Alto Mando
Miguel Ángel Godínez García
Primero fue Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, quien acusó públicamente a la presidenta Claudia Sheinbaum de incitar protestas anti-Trump en Los Ángeles. Ahora, el turno fue de Pam Bondi, fiscal general de Estados Unidos, quien elevó el tono al grado de calificar a México como “adversario extranjero”. Así, sin matices, al mismo nivel de Irán, Rusia y China.
“Nos defenderemos de cualquier adversario extranjero que busque matarnos física o moralmente, incluso con sobredosis”, dijo Bondi en el Senado norteamericano. México fue incluido como una amenaza existencial para Estados Unidos por su papel —directo o indirecto— en la cadena global del fentanilo, una droga que mata a más de 100 mil estadounidenses al año.
El señalamiento no es gratuito. La Casa Blanca ha endurecido su narrativa. Trump insiste en enviar tropas a México para combatir a los cárteles de la droga —a los que ya llama “terroristas”—. La negativa del gobierno mexicano, bajo el argumento de la soberanía, ha obligado a Washington a buscar rutas alternas: acusaciones legales, sanciones financieras, bloqueos comerciales. No necesitan invadir; con el Departamento del Tesoro, la DEA y la CIA les basta.
El golpe más reciente: el Departamento del Tesoro acusó a tres instituciones financieras mexicanas —CIBanco, Intercam y la casa de bolsa Vector— de jugar un papel clave en el lavado de millones de dólares para el Cártel de Sinaloa. Vector, fundada por Alfonso Romo, exjefe de la Oficina de la Presidencia en el sexenio de López Obrador, fue incluso señalada como intermediaria en el envío de sobornos a Genaro García Luna, hoy condenado por narcotráfico.
Es inevitable preguntarse: ¿qué sabían las autoridades mexicanas? ¿La CNBV, la UIF de Pablo Gómez, la SHCP? ¿Nadie detectó nada? ¿O el sistema mexicano solo funciona para perseguir opositores?
La respuesta hasta ahora ha sido tibia. La presidenta Sheinbaum minimizó los señalamientos. Dijo que “no hay pruebas” de lavado por parte de la financiera de Romo. ¿Y si sí las hay? ¿Acaso Estados Unidos haría acusaciones de ese calibre sin sustento? Hablamos de instituciones como la DEA, el FBI, el Tesoro, la CIA. Washington no tiene por qué compartir sus expedientes con un gobierno en el que, sencillamente, no confía.
El caso Vector podría ser el inicio de algo mayor para la 4T, más aún si se considera que Édgar Amador, actual secretario de Hacienda, trabajó en esa misma casa de bolsa. Pero lo más grave no es el señalamiento de EU, sino la respuesta del gobierno mexicano: silencio institucional, sospechoso. Defender bancos sin revisar expedientes, desestimar acusaciones sin investigar. ¿Qué más necesita ocurrir para que la 4T reconozca que la corrupción y el narcodinero no son monopolio del pasado?
En los próximos días podrían surgir más nombres, más cuentas, más vínculos. Lo que está en juego no es solo la relación bilateral ni la lucha contra el narcotráfico. Está en juego la credibilidad del gobierno mexicano, que prometió ser diferente, pero hasta ahora se ha limitado a proteger a los suyos, incluso cuando las alarmas suenan desde Washington.
* La aprobación de la nueva Ley de la Guardia Nacional en la Cámara de Diputados representa una reconfiguración del aparato de seguridad pública y, al mismo tiempo, limita las funciones de Omar García Harfuch, como secretario de Seguridad Pública. Con esta decisión legislativa perdió la única fuerza operativa sobre la que tenía alguna ascendencia real. La Guardia Nacional pasa a ser absorbida por la Defensa Nacional, dejando fuera a cualquier civil con capacidad de mando o dirección en materia de seguridad pública, bajo la lógica de que sólo el Ejército puede garantizar el orden en un país sacudido por el crimen organizado.
* La fiesta de San Juan Bautista, en Irapuato, terminó con una masacre. 12 personas fueron acribilladas. Señalaron las autoridades, incluida la presidenta Sheinbaum, que se trató de un enfrentamiento. Los involucrados son los cárteles de Santa Rosa de Lima y el CJNG. Una más de las cientos de masacres que suceden en el país y que en su mayoría quedan impunes.
De Imaginaria. Con trabajo de inteligencia y acciones precisas, el Ejército mexicano dio severo golpe al narcotráfico. En cuatro estados decomisó armas, municiones y droga por cerca de 400 millones de pesos.