Puntos Fiscales
José Luis León robles
Muy buenos días distinguidos lectores, después de las cuestionadas elecciones de jueces, magistrados y ministros, viene una serie de noticias que implica la diplomacia exterior, en el que a lo largo de este tiempo hemos visto que precisamente no es su fuerte para algunos personajes de la 4 T el arte de la diplomacia exterior. Recordemos que el gobierno de Enrique Peña Nieto inició su mandato en un ambiente de relativa tranquilidad. La disputa electoral había sido menos ríspida que en el cambio de gobierno de 2006; el ánimo de gran parte de la población era amable, apoyado por la imagen de la esposa del presidente, una actriz conocida gracias al éxito de una telenovela que había conmovido a millones de mexicanos. Nadie sospechaba que seis años después, el partido que llevó a EPN al poder, factótum de la política mexicana durante cerca de ochenta años, estaría prácticamente disuelto, que se habrían desmoronado las fuerzas principales representadas en aquel entonces en el Congreso y que un movimiento social nuevo, conocido como Morena, llevaría al poder, en medio de un entusiasmo delirante, a un líder social que muchos consideraban había terminado su carrera política en 2012. En ese sexenio de peña, fue el arte de la diplomacia, se le decía de todo al entonces presidente, y no se inmutaba, tenía decencia, la política exterior con otros países era buena, no había confrontaciones ni servidores públicos bravucones o envalentonados, mucho menos que se molestaran por ser cuestionados como estos políticos de ahora. En el ámbito internacional, los cambios fueron igualmente sorprendentes. La llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, una figura inesperada, proveniente de la especulación financiera y el mundo del entretenimiento, modificó en poco tiempo el papel de este país como líder del orden mundial liberal imperante en el mundo occidental. Un mundo en caos era la apreciación formulada de diversas maneras en la mayoría de los análisis sobre la situación internacional. Sin duda, el mundo en la era de Trump trastoca todo un entramado de alianzas establecidas, formas diplomáticas, valores y fines compartidos, que parecía sólido hasta antes de su llegada a la presidencia estadounidense. En lo que toca a México y su relación con los otros países norteamericanos, la llegada de Trump dejó muy atrás la idea de una América del Norte como región con un destino común. Hoy es un panorama completamente diferente, desde temas de seguridad nacional en donde se debe poner total atención en las actividades que realizan algunos grupos policiacos sobre todo en la frontera sur, si nosotros como mexicanos y el propio gobierno exige que se respete la soberanía nacional, entonces también debemos respetar la soberanía de otros países. Acciones que contravengan el derecho internacional debe ser estudiado de oficio por las partes inmiscuidas, y tener la diplomacia de pedir un perdón y así evitar alguna rispidez con el país afectado. Lo mismo pasa con las declaraciones que se emiten en torno algún tema que compete única y exclusivamente a un país, el gobierno federal debe enfocarse a los problemas propios que nos aqueja como nación. Y no opinar demás, porque así es la exigencia del pueblo de México. Y que decir de este personaje nefasto de la política mexicana, Gerardo Fernández Noroña en el que manifestó que se siente orgulloso de las protestas de migrantes en Los Ángeles, California, y lo peor fue mofarse de la propuesta de un legislador Gringo de incrementar el impuesto a las remesas. No cabe duda que el poder embrutece y al final los que vamos a resentir este tipo de actitudes somos nosotros los mexicanos. Si el creador nos lo permite nos estaremos leyendo la siguiente semana en esta su columna.