Alejandra Atrisco, la artista urbana, transforma un muro de Tuxtla Gutiérrez en un espacio de expresión infantil y empoderamiento femenino
Ainer González / Diario de Chiapas
En Chiapas, el arte urbano se manifiesta en cada rincón del estado.
El grafiti, históricamente atribuido al género masculino, ha sido también un tipo de expresión artística poco comprendida y, en muchos casos, estigmatizada. Sin embargo, artistas mexicanos han comenzado a transformar esta narrativa, utilizando el muralismo para contar historias que hoy recorren el mundo.
Tal es el caso de Alejandra Atrisco Amilpas, artista urbana originaria de Chimalhuacán, Estado de México, quien actualmente realiza un mural en la colonia Plan de Ayala, en Tuxtla Gutiérrez.
“En el Caribe tengo murales, en La Paz, en todo el sur; he tenido la oportunidad de viajar a otros países. Acabo de pintar en Lisboa, estuve compartiendo en la Embajada de México”, compartió Alejandra.
Socióloga egresada de la UNAM, Alejandra ha perfeccionado su técnica durante ocho años en el ámbito del grafiti, recorriendo diversas ciudades y países donde ha dejado su huella artística. Su obra tiene una constante: el empoderamiento femenino y el reconocimiento de las mujeres como creadoras y protagonistas del arte urbano.
“Este mural que estoy elaborando está en el mero corazón de la colonia Plan de Ayala, en Tuxtla. Tiene que ver con las niñas, la igualdad de género, el reconocimiento y la creatividad”, explicó.
La obra forma parte del proyecto de la Asociación Civil Vientos Culturales, titulado “Nosotras en Altavoz”.
Antes de comenzar el mural, Alejandra ofreció un taller a niñas, niños y adolescentes, quienes compartieron sus gustos, sentimientos e inquietudes. Con base en esas experiencias, la artista diseñó una obra mural ubicada en la Escuela Primaria Plan de Ayala.
“Usé mi estética y paleta de color para crear una propuesta a gran escala. El mural mide 30 metros de largo por 2.5 de alto, y lo hemos construido junto con las niñas, para que vivan la experiencia del arte y el grafiti”, detalló.
Además de reflejar las emociones de la infancia, Alejandra busca visibilizar el grafiti como una forma de arte valiosa, asegurando que no debe ser considerado negativo, siempre que se canalice hacia fines constructivos y expresivos.