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La condena de Abarca y los jóvenes desaparecidos

Razones

Jorge Fernández Menéndez

El ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, fue condenado a 92 años de prisión, pero no por el caso Ayotzinapa sino por el asesinato, un año antes, de Arturo Hernández, un dirigente local del PRD, donde entonces militaba también Abarca, lo mismo que el presidente López Obrador y la mayoría de los ahora dirigentes de Morena, un caso que investigamos y que publicamos muy ampliamente, sobre todo en el libro La Noche de Iguala (Cal y Arena, 2018).

Un caso, además, que sirve para explicar con mucha claridad la relación del crimen cometido contra los jóvenes con las luchas internas de poder en el partido y en el estado, y con el crimen organizado.

Para el matrimonio Abarca-María de los Angeles Pineda, la presencia de los estudiantes en el municipio de Iguala no era nueva: el 3 de junio de 2013, los normalistas habían tomado violentamente el Palacio Municipal para exigir la presentación con vida del entonces desaparecido Arturo Hernández Cardona, dirigente de la organización Unidad Popular de Guerrero de la que los alumnos de la normal se habían hecho aliados políticos.  

Ese día, prendieron fuego al edificio, derribaron puertas y pintarrajearon paredes. Abarca era el principal sospechoso de la desaparición de Hernández Cardona, quien había sido levantado cuatro días atrás, el 30 de mayo de 2013, junto con Félix Rafael Banderas Román y Ángel Román Ramírez, quienes formaban parte además de la corriente Izquierda Democrática Nacional del PRD (de la que René Bejarano es fundador). 

Sus cuerpos fueron encontrados muertos a balazos y con huellas de tortura en el municipio de Tepecoacuilco. Otras cuatro personas que estaban con ellos, Héctor Arroyo Delgado, Efraín Amates Luna, Gregorio Dante Cervantes y Nicolás Mendoza Villa, lograron escapar de sus captores.

El punto de quiebre entre Hernández Cardona y Abarca tuvo lugar el 1 de abril de 2013, en una reunión con el cabildo. Ese día, la Unidad Popular, que aglutinaba a 15 asociaciones de campesinos y colonos de asentamientos irregulares en Iguala, exigió la renuncia de los familiares de Abarca (había más de 30 trabajando en el municipio). La reunión terminó mal.  Ambos protagonizaron otra acalorada discusión la noche del 29 de mayo de 2013, también en el salón de cabildo. La agrupación reclamaba la entrega de 100 toneladas de fertilizante a las organizaciones campesinas. El ayuntamiento aseguraba que el producto ya había sido entregado. Hernández Cardona y sus acompañantes acusaron a Abarca de corrupto y mercenario. 

Furioso, José Luis Abarca abandonó la reunión mentando madres y amenazando a Hernández Cardona, que volvió a responsabilizar al alcalde de Iguala por lo que pudiera ocurrirle en el futuro.

Terminada la reunión, Hernández Cardona organizó una manifestación en la Autopista del Sol para que se atendieran sus demandas. Fue el último lugar donde familiares y amigos vieron con vida a Hernández Cardona, el jueves 30 de mayo de 2013. Ese día fue secuestrado junto con sus colaboradores. 

Según una reconstrucción realizada a partir de la declaración ministerial del sobreviviente Nicolás Mendoza Villa, Abarca, personalmente y auxiliado por su entonces secretario de Seguridad Pública, Felipe Flores Velázquez, asesinó a Hernández Cardona. Félix Rafael Balderas Román trató de escapar, pero se atoró en una alambrada y los cómplices de Abarca lo asesinaron a golpes y pedradas.

El resto de los sobrevivientes fue sometido a torturas e interrogatorios. Tras una llamada que recibió la gente de Flores Velázquez, sacaron los cuerpos y los subieron a una camioneta junto con los otros secuestrados. «A nosotros nos pusieron encima de los cuerpos y nos colocaron una cobija de cuadros… nos llevaron a Mezcala (a 55 kilómetros de Iguala), ahí tiraron los cuerpos… cuando nos bajaban de la camioneta Ángel Román Ramírez trató de escapar, pero uno de los sujetos le dio un balazo y cayó muerto», declaró Mendoza Villa. Exactamente el mismo modo de operación que con los jóvenes de Ayotzinapa.

El 12 de junio de 2013, la PGR, entonces encabezada por Jesús Murillo Karam, inició una averiguación previa contra Abarca y remitió tres tomos a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada para que se hiciera cargo de la indagatoria. Desde entonces se indagó el hecho de que supuestos integrantes de Los Rojos, la banda rival de Guerreros Unidos, estuviera infiltrada en las protestas que realizaba la Unidad Popular contra el gobierno municipal, infiltrado por Guerreros Unidos. No pasó nada. Un año después fue la Noche de Iguala.

Hoy, Abarca ha sido exonerado, en primera instancia, del secuestro de los jóvenes, pero recibió 92 años de condena por el asesinato de Hernández. Paradójicamente, ese caso, es uno de los que explica cómo y porque sucedió el secuestro y desaparición de los estudiantes. Pero se insiste en verlo todo como si fueran hechos aislados.

Adán y las encuestas

Hace bien el secretario de Gobernación, Adán Augusto López en reclamar que las encuestas para elegir al candidato/a de Morena para el 2024 se realice a través de empresas independientes del partido, recordando, además, lo sucedido con Monreal en 2017 en la elección de aspirante para la ciudad de México. Tiene con ello mayores oportunidades, realiza un cierre político con el líder del senado, coincide en el punto con Ebrard y aumenta, con una encuesta autónoma, sus posibilidades. Y, por sobre todas las cosas, confirma que está en la carrera.

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