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Jorge Vázquez Gómez vazquez_gomezj@hotmail.com

La ganadería bovina señalada como la mayor causante del cambio climático global

Según los expertos en el tema se estima que una vaca adulta de raza lechera en explotación intensiva, produce en promedio unos 350-400 litros de gas metano diario.
Recientemente, los países líderes del mundo, están sumamente preocupados por los varios y recientes eventos climatológicos que se han dado en varios países del mundo que han causado graves daños a ciudades a sus habitantes e infraestructura socioeconómica. Tal como se ha dado en el centro de Europa, China, India, Pakistán, entre otros como E.U.A, Canadá, el Norte de México, se han presentado intensos periodos de fríos y elevadas temperaturas, intensas lluvias y olas de calor o frio que está preocupando en mucho a estos y otros países que estiman se darán en el futuro próximo.
Se han publicado recientemente que las autoridades de EE.UU. y de la Unión Europea acaban de poner la piedra fundamental de una serie de políticas destinadas a disminuir el hato ganadero llamado “Compromiso Global de Metano”, dado que pretenden reducir, hacia 2030, las emisiones de metano ganadero en al menos un 30% respecto de los niveles presentes en 2020.
Tal como se explica en diversos artículos, la iniciativa representa un riesgo enorme para todas las naciones con base ganadera porque, al momento de contabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) considera que una molécula de metano (CH4) calienta tanto como 28 moléculas de dióxido de carbono (CO2).
Por otra parte, si bien existe abundante evidencia científica que indica que el metano emitido por bovinos forma parte de un ciclo natural que se recicla en el ambiente, el estándar establecido por el IPCC considera que los eructos y flatulencias que emiten los vacunos es una de las mayores fuente de la emisión de CH4 son tan o más peligrosos que las emisiones de origen fósil y que permanecen en la atmósfera durante décadas y por lo tanto, son acumulativas y contribuyen así a ser uno de los principales impulsores del cambio climático.
El comunicado oficial de la Unión Europea remarca que 103 naciones ya firmaron el “Compromiso Global de Metano” y que las mismas representan el 70% de la economía mundial. Pero el dato central que no debemos dejar pasar es que India, China, Rusia y Australia no firmaron el “compromiso” ni lo firmarán, y se trata de las naciones con los mayores hatos bovinos.
El gobierno australiano denunció la acción sin rodeos al afirmar que “en la actualidad casi el 50% de las emisiones anuales de metano de Australia provienen del sector agropecuario, donde no existe una forma asequible, práctica y a gran escala de reducirlo a menos que sea sacrificando total del hato nacional”. ¿Entonces? Muy claro: el objetivo detrás del “compromiso” es “el fin de la industria de la carne bovina”. Este compromiso fue rechazado tajantemente por Australia y Nueva Zelanda porque uno de sus principales fuentes en su economía se basa en su ganadería.
India, país que encabeza la lista, considera que los vacunos son sagrados y, por lo tanto, no sólo prohíbe su sacrificio, sino también su maltrato. China no puede prescindir de una sola cabeza de ganado porque tiene un enorme déficit de producción de proteínas que debe ser cubierto con crecientes importaciones. Rusia ya tiene bastante con las regulaciones que debe (o debería) cumplir su industria hidrocarburífera como para sumar otro problema que además ponga en riesgo su seguridad alimentaria. EE.UU., la UE-27 y Canadá los tres firmantes del “Compromiso Global de Metano” si bien cuentan con importantes rodeos bovinos, disponen de muchos otros sectores económicos con capacidad para compensar las emisiones generadas por el sector vacuno y, no menos importante, EE.UU. y la Unión Europea tienen además a mano la “máquina” para fabricar” dólares o euros que permite financiar soluciones tecnológicas o bien la compra de créditos de carbono. Tienen, por decirlo de alguna manera, la “vaca atada”.
Brasil, por su parte, aceptó firmar el “compromiso” porque planea dar pelea con un programa (“Plan ABC”) que intentará compensar las emisiones generadas por los bovinos con la recuperación de pastizales degradados, la intensificación agrícola con esquemas regenerativos y la recuperación de bosques, entre otras medidas. Sabe que tiene entre manos un desafío enorme. Pero aceptó salir a jugar. Pero ni Brasil, ni Argentina, (ni México) otras de las naciones firmantes, en cambio, no tiene ningún plan orientado a mitigar las emisiones de metano generadas por su hato nacional bovino a menos, claro, que la intervención de mercado y las políticas mundiales los obliguen.
Varios países del primer mundo como EUA, están impulsando la tecnología de producir carne artificial a partir de una célula animal cultivada en cajas Petri, como ya se está dando con la carne de pollo, luego será bovina, porcina, etc.

OTRAS FUENTES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO


Desde hace varios años y más ahora se han detectado que en el subsuelo marino y el permafrost polar existen abundantes depósitos de gases GEI de gran importancia por su potencial de contaminación de la atmosfera terrestre y de causar (acelerar), el cambio climático que tiene preocupados a los expertos en meteorología, climatólogos, por su elevado potencial de impulsar el cambio del clima mundial.
Sobresalen el metano y el CO2. El primero se ubica en la atmósfera y el subsuelo helado de los polos (permafrost) y el otro es el CO2 acumulado en la materia orgánica del suelo y en el fondo de los océanos cuya concentración se eleva al aumentar la deforestación masiva de bosques y selvas.
Solo para tener una idea, si se estima que un bovino en promedio liberara 300 litros de metano al día y considerando que existen 1, 011 millones de cabezas bovinas se producirán 303.3 millones de m3 diarios de metano, un volumen muy elevado del gas que acrecentará en mucho la temperatura de la atmósfera más allá del 1.5 ppm que los expertos han señalado como máximo deseable para las próximas décadas.
Por ello la importancia de cambiar el enfoque de la ganadería tradicional hacia la ganadería ambiental como lo ésta haciendo el Dr. Rene Pinto y un equipo de expertos en la facultad de Ciencias Agronómicas de UNACH en Chiapas.

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