En el corazón del Mercado de Ocozocuautla, se destaca la figura de Doña Asunción, una vendedora arraigada en la comunidad.
Lucía Trejo/ Diario de Chiapas
Doña Asunción lleva 52 años de su vida entregada a la venta de pozol, melcocha y dukces regionales
En el centro de Ocozocuautla de Espinosa, Chiapas, se encuentra el Mercado Público “Manuel Velasco Suárez”. En ese centro de abastos, entre los puestos, resalta Doña Asunción Hernández Ovando, una mujer arraigada como las raíces mismas del mercado.
Siempre sonriendo y platicadora, Asunción ha dejado huellas en los pasillos del mercado. Sus manos, labradas por el tiempo y el trabajo, son la manifestación de 52 años de su vida entregada a la venta de pozol, melcocha y diversos dulces regionales.
Asunción ha sido testigo de los altibajos de la vida, pero su pasión por su oficio no la han dejado caer. Cocer nixtamal y dorar cacao por las mañanas se han convertido en un ritual sagrado de su diario vivir, expresa.
Sin embargo, en la cotidianidad del mercado, hay algo que atraviesa el tejido de la vida de Asunción: la política. Para ella, el período electoral está lleno de emociones porque los candidatos se acuerdan de visitar los pasillos del mercado, exclama.
Con humor, Asunción espera ansiosa la llegada de los candidatos, quienes, interesados por ganar los votos, buscan el apoyo popular. Su entusiasmo es tal que tiene una poesía para recibirlos:
“Vuela, vuela golondrina, vuela vuela sin parar, a buscar ese voto que te llevará al palacio municipal, cuando estés en la presidencia, no te me vayas a rajar.”
Entre risas, Asunción recuerda las necesidades de su pueblo, de su gente, de más de 400 locatarios, locatarias y comerciantes informales que han sido ignorados. Por ello, invita al próximo alcalde de Ocozocuautla de Espinosa a que la tentación no le gane y, si van a robar, que roben poquito, no mucho.
