Eduardo Ruiz-Healy
Anheuser-Busch InBev, Apple, Adidas, Audi, AMD, Airbus, Amazon, Adobe, Audi, Boeing, British Petroleum, BBC, BMW, Bolt, Boeing, Burberry, Bvlgari, Carlsberg, Cartier, Chanel, Christian Dior, Coca Cola, Daimler Truck, Danone, DirecTV, Disney, Dell, Dropbox, DHL, Equinor, Eurovision, Ericsson, Exxon Mobil, Facebook, FedEx, Formula 1, Ford, FIFA, Google, General Motors, Givenchy, Gucci, H&M, Hapag-Lloyd, Harley Davidson, Honda, HP, Ikea, Instagram, Intel, Lenovo, LinkedIn, Loewe, L’Oreal, Louis Vuitton, Maersk, Mastercard, Mazda, Mercedes Benz, Microsoft, Mitsubishi, Mobile World Congress, Mediterranean Shipping Company, Nestlé, Netflix, NHL, Nike, Nintendo, Nissan, OnlyFans, PayPal, Paramount, Play Station, Pornhub, Porsche, Renault, Roku, Samsung, Scania, Sephora, Skoda, Shell, Snapchat, Sony, Spotify, Stella McCartney, Subaru, TAG Heuer, Thomas Pink, Tiffany & Co, TikTok, Total Energies, Toyota, Twitter, UEFA, UPS, Universal Pictures, Uterqüe, Visa, Volkswagen , Volvo, Yandex, YouTube , Warner Bros, Yves Saint Laurent, Zara, Zoom.
Estas y muchas más son la empresas y marcas que se han retirado de Rusia desde el 24 de febrero como resultado de la invasión militar que el dictador ruso lanzó contra Ucrania. Algunas de ellas también suspendieron sus operaciones en el país invadido debido al peligro que para sus trabajadores representa la violencia desatada por Vladimir Putin.
En 12 días los consumidores rusos con cierto poder de compra se quedaron sin la posibilidad de adquirir un gran número de productos y servicios que ya estaban acostumbrados a consumir.
A lo anterior hay que añadir todos los bienes, tanto de consumo como intermedios, que no llegarán a Rusia en vista de que la mayoría de las líneas aéreas y navieras del mundo cancelaron sus rutas hacia los aeropuertos y puertos rusos.
El pueblo y las empresas rusas están pagando muy caro la caprichosa y brutal decisión del dictador.
Las sanciones que Estados Unidos, Canadá, los 27 países de la Unión Europea, Reino Unido, Islandia, Liechtenstein, Noruega, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Australia, Nueva Zelanda han golpeado y seguirán golpeando a la economía rusa. Hasta dos bancos chinos decidieron restringir el financiamiento para la compra de materias primas rusas.
El rublo, que valía 0.012 dólares el día en que empezó la invasión, se cotizaba ayer en 0.0091 dólares. Que equivale a una devaluación de 24.2%.
El índice MOEX de la Bolsa de Valores de Moscú se desplomó 33.3% el 24 de febrero, se recuperó ligeramente el 25 y al día siguiente el Banco Central de Rusia suspendió las operaciones hasta el viernes pasado. Habrá que ver si hoy se reinician. Esta caída empobreció a muchos inversionistas, sobre todo a los oligarcas asociados a Putin, que han perdido decenas de miles de millones de dólares.
A todo lo anterior hay que añadir la exclusión de varios bancos del sistema SWIFT de transacciones financieras internacionales y el congelamiento del gran parte de los 630 000 millones de dólares de las reservas del banco central ruso. 61.6% de estas reservas está depositado en Francia, Japón, Alemania, EEUU, Reino Unido, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) y el Fondo Monetario Internacional. 21.7% son de oro guardado en Rusia.
