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19 de julio de 1979 triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua

Dr. Gilberto de los Santos Cruz

En 1961 se funda en Nicaragua el Frente Sandinista de Liberación Nacional con la fusión de varios grupos guerrilleros que operaban en la sierra de esa República Centro Americana y tenían en común la lucha contra la dictadura Somoza, misma que llegó al poder con el apoyo y al servicio de los Estados Unidos de América, después de eliminar al patriota César Augusto Sandino quien combatió la ocupación militar yanqui en el territorio de su país. Desde su fundación el FSLN tuvo como objetivo central el derrocamiento de la familia Somoza y en ese sentido fue influyendo en la población urbana y rural, sin embargo, a partir de 1977 la burguesía y el imperialismo norteamericano se organizaron para impedir el triunfo del pueblo y propusieron un cambio pacífico donde se continuará el somocismo, pero sin Somoza. Las contradicciones entre los explotadores, la represión sangrienta, la inflación, la congelación de salarios y el deterioro de los niveles de vida favorecieron una mayor participación popular que se manifestó en múltiples insurrecciones en varias ciudades al tiempo que creció el prestigio del Frente Sandinista. Finalmente, el 19 de julio de 1979 con una insurrección generalizada en varias ciudades, con la huida de Anastasio Somoza y la derrota total de la Guardia Nacional, el instrumento que sostenía el cuerpo de la dictadura, Triunfó la Revolución Sandinista.

El historiador británico de origen judío, Eric Hobsbawm, un pensador clave de la historia del siglo XX, señalaba que “en época de revolución, nada tiene más fuerza que la caída de los símbolos”. Las palabras de Hobsbawm adquieren vigencia cuando en julio de 1979 el símbolo de la dinastía somocista, la estatua de Anastasio Somoza García, montado en su caballo, que estaba ubicada en la parte norte del Estadio Nacional de béisbol, que llevaba su nombre, era derrumbada por el pueblo nicaragüense, sepultando a un oprobioso régimen que se había entronizado en el país por más de cuarenta años. La Revolución Sandinista es el producto de un largo recorrido de lucha del pueblo nicaragüense, que lo encabezó el Frente Sandinista, organización que, liderada por Carlos Fonseca Amador, logra interpretar las enseñanzas de Augusto C. Sandino, que desarrolla su lucha en un contexto nacional muy complejo, signado por el entreguismo de la oligarquía libero-conservadora y en un panorama internacional, que se expresaba a través de la expansión militar norteamericana. Así como la praxis guerrillera del héroe de las Segovias, fue transmitida a través de emblemáticos luchadores de la talla de Santos López y Ramón Raudales, el pensamiento y la visión de Sandino fueron trasmitidos entre otros, por el maestro Edelberto Torres a Carlos Fonseca, como uno de los legados más valiosos que se hayan entregado en pro de la liberación de Nicaragua de la dictadura somocista. La experiencia histórica de la revolución en Nicaragua, es una de las enseñanzas más significativas para los movimientos sociales en el mundo y en particular para la izquierda, que logró establecer una relación dialéctica entre los instrumentos de análisis científico para una comprensión objetiva de la realidad y la tradición de lucha del pueblo. Así, logró sintetizar sus esperanzas y utopías en la acción y el pensamiento de Sandino.

Los años de lucha que desembocaron en el triunfo de la revolución, tuvieron un costo muy elevado en vidas humanas. “La victoria tiene un precio elevado y triste”, decía Carlos Fonseca, el único camino que quedaba era el de la lucha armada, igual como ocurrió en América Latina y el Caribe, donde Cuba ya se había anticipado al desafiar, al “búfalo de dientes de plata” como dijo Rubén Darío, y conducidos por Fidel Castro entraban los guerrilleros a La Habana, el uno de enero de 1959. Con su ejemplo, la Revolución Cubana, desató la ira de los Estados Unidos, aplastando todo movimiento social o político que estuviera en contra de sus intereses, ya antes en 1954, habían derrocado a Jacobo Árbenz en Guatemala, posteriormente le dieron golpe de estado a Juan Bosch en República Dominicana en 1963. Luego, la experiencia nacionalista de Bolivia en 1952 y su derrocamiento en 1964, el derrocamiento en 1975 del gobierno nacionalista de Juan Velasco Alvarado en Perú, el golpe de Estado a Salvador Allende en Chile en 1973, la muerte de Omar Torrijos en 1981, entre los más significativos. Por lo tanto, el camino al triunfo en Nicaragua, estaba lleno de espinas, y para Estados Unidos, el control de Nicaragua siempre fue clave, tanto por el antecedente de la lucha de Sandino y otras expresiones de resistencia, como por su posición estratégica para la construcción de un canal interoceánico.

El FSLN inició un gobierno de reconstrucción nacional, y comenzó a realizar una política de economía mixta a la vez que repartía las tierras de los latifundistas en la reforma agraria y se nacionalizaba la banca. Los bienes de la familia Somoza y otros miembros de la sociedad que sostuvieron a la derrotada dictadura fueron expropiados, equivaliendo al 40% de la economía nacional. Esta expropiación se realizó mediante el Decreto número 3 del 20 de julio de 1979 que dice: se Faculta al Procurador General de Justicia para que proceda a la intervención, requisa y confiscación de los bienes de la familia Somoza, militares y funcionarios que abandonaron el país a partir de diciembre de 1977.

En el año 1981, escasamente año y medio del triunfo revolucionario, los Estados Unidos de América, poniendo como disculpa el supuesto soporte y apoyo de los sandinistas al movimiento guerrillero de El Salvador, imponen un bloqueo económico a la vez que organiza y financia la denominada Contras  (de contrarrevolución), partiendo de las unidades del ejército de Somoza que huyeron a Honduras y creando así una situación de guerra en 1987 había más de 10,000 contras armados luchando contra el gobierno de Nicaragua. El apoyo de Estados Unidos a los contra les trajo diversos problemas de índole internacional, entre lo más relevante se encuentra la sentencia condenatoria firme de la Corte Internacional de Justicia Tribunal Internacional de la Haya contra los EE. UU. En respuesta a la contrarrevolución, se estableció una situación de guerra, trayendo como consecuencia muertes calculadas en más de 38.000 personas y pérdidas económicas de unos 17 mil millones de dólares, en concepto de destrucción de infraestructura. La solidaridad internacionalista se volcó con Nicaragua y organizaciones solidarias de todo el mundo, así como los países que compartían un mismo sentido de gobierno con los sandinistas, con la Unión Soviética y Cuba a la cabeza, apoyaron a la Revolución Sandinista.

En las elecciones del 4 de noviembre de 1984 el representante sandinista, Daniel Ortega Saavedra, vence por un amplio margen de votos (el 67%). Al año siguiente, ante el incremento de las hostilidades, se decreta el estado de emergencia durante un año. En 1987 el FSLN volvió a resultar ganador de las elecciones convocadas. En marzo de 1988 se inician conversaciones, arropadas por los presidentes de otros países centroamericanos, en lo que se conoció como «Acuerdo de Esquipulas», entre el gobierno sandinista y la Contra se acuerda una tregua. En febrero del año siguiente se llega al acuerdo de disolución de la Contra y de la realización de las reformas constitucionales que permitirían su participación en la vida política del país, acuerdo firmado en El Salvador de Costa del Sol. Entre los logros del gobierno revolucionario destaca la Cruzada Nacional de Alfabetización que logró reducir el índice de analfabetismo de más del 50% a menos del 13% y el acceso a la enseñanza superior a familias pobres, así como la reforma agraria, una firme voluntad de desarrollar la política cultural y el intento de universalización de la sanidad haciendo que las tasas de enfermedades y mortalidad infantil disminuyeran significativamente.

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