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Letras Desnudas

Mario Caballero

 

Por la democracia

Si se tratara de una persona, la democracia mexicana ya tendría su propia credencial de elector. Ya no podemos hablar de ella como una democracia niña, pues al día de hoy tiene 21 años. No está del todo claro el día de su concepción, pero se sabe que nació en México el 6 de julio de 1997, aunque su fiesta se celebró en el 2000, tras el triunfo presidencial de Vicente Fox.

Las votaciones del verano de 1997 marcaron un parteaguas en la historia moderna de México. Fue la primera vez que el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Podríamos asegurar que en esa fecha nació el pluralismo, se establecieron los contrapesos al poder y se dio por terminado el largo periodo de presidencialismo hegemónico.

Aquel 6 de julio se cortó el cordón umbilical de la “presidencia autoritaria”, que como bien se recuerda era la que controlaba cada fibra del poder, era el resorte de las ambiciones y el látigo de las amenazas. Así que, al perder la mayoría del Congreso, el Ejecutivo dejó de ser el amo del país para convertirse en un poder entre los poderes.

Por otro lado, la elección del 2000 fue muestra de que la sociedad sí puede elegir el gobierno que quiere a través de un ejemplar ejercicio democrático. Pero ¿qué ha sido desde entonces?

La corrupción, indiscutiblemente, también ha venido a resquebrajar las leyes e instituciones que se encargan de organizar, proteger y promover la democracia. Por la corrupción se produjo un atentado contra la libre competencia electoral en 2006, cuando se llegó incluso al desafuero de Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial por el PRD. Por la ambición del PAN de mantener la soberanía y seguir ejerciendo el control, México dio paso atrás.

En ese mismo sentido, la imposición siempre ha sido y será enemiga de la democracia.

Durante los setenta años de gobierno priista tuvo un nombre: dedazo. Por el poderoso dedo del presidente eran designados gobernadores, alcaldes, diputados, senadores, líderes nacionales y estatales del PRI e incluso el sucesor en la Presidencia.

A partir de la derrota del 2000, ya no fue más así. El presidente puede, desde luego, elegir al candidato priista, pero no a su sustituto. Prueba de ello es lo ocurrido en 2018, cuando Peña Nieto eligió a José Antonio Meade como abanderado de los priistas, pero no al presidente de la República.

En ese entonces el Partido Acción Nacional no sólo se diferenciaba del PRI por ser más consciente en la creación de políticas públicas y en la postura conservadora hacia las políticas internacionales, sino también por fomentar y exigir respeto a la democracia, tanto dentro como fuera del partido.

Estando en campaña política, Felipe Calderón hizo la invitación a toda la sociedad mexicana de matar al priista que todos llevamos dentro, pero Vicente Fox no pudo y hasta lo ayudó a ganar la presidencia bajo los mismos términos y prácticas en que lo hacía el PRI: comprando votos, chantajeando a las autoridades electorales, fingiendo fallas en el sistema de conteo de votos, cerrando casillas, inventando brotes de violencia donde iba ganando el candidato perredista y, al llegar la medianoche, sorprendentemente Calderón superó la enorme ventaja que tenía López Obrador.

Hoy nada queda de ese PAN que llevaba la delantera en la democracia, pues un reducido grupo de panistas es el que ahora toma las decisiones, controla las finanzas, se reparte las cuotas de poder, somete a las bases y elige arbitrariamente a sus candidatos y a sus líderes partidistas. Ricardo Anaya no fue elegido candidato a la presidencia mediante el consenso de la militancia, sino se autoimpuso. De tanto que criticaron al PRI, terminaron imitándolo.

El caso es que, si no puede haber democracia dentro de los partidos, ¿cómo puede haber en el país?

 

IEPC Y LA CORRUPCIÓN

En Chiapas hemos tenido muy malas experiencias. El encargado de realizar y organizar la democracia es el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), que muchas veces fue manipulado por los gobernadores en turno y otras veces cayó en actos de corrupción e ilegalidades por la ambición de los propios consejeros electorales.

En 2006, fue muy evidente el pacto que hicieron Pablo Salazar y Juan Sabines Guerrero para traspasarse el Gobierno del Estado. Se sabe que Sabines hizo campaña utilizando vehículos y personal de gobierno, dinero del erario y fue visto muchas veces transportarse de un acto de campaña a otro en el helicóptero oficial, obvio con la autorización del exmandatario.

El día de la elección, Mariano Herrán Salvatti (q.e.p.d.), zar antidrogas y mano ejecutora de Salazar, fue captado en una bodega en el preciso momento en que cambiaba urnas repletas con votos a favor de Sabines Guerrero. El IEPC tuvo conocimiento de todas las irregularidades de la campaña de Sabines y no hizo ni siquiera el más mínimo comentario. Fue cómplice del fraude.

Durante la administración de Juan Sabines la democracia fue una simulación. No sólo reformó la Constitución chiapaneca para emparejar los comicios estatales con los federales, también creó la figura del diputado migrante que sirvió sólo para el pago de facturas políticas. Además, se presume que alcaldes como Yassir Vázquez Hernández, Emmanuel Nivón, Samuel Chacón Morales, Samuel Toledo o diputados como Rosario Pariente, José Ángel Córdova, Rhosbita López Aquino, Olga Espinosa Morales, entre otros, fueron impuestos desde Palacio de Gobierno en complicidad con los exconsejeros del IEPC, que según recibieron enormes cantidades de dinero por prestarse a la estafa, además de diversas prebendas políticas.

Las elecciones de 2015 han sido una de las más cuestionables de la historia reciente de Chiapas. A tal grado que todos los miembros del Consejo General del IEPC fueron destituidos bajo acusaciones de corrupción y fraude.

En las investigaciones se descubrió que esos consejeros no dieron cumplimiento al precepto de paridad de género, no vigilaron el tope de gastos de campaña de los candidatos y cometieron fraude en la elección del diputado migrante, donde para beneficiar al candidato que resultaría ganador alteraron el Registro Federal de Electores, usurparon la identidad de miles de chiapanecos, manipularon el sistema electrónico para recibir y contar los votos en plena connivencia con la empresa DSI Elecciones, que fue contratada por adjudicación directa para llevar a cabo dicha tarea.

 

CAMBIO DE PARADIGMA

Sin duda estamos frente a los comicios más grandes y complejos de la historia del país.

Por ello, resulta de gran relevancia que el actual IEPC, bajo la dirección de Oswaldo Chacón Rojas, haya trazado las acciones para garantizar la seguridad, transparencia y legalidad de las elecciones. Condiciones sin qua non para que los chiapanecos cuenten con gobiernos y gobernantes legítimos.

A diferencia del pasado, es visible la voluntad y el empeño de las autoridades electorales por crear los instrumentos que permitan a la sociedad elegir con libertad y promover sus intereses en medio de una auténtica fiesta democrática.

Salgamos todos a votar y demostremos nuestro compromiso con la democracia. Seamos, todos juntos, parte de esta nueva historia.

 

@_MarioCaballero

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