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Letras Desnudas

Mario Caballero

Nunca es, ni será, una trivialidad censurar o siquiera hablar de las frivolidades que un funcionario demuestra ante y para con sus responsabilidades públicas. Todo lo contrario, exponer su superficialidad o falta de seriedad en el cargo dice mucho de él o ella. Es decir, habla del ambiente en que creció, pero sobre todo de su idea por la política y de la ligereza con que ve el destino de sus funciones.

Por ejemplo, ¿qué pensaría usted de un presidente municipal que apenas tomando el puesto lo primero que hace es organizar una fiesta con sus amigos y familiares? ¿Qué de un servidor público que cree que los recursos de la dependencia bajo su mando son suyos y por lo mismo se da una vida de lujos? ¿O qué de un legislador que sólo llega al Congreso a pasar el rato, como si estuviera en un club social?

Lo primero que pensaría es que es aborrecible que los políticos degraden los cargos públicos a punta de banalidades y absurdos, cuando detrás de sus encomiendas hay miles o quizá millones de personas esperando que ellos logren un acuerdo, una ley o una política pública que resuelva o mejore sus necesidades. Por eso la relevancia de exhibir la frivolidad de los gobernantes. Como la de Valeria Santiago Barrientos, diputada federal plurinominal y dirigente estatal del Partido Verde Ecologista de México en Chiapas, de la que hablamos hace unos días.

FOTOS Y MÁS FOTOS

No es una trivialidad decir que ella sólo llega al Congreso de la Unión a tomarse fotos con personajes destacados de la política nacional, y menos todavía cuestionar a partir de ello qué es lo que cree o piensa sobre su función como legisladora.

Por si no lo sabe, ser diputada o diputado alcanza una alta dignidad ante la sociedad, pues el que logra serlo se convierte en representante de los intereses de miles de personas que esperan con ansias que su portavoz en la Cámara defienda y promueva sus derechos a una mejor calidad de vida, con oportunidades de desarrollo, buenos servicios de salud, empleo, seguridad y con accesos a la educación y a una vivienda digna.

Porque no es con fotos como se justifica la labor legislativa, sino con iniciativas, propuestas y debates.

Desde que Santiago Barrientos arribó a San Lázaro no hecho más que tomarse selfies con los diputados. Una fotito por aquí, una fotito por allá, otra por acullá y todas van a parar a sus redes sociales. A veces con un priista, un petista, un panista o pvemista e incluso con sus perritos y enseñando sus nuevos vestidos, bolsos o zapatillas. Tal parece que ve la diputación como una pasarela de modas, como una pasarela política, como la coyuntura ideal para alimentar su vanidad y arrogancia.

También desde que arribó a San Lázaro no se le conoce ninguna iniciativa. Su gestión como diputada federal es como un día de campo, con café, galletas, fotos para el recuerdo y la más deleznable parafernalia.

La actitud de Valeria Santiago no es cualquier cosa: una política que ocupa una silla en la Cámara de Diputados que quiere justificar su ignorancia y falta de labor legislativa con selfies. Y nada más tomando su sueldo neto mensual, los mexicanos le hemos pagado a esta “diputada” (así entre comillas) 524 mil 963 pesos con 39 centavos. ¿Y para qué? Sólo para que vaya a pasear a la Ciudad de México cada día de sesión.

TRAICIÓN Y CORRUPCIÓN

Esto, sin embargo, no es más que sólo una parte de su rotunda falta de probidad. Si Valeria Santiago ha tenido un papel irrelevante como legisladora dado su complejo de Barbie, que se encharca entre la frivolidad y la megalomanía, como dirigente estatal del Partido Verde ha sido mediocre. Inclusive, el nivel de indiferencia que muestra hacia la militancia pone a entredicho su lealtad a esta organización que le ha dado todo.

Esa ausencia de interés por el partido se vio con claridad en las votaciones pasadas, en las que no les dio acompañamiento a los candidatos, no los apoyó económicamente en sus campañas y menos todavía recorrió los municipios con ellos, salvo algunas contadas excepciones.

¿Qué decir de que haya trasladado las instalaciones del partido a una casucha abandonada en la colonia 24 de Junio? Primero, que la imagen y la dignidad del instituto no le preocupan. Y no es por desmerecer dicho asentamiento habitacional, sino porque siendo el Verde la primera fuerza política en el estado con el mayor número de municipios gobernados y la segunda respecto al número de votos obtenidos en la reciente contienda electoral, merita estar en un lugar donde sea visible y que haga justicia a su importancia.

Segundo, con ello manda el mensaje de que no quiere que la molesten, no quiere que la busquen, no quiere que la gente llegue. Tal como ella, que no pone un pie en mencionado lugar, para eso están sus representantes. Sí, un staff que funge como si fuera el gabinete de un secretario de Estado.

Por eso la apodan “La Mujer Invisible”, porque igual como aquellas películas ochenteras de “¿Y dónde está el policía?”, en el Verde nadie sabe dónde está la dirigente.

Pero el asunto no termina ahí. El mediocre liderazgo de Valeria Santiago está convirtiendo al PVEM en un partido satélite de Morena. Como ejemplo está que en las elecciones extraordinarias que se llevarán a cabo en seis municipios de Chiapas, le cedió cinco candidaturas a presidente municipal al partido gobernante, con el que el Verde va en alianza.

Santiago Barrientos apenas y metió a uno que otro candidato a regidor o síndico suplente. No les dio a los verdecologistas la oportunidad de demostrar su peso en la integración de las planillas, esto cuando su partido tiene cuadros competitivos y de gran capacidad electoral.

Es seguro que el hecho de haber entregado esas cinco candidaturas a Morena fue por su incapacidad para lograr acuerdos a favor de la militancia, pero también posiblemente por no querer responsabilidad en las campañas, por no querer recorrer los municipios y por ahorrarse el dinero de las prerrogativas que de otro modo hubieran parado en manos de los candidatos.

A todo esto, si no gasta recursos en campañas políticas, muy poco en el sostén del partido y los Comités Municipales se quejan de que no les da ni un solo peso, ¿qué hace Valeria Santiago con las millonarias prerrogativas? ¿Dónde está el millón y medio de pesos que el partido recibe mensualmente? ¿Acaso invertido en su guardarropa, en su colección de vestidos de diseño exclusivo, en sus bolsos de marca y perfumes que de tan caros equivalen al sudor divino?

¿A QUIÉN LE ES LEAL?

A cada cosa, su nombre. La conducta de la presidenta estatal del Verde Ecologista va mucho más allá de la simple frivolidad. Su desdén por la militancia, carencia de liderazgo y entreguismo apestan a traición.

¿A quién le es leal Valeria Santiago? Es claro que no al PVEM. Su trabajo parece estar haciéndole le “chamba” a alguien que busca destruir al partido y desunir a la militancia, cuyos miembros poco a poco se van pasando a las filas de Morena, partido con el que ella muestra tener mucha simpatía.

¿Será tanta su vanidad que se atreverá a sacarse una selfie cuando deje al Verde por Morena? De ser así le aconsejaría que se ponga su mejor atuendo, ya que esa foto retratará su vileza de cuerpo entero.

@_MarioCaballero

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