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Ainer González / Diario de Chiapas
A pesar de las diversas leyes que se han creado y reformado en México para defender y promover los derechos de las comunidades indígenas, activistas, organizaciones indígenas y población en general continúan manifestando su indignación e inconformidad con marcas —de moda— internacionales que alteran y/o plagian textiles de diversas comunidades indígenas de Chiapas.
Las marcas de diseño de moda lo volvieron hacer. La empresa minorista de ropa francés Dior, volvió a generar polémica luego de presentar la colección “Crucero 2024” en el que modelos lucieron una prenda similar al “pok’u’ul”; vestimenta tradicional de las y los habitantes de Zinacantán, pero con alteraciones en los bordados y omisión de elementos clave del textil indígena.
De tal forma, la directora general del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (Coneculta), Matza Matanto Zepeda, dio a conocer que la promoción de textiles chiapanecos por parte de marcas internacionales (dando el reconocimiento a los autores o autoras de las piezas) no es un problema, sino, que el inconveniente o contrariedad recae en que los diseñadores o marcas restan importancia al verdadero significado que cada bordado tiene y con ello, quien adquiere las prendas —a través de la marca— desconoce el verdadero proceso, y lo que implica llegar al producto final.
No obstante, la marca argumentó que cada diseño se trabajó en conjunto con artesanas y artesanos no sólo de municipios de Chiapas, también de otras entidades, esto con la finalidad de darles el crédito.
En este contexto, la directora de Coneculta Chiapas, expuso que el interés de marcas internacionales para trabajar en conjunto con artesanos no es el problema, el verdadero problema radica en que no se explica con exactitud la importancia de cada bordado y lo que implica para cada familia realizar una sola pieza, pues lo que más resalta es la marca que la está exponiendo y se pasa desapercibido el valor inmaterial que cada prenda tiene.
“Cada cosa que identifica a un pueblo tiene detrás toda una simbología y eso lo vuelve mucho más complejo… se debe visibilizar lo complejo y no llevarlo a un canal donde pueda ser banalizado”, opinó la funcionaria estatal.
El pok’u’ul es una vestimenta tradicional que ha sido utilizada durante generaciones en Zinacantán, y posee un profundo significado cultural y simbólico para la comunidad indígena tsotsil. Se compone de una túnica de algodón con bordados elaborados a mano, que reflejan la identidad y cosmovisión de quienes la portan.
Aunque, en el desfile de Dior, el pok’u’ul fue promocionado con un par de ajustes, lo que generó una serie de críticas por parte de activistas y defensores de los derechos indígenas, ya que los ajustes de la prenda incluyó la alteración en los diseños de los bordados con el uso de materiales distintos al algodón, y al omitir elementos clave de la vestimenta original del pueblo de Zinacantán.
Cabe recordar que, la Secretaría de Cultura han manifestado su inconformidad con las marcas: Louis Vuitton, Carolina Herrera, Isabel Marant, Zara y otras más, por el presunto plagio de expolio cultural a las comunidades, esto tras asegurar y denunciar a las empresas de violar los derechos de propiedad intelectual de las comunidades indígena

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