• Spotify
  • Mapa Covid19

César Yáñez, Yamil Melgar y Juan Óscar Trinidad, tienen una sobresaliente carrera política

Comentarios Políticos

Armando Domínguez

Para comenzar… Con la nueva designación de César Yáñez Centeno y la reciente contratación de Amador Rodríguez Lozano, queda bastante claro que las grandes apuestas del presidente Andrés Manuel López Obrador rumbo a las elecciones del 2024 son Adán Augusto López y Claudia Sheinbaum. Como todos sabemos, César Yáñez fue nombrado como subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de Gobernación. Esto ocurre después de casi cuatro años de haber estado relegado en la Coordinación General de Política y Gobierno de la Presidencia de la República. Para muchos esto hace pensar que el presidente tal vez ya le perdonó a Yáñez la ofensa de su boda que contradecía el discurso de la austeridad republicana, y por ello lo ha colocado en una posición más pública y sobresaliente. Aunque conociendo de antemano que César Yáñez fue por más de 20 años uno de los personajes más cercanos del presidente y una pieza fundamental que lo acompañó en tres ocasiones como vocero en las campañas de 2006, 2012 y 2018 por la presidencia, es más atinado pensar que su cambio fue para reforzar la estrategia electoral en apoyo al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien ha sido considerado uno de los posibles sucesores de López Obrador. En ese mismo sentido va el nombramiento de Amador Rodríguez Lozano, quien desde hace unos días ocupa la recién creada Coordinación General de Relaciones Interinstitucionales en la administración de Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México. Por donde se vea, los dos nombramientos son cuestionables. Sin embargo, en un análisis más meticuloso podría decirse que el hecho de haber sacado a César Yáñez del puesto de castigo en el que estuvo desde el primero de diciembre de 2018 fue para que pasara lo más desapercibida posible la designación de Rodríguez Lozano. No lo sé de cierto, pero piénselo un momento. Pues de los dos movimientos, ¿Cuál fue el más vistoso? Obviamente, el de Yáñez, siendo integrado al equipo élite, protegido y favorito del presidente López Obrador.

A los chiapanecos nos ha tocado vivir las consecuencias de gobiernos irresponsables que, con la complicidad del Congreso del Estado, han llevado a la ruina a Chiapas, endeudándolo hasta las cachas y cometiendo todo tipo de atrocidades y acciones autoritarias. Es por eso que hoy cobra mucha mayor relevancia la autonomía de los poderes y los contrapesos. Es de reconocer que a diferencia de otros tiempos los actuales diputados han asumido un compromiso auténtico con la sociedad, cumpliendo con su función de representar los intereses de los ciudadanos y desarrollando una agenda legislativa propia. El diputado Yamil Melgar, presidente de la Junta de Coordinación Política, entendió la indignación de los excesos que hemos observado durante muchas legislaturas. Para empezar, quitó el boato parlamentario. Ya no están los diputados que se trasladaban en enormes camionetas, los que se hacían acompañar por un ejército de escoltas, los que se llenaban de asesores con sueldos de hasta cuarenta mil pesos mensuales cada uno, los que se hospedaban en hoteles gran turismo bajo el pretexto de realizar gestiones en la capital del país y los que eran los clientes de los restaurantes más finos. Aquellos diputados creían que ese era el poder. Celebro que se hayan eliminado estos lujos, pues los excesos con cargo al erario público eran –y siguen siendo- una grosería para los ciudadanos, especialmente los más pobres. En esto tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador, de que no puede haber gobierno rico y pueblo pobre. Esto, sin embargo, no es una cosa menor, representa tan sólo una pequeña parte del cambio que vemos en el Congreso local. Otro aspecto relevante es la nueva relación que existe entre los poderes del Estado. En los tiempos actuales vemos a un Poder Legislativo aliado del Ejecutivo, que respalda la política del gobernador, pero no en el sentido de subordinación. Hay colaboración, respaldo, pero dentro de un marco de respeto mutuo, legalidad, congruencia y autonomía. Yamil Melgar Bravo ha sabido mover al Congreso local. Ha logrado conjuntar a los diputados del partido gobernante con los de la oposición en una agenda que lleva por delante proteger y velar por los intereses de los chiapanecos. Por eso vemos a los legisladores teniendo reuniones de trabajo en conjunto con funcionarios de todos los órdenes de gobierno y distintas organizaciones tanto públicas como privadas para ver los avances en materia de derechos humanos, salud, combate a la violencia de género, migración. Asimismo, siendo vigilantes de la rendición de cuentas, exigiendo transparencia en el ejercicio de los recursos, fomentando los derechos de las mujeres, incentivando las habilidades educativas y tecnológicas en la niñez, entre otros. Imposible negar el mérito que tiene el diputado morenista por haber tejido con discreción y paciencia los acuerdos que hicieron posibles reformas importantes. Como las que tienen que ver con el Código Civil, la Constitución estatal y diversas leyes en el estado. Reformas que buscan, entre otras cosas, fortalecer a las policías municipales, la actuación, eficiencia y cumplimiento de las obligaciones de las administraciones municipales. También proteger y restaurar nuestras reservas naturales, humedales, montañas, ríos. Y algo muy importante son las iniciativas aprobadas para salvaguardar los derechos de las niñas, niños y adolescentes, que merecen tener un desarrollo integral, seguro, feliz y con oportunidades. ¿Dónde está el mérito del diputado Melgar? Está en haber logrado abrir el espacio para el debate, para la aportación de ideas, para la negociación con los diferentes grupos partidistas y dirigir la agenda. Este logro es, sin duda, notable. Y crea un nuevo paradigma del entendimiento político, del quehacer legislativo y de la responsabilidad que tiene y con la que debe cumplir todo legislador.

Para finalizar… Juan Óscar Trinidad tiene una sobresaliente carrera política. Pocos como él pueden decir que conocen a Chiapas de extremo a extremo, que han recorrido todos sus municipios, sus pueblos, sus comunidades, que han estado allá donde ningún político catrín pondría un pie con sus zapatos elegantes, por temor a mancharse. Esta parte de su vida le ha permitido, asimismo, tener un conocimiento pleno y preciso de las necesidades que presentan cada rincón del estado, cada clase social, cada población en particular. Es este conocimiento un tesoro invaluable para todo aquel o aquella que pretenda hacer algo por mejorar las condiciones de vida de los chiapanecos. Sin embargo, el oriundo de Tonalá también disfruta de una importante trayectoria en el ámbito del Derecho. Se graduó como abogado por la máxima casa de estudios del país, la Universidad Nacional Autónoma de México, y ha ejercido la profesión por largos años con honestidad, celo profesional y ética. Ha sido un integrante de gran valor para distintos colegios de abogados, de notarios y hace algunos años le tocó encabezar la Comisión Estatal de Derechos Humanos, donde logró palpar las fibras más sensibles de nuestra sociedad y donde reafirmó su convicción por el servicio a los demás. Esta conjunción de ideales, experiencia y trayectorias, lo llevaron a darle continuidad y fortalecer todo aquello que se había alcanzado en el Poder Judicial durante la gestión del hoy gobernador Rutilio Escandón Cadenas. Y hasta ahora ha hecho honor a las palabras que pronunció en su toma de protesta como magistrado presidente: “La justicia no se vende, no se compra, y lo que queremos justamente es seguir actuando con imparcialidad, respetando el trabajo y autonomía de los jueces y magistrados”. En esta nueva etapa para la casa de la justicia de Chiapas hay que reconocer que la integración de todo el Poder Judicial avala un equilibrio que ha sido útil a la sociedad y a la Constitución. Pues no se gobierna por consenso, tampoco la justicia obedece a la opinión pública o publicada; lo relevante en este momento es la firmeza con que se imparte justicia a los chiapanecos. Igual de relevante es el hecho de que semanas antes del inicio de la administración del gobernador Rutilio Escandón se concretó una relación respetuosa, armoniosa y de colaboración entre ambos servidores públicos, vínculo que además de estar alejado de los viejos vicios del pasado ha logrado una expresión a la altura de las mayores aspiraciones del Chiapas contemporáneo. La importancia de la autonomía respecto al gobernador del estado, parte de la convicción democrática tanto del Ejecutivo como de Trinidad Palacios, quienes desde sus respectivas responsabilidades han buscado un auténtico equilibrio de poderes. La expectativa fue eliminar toda forma de interferencia o intervención del uno hacia al otro. Y esto ha permitido, además de la consagración de los contrapesos necesarios en nuestra sociedad democrática, la construcción de una agenda de trabajo cuyo objetivo central es cumplirle a Chiapas. Por lo mismo, lejos han quedado ya los escándalos de corrupción, por tráfico de influencias, nepotismo y servilismo. No es más que un amargo recuerdo el hecho que desde el Poder Judicial se operaban cacerías políticas en contra de los opositores de los gobiernos pasados. Han distinguido la labor de Juan Óscar Trinidad Palacios al frente del Poder Judicial, tanto por sus logros alcanzados en materia jurisdiccional como por los avances en el Nuevo Sistema de Justicia Penal. No obstante, el magistrado presidente también ha honrado con creces el oficio y su magistratura, y prueba de ello es que la institución funciona de manera colegiada. No es sólo la singularidad de la biografía del presidente lo que la enaltece, sino los resultados del conjunto. El Poder Judicial es un organismo virtuoso por su capacidad de conciliar justicia y constitucionalidad; servicio y legalidad. En la gestión de Trinidad Palacios es perceptible que la institución no ha adoptado la agenda política de los poderosos, sino que se ha mantenido como defensor de la Constitución y de los derechos humanos. Si antes era un poder sin legitimidad, frágil, vulnerable y disponible, ya no lo, es más. Ha fortalecido la transparencia, comunica más y de mejor manera y siempre rindiendo cuentas a la sociedad. Todo lo alcanzado en estos años en el Poder Judicial es una buena noticia y un buen augurio para los chiapanecos, lo mismo que las aportaciones de Trinidad Palacios y de quienes ahí sirven inspirados en los mejores valores de la justicia.

¿Cómo ve?

Así las cosas…

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *