El satanismo y los nuevos imaginarios juveniles en las redes sociodigitales

Las redes sociodigitales son un medio heterogéneo y complejo donde prevalece la condición humana; el sentido religioso tiene una amplia gama de manifestaciones en ese mundo, aunque en los últimos diez años diversas corrientes satánicas y ocultistas han ganado terreno en el fomento de nuevos imaginarios contra religiosos.

En este mundo oscuro prevalecen literatura y cine de terror, enlaces a páginas de grupos de black metal, artículos o ensayos que analizan el devenir de esta identidad, arte de diferentes culturas y etapas históricas, liturgias, grimorios e información que podría tener entretenido durante años a los interesados en el tema.

Las ideas de corte autónomo de los simpatizantes del satanismo moderno se basan en interpretaciones de obras de ocultistas como Anton Szandor La Vey y Aleister Crowley; de filósofos como Friedrich Nietzsche y Emile Ciorán; o de letras de grupos del género black metal. Todos estos elementos tienen en común la elaboración de una identidad poderosa y narcisista alejada de cualquier forma de determinismo.

En Facebook hay perfiles y comunidades satanistas donde los usuarios se relacionan de forma selectiva para compartir información, música o literatura; en ese ámbito prevalece un sentido de superioridad intelectual que se desmarca de todo ente que sigue los preceptos religiosos tradicionales o que es incapaz de enfrentar lo totalitario. Para ellos el dolor es un sentimiento que hace fuertes a las personas, qué solamente los débiles sucumben ante las circunstancias de la vida.

La lucha entre el bien y el mal, entendida como la pugna entre el pretederminismo y la autonomía, da un carácter muy especial a las ideas de estos jóvenes, funciona como una unidad que sustenta cuestiones relacionadas con la crítica a las religiones en general y el ensalzamiento de la figura del diablo como símbolo de libertad del ser humano.

En su individualismo los satanistas cultivan la inteligencia y la voluntad de poder, a fin de ser autónomos y fortalecer formas alternativas de creación artística o intelectual contrarias a los valores instituidos por el sistema religioso. El contexto satánico es el terror y la interpretación de la realidad se basa en una percepción nihilista de la condición humana, en la que no hay salida pacífica para enfrentar diversas problemáticas sociales.

Las ideas de estos jóvenes giran alrededor de los significados de la muerte, del dolor y de la inexistencia del futuro para ellos; estamos ante una identidad nihilista en la que prevalece el aquí y el ahora. En este orden de ideas la adoración de la oscuridad, asumir una identidad con amplio sentido de poder y tener afición por la soledad, configuran una estética que se opone a lo que se considera apto para las masas.

Esto no significa que desde sus trincheras digitales estos jóvenes estén invitando a otros a entrar a su mundo, más bien están deslindándose de toda forma totalitaria, de todo rasgo de hegemonía, y de normas consideradas como ataduras. Ellos no se sienten parte de una gran cultura hegemónica, están conscientes de que forman parte de una instancia distinta que no encaja en lo socialmente convencional.

Existe una estrecha relación entre los elementos materiales promovidos por diversos medios de comunicación y las ideas que distinguen a la identidad satánica: discos, películas, videos de Youtube, podcasts, fotografías, animaciones, libros en PDF, vestimenta o accesorios, en su conjunto proyectan el afán nietzscheano de construir “superhombres”, que buscan ponerse por encima de las masas.

Gracias al sentido que le dan al dolor estos jóvenes incursionan en terrenos prohibidos por las normas sociales y se nutren de referentes sobre la locura, la muerte y la condición humana. A la par de esto van elaborando una imagen siniestra que está influida por los grupos musicales que pertenecen al black metal y géneros afines

Los mensajes son nihilistas y retoman elementos de las literaturas romántica, decadente, beatnik, entre otras, que tienen posiciones muy puntuales ante instancias como la familia, la escuela o los sistemas totalitarios, tal y como lo hicieron diversos escritores y ocultistas a partir del siglo XVIII. En estas redes puede encontrarse fácilmente la Biblia Satánica, extractos del Necronomicón y textos considerados de culto como El Evangelio de los Vampiros, popularizado por el mexicano Mario Cruz.

Las nuevas generaciones satanistas niegan la figura del diablo como un ser malvado con cuernos y rabo, y acusan a las instancias religiosas de ser las creadoras de dicha percepción para atemorizar a la gente. Las redes sociodigitales sirven a estos jóvenes para reconstruir su mundo alrededor de ideales como la trascendencia personal, el ensalzamiento de las pasiones, la creación sin límites y el ejercicio de la voluntad de poder.

Tener una mente abierta y disidente se va constituyendo como sinónimo de tener una mente oscura, y es por este motivo por cual van marcando su distanciamiento de otros jóvenes. En estos ya no tan nuevos imaginarios, los satanistas van adquiriendo nuevas ideas donde el diablo aparece como la interrupción de los valores establecidos, y es quien propicia la elaboración de nuevas posibilidades artísticas e intelectuales.

Su interpretación de la muerte es un tránsito para vivir a plenitud en un mundo alternativo lleno de simbolismos, misticismo y de creación artística. Lo negro y su asociación con la muerte puede verse como un estilo de vida para expresar autonomía en un mundo superficial. El ideal de muerte está íntimamente ligado al de la trascendencia: simboliza asumir un humanismo donde el hombre es el centro de toda reflexión filosófica o creación artística.

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