Edén Gómez Bernal / Diario de chiapas
El consumo de alcohol actualmente está generando problemas que ponen en riesgo la estabilidad y la salud familiar. Aunque es común que se consuma esta sustancia en reuniones sociales, también hay quienes desarrollan dependencia, lo que puede desembocar en alcoholismo.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran 3.3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol. Esta práctica es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos, incluidas enfermedades infecciosas como la tuberculosis y el VIH/SIDA.
Es importante destacar que este problema acarrea una carga social y económica significativa, afectando a familiares, amigos y colegas de trabajo, así como al sistema de salud. Entre las consecuencias se encuentran trastornos mentales, cirrosis hepática, diversos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y lesiones derivadas de la violencia y los accidentes de tránsito.
Sin embargo, es responsabilidad de los gobiernos formular, aplicar, vigilar y evaluar políticas públicas para reducir el consumo nocivo de alcohol. Esto implica regular la comercialización, restringir la disponibilidad de bebidas alcohólicas, reducir la demanda y llevar a cabo programas de tamizaje e intervenciones breves para disminuir el consumo riesgoso.
Es importante destacar que la situación actual del consumo de alcohol en México se encuentra por debajo del promedio de los principales países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y ha permanecido estable en los últimos 30 años.
Las autoridades señalan que este tipo de situaciones impacta no solo en el individuo consumidor, sino también en la dinámica familiar, afectando a la pareja, los hijos o los padres. Por lo tanto, es necesario implementar programas que brinden apoyo a todas las personas involucradas para superar esta problemática.
