglesia cada día. Para el caso de la política internacional, la nacionalidad del nuevo Papa, el tema de los aranceles sigue en pie y más aún por su origen, resulta curioso, ya que Estados Unidos no se caracteriza por ser un país católico, siendo el cristianismo protestante parte de su identidad.

La otra preocupación por parte de los feligreses, fue que en la designación del Papa esta recayera en un adepto a la extrema derecha, de los cuales varios que sonaron eran representantes de estas ideas, lo cual en estos contextos actuales podría resultar contraproducente a las reformas y progresismo que Francisco instauró en su mandato.

Y un factor, podríamos considerarlo insignificante y ridículo, es la designación de un Papa “afrodescendiente” o de color; desde el cónclave de Benedicto, la idea de que una persona no blanca esté al frente de la Iglesia, por no decirlo así, ha generado debates racistas, partiendo de una supuesta profecía de que un “Papa Negro” traerá consigo el fin de los tiempos, pero con las redes sociales y la viralización de la “tía panista” que comparte Piolines en el grupo de WhatsApp, estos prejuicios siguen prevaleciendo.

Otro punto a considerar, es la disminución de adeptos no a la cristiandad, sino en la Iglesia Católica, que ante la decepción de sus autoridades, los casos de abusos y demás crimines que la institución ha participado, las denominadas sectas, evangélicas, La Luz del Mundo y demás, ganan terreno; eso sí, replicando los mismos crímenes (incluso de peor manera) que la institución que instauró San Pedro.

Entonces, la misión de León XIV ya no es de generar más adeptos, la cual resulta imposible para estos días, sino purgar a la institución de los males a los que ha estado atenida desde hace siglos; también, en hacer de esta institución la guarida de los desamparados, desprotegidos y marginales, tal y como se planteó desde que se fundó hace dos mil años.

Respecto a su activismo político, la Iglesia dado el laicismo en varios países, no debe intervenir, pero si dar una postura ética, imparcial y un mensaje de paz para generar la concordancia y tranquilidad que el mundo merece.

En fin, que esta nueva era papal sea de gran dicha para Robert y los feligreses, deseándole lo mejor para que las cosas vayan bien.

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