• Llegan o los traen a Tuxtla Gutiérrez; el Instituto de Migración los “pasea”, los envuelve y los regresa; los más ‘aventados’ se marchan, la mayoría hacen sus campamentos en la ciudad
• Tuxtla Gutiérrez sufre las consecuencias de la fallida política del gobierno federal para el control de la migración
• Colonos están hasta la coronilla por el asentamiento de inmensos grupos que esperan a Migración para que les extienda sus visas
Reporteros: Karla Nassar, Yuridia Montenegro, José Salazar, Edén Gómez, Carlos Rosales, Marco Alvarado, Ainer González, Moisés Jurado, Juan Leyva, José Cancino
Diseño: Luis Méndez / Diario de Chiapas
El muro burocrático del Instituto Nacional de Migración (Inami), llevó a miles de extranjeros forzados a salir en caravanas, o los más arriesgados, a sortear su suerte en pequeños grupos o sólos.
Sin embargo, el tema migratorio se convirtió en el escenario de un problema social, de salud, económico y político, ante la incompetencia de un gobierno incapaz de darle una salida eficaz a este tropel humano que busca los medios para alcanzar una vida digna, fuera de los peligros que en sus países de origen se padecen y por ello emigran.
Los traslados al centro de Chiapas comenzaron a mediados de 2023, en una práctica, según activistas, por intentar esparcir a los migrantes por el territorio estatal y nacional.
El Centro de Dignificación Humana ha señalado que, en promedio, unos 300 migrantes ingresan provenientes de Guatemala a Chiapas, esto genera un embudo humano por temporadas en los límites internacionales con México.
La red VIP del Inami
Por tierra y aire, el flujo migratorio no se detiene. El Inami, a través de funcionarios que han consolidado altos puestos en la delegación Chiapas, operan una red de tráfico de migrantes, que tiene origen en el Aeropuerto Internacional de Tapachula.
Aquellos extranjeros que tienen para pagar hasta dos mil dólares (unos 40 mil pesos), reciben el beneficio de volar directamente a la Ciudad de México, evitar caminar y los procedimientos migratorios que implican la entrega de permisos de estancia legal en el país.
Esta red implica la colusión de abogados que realizan todo el papeleo y proceso de entrega de documentación a agentes migratorios; también, inmiscuye a empresarios del ramo turístico y hoteleros, quienes están involucrados en este delito.
Mientras el “trámite” de aquellos migrantes que tienen para pagar se concreta, los beneficiados esperan hospedados en hoteles como el San Francisco, The One y otros de la mancha urbana en Tapachula.
Los que se quedan
De toda la oleada migrante, hay quienes deciden solicitar la condición de refugio en Tapachula y asentarse en la entidad.
Según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), al cierre de julio, 46 mil 920 migrantes habían solicitado la figura de “asilo” en todo México, de los cuales 31 mil 594 lo hicieron en Tapachula: es decir, casi el 80 por ciento de las solicitudes se realizaron en aquella ciudad fronteriza.
Honduras, Cuba, Haití, El Salvador y Guatemala encabezan la lista con mayor número de solicitudes de refugio, lo que indica que venezolanos y demás sudamericanos optan por avanzar hacia el centro y norte del país.
La mayoría de los migrantes que han decidido recurrir a una solicitud de refugio, buscan emplearse en Chiapas ante el nulo interés de avanzar hacia la frontera norte.
Las principales causas que los orillan a desertar en el sueño americano, son los grupos criminarles y las zonas peligrosas que existen en la ruta hacia Estados Unidos.
De Tapachula para Tuxtla y… el miedo andando
El tema migratorio en la capital chiapaneca cada vez se agudiza más, debido a todo lo que implica que personas de otro país puedan estar pernoctando en las calles y avenidas de diversas zonas de Tuxtla Gutiérrez.
Sin caer en discriminación, xenofobia o algún tipo de mala fe, vecinos de la colonia Lomas del Venado han mostrado su preocupación ante dicha problemática, ya que, sobre la Cuarta Oriente, una de las calles principales de Tuxtla, se encuentra el Instituto Nacional de Migración, lo que ha generado que la problemática de migrantes se remarque de forma considerable.
En esta zona de la capital, el tema de seguridad y salubridad son las principales preocupaciones de los habitantes; incluso, han sido agredidos e invadidos en diversas partes de la colonia.
Tan es así, que las vecinas entrevistadas, por miedo, decidieron omitir sus nombres por temor a represalias; sin embargo, aseguraron que han buscado el apoyo de las autoridades, hasta el momento no se ha tenido éxito en la atención urgente que se tiene en la colonia, buscando a instancias municipales, estatales, de salud y de migración, que han sido omisos ante el tema.
“Aquí en la Colonia no solamente son los migrantes, sino que esto ya se salió de control, incluso con gente que se mantiene armada en la zona. Tenemos miedo por eso no queremos salir (a cuadro en la entrevista) y nos tomen fotos porque nos pueden hacer algo; con respecto a las autoridades nos hemos dirigido a todos, en el municipio con nuestro presidente, también con la secretaria de Gobierno, además del Instituto Nacional de Migración, Derechos Humanos, y ninguno nos hace caso”.
Otra de las vecinas afectadas aseguró que la salud es uno de los temas que más preocupa, ya que en las calles y a las afueras de sus viviendas estas personas que van de tránsito por la capital y que esperan ser atendidos por instancias migratorias, se bañan y hacen sus necesidades fisiológicas, y esto ya es el colmo. Sostuvo que incluso ha sido agredida verbalmente.
“Desde marzo nos ‘invadieron’; no podemos ni abrir las puertas de la casa para poder salir de nuestra vivienda con temor a recibir agresiones; pedimos que reubiquen las oficinas del Instituto Nacional de Migración”.
Ni Salud ni IMSS-Bienestar
Leticia Jarqui Estrada, directora de Salud Pública del Instituto de Salud en Chiapas, dio a conocer que se ha trabajado para brindar la atención oportuna a los migrantes, aunque, aclaró, desde el 21 de marzo cuando dicha responsabilidad se determinó la tomara el Instituto Mexicano del Seguro Social- Bienestar (IMSS-Bienestar), qué son los que actualmente brindan la atención al sector migrante.
Sin embargo, destacó que no significa dejar de brindar la atención requerida a personas que lo necesitan, en este caso sean migrantes o no, aunque sus funciones se enfocan a las llamadas caravanas de migrantes, donde registran al menos 100 millones de pesos en inversión por los servicios brindados.
La situación se sale
de control
Otros dos puntos más de la masiva concentración de personas migrantes en las colonias Obrera y San Francisco, al sur de esta ciudad, tiene molesta a sus habitantes.
Dora Beatriz, dueña de una tienda de autopartes que se ubica a una cuadra de las Oficinas de la Subrepresentación Federal Zona Centro de Migración, pide a las autoridades que intervengan, porque ya es insoportable la cantidad de basura que se está acumulando, además de que algunas personas defecan y orinan en la vía pública.
En las paredes de algunas casas incluso hay mensajes que advierten de que no van tolerar que las banquetas sean baños públicos.
Como consecuencia de esta situación, algunos negocios han cerrado, otros funcionan intermitentemente, mientras la cantidad de personas que llegan de Tapachula y no logran salir de Tuxtla aumenta cada día.
Dora Beatriz afirma que esta situación ya se salió de control, incluso señala a Migración como responsable de lo que está pasando “porque los traen de Tapachula con la promesa de que van a tramitar documentos, pero no es así, de la terminal de OCC los regresan y ahí les quitan sus documentos, entonces no les queda más que volver aquí, y es así como se ha ido formando este campamento”, comentó.
En promedio salen a diario 11 camiones de la Frontera Sur, provenientes de los puntos de inspección en Suchiate, parada El Manguito, en Tuxtla Chico y Viva México, en Tapachula.
La situación es tan difícil que los mismos migrantes padecen crisis de ansiedad por la situación que sufren, aunado a la omisa intención del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez de ayudar a que la estancia sea menos grotesca para los niños, mujeres y hombres que están aparcados en las calles de la ciudad.
Es más, no hay un plan de atención o de contención por parte del gobierno de Carlos Morales Vázquez, ante esta situación. La ayuda brindada proviene de organizaciones civiles y religiosas que se esfuerzan en llevarle comida hasta donde alcance, a los cientos de migrantes que lamentan la postura del gobierno mexicano para brindarles las visas y de que las autoridades inflen sus reportes, cuando en realidad la ayuda institucional simplemente no llega.
A la niñez le arrancan el derecho de jugar y soñar
El juego es parte fundamental de la niñez, un derecho que les han arrancado a los hijos de los migrantes, quienes han abandonado todo, dejando atrás sus raíces, acompañando a sus padres, pero en este lapso, en el que han atravesado países, les quitaron todo por el miedo a ser agarrados por la “migra”, incluso en el mayor de sus derechos.
Antonio Reyes Carrasco, responsable en Tuxtla del proyecto “La Jugarreta Espacios de Participación”, llega dos veces por semana al Parque Santo Domingo, a un costado del comedor de la iglesia. Es el único fuera del entorno de los padres de los niños migrantes, quien es recibido con abrazos y risas por los menores, quienes en su largo caminar, les han arrancado de tajo, el derecho primordial de su infancia.
“«La Jugarreta Espacios de Participación AC» se dedica a atender a la niñez migrante brindando apoyo psicosocial mediante actividades en las que hagan valer sus derechos, promoviendo la participación infantil, escuchando a las niñas, niños y adolescentes, haciéndoles saber que su voz vale”.
Es mediante un formato de juego libre donde plasman actividades psicosociales, una apertura con un juego de rompehielos, cuentacuentos con el apoyo de títeres, con actividades donde ellos aterricen sus vivencias.
Al ser niños en constante movimiento, el colocarse en el parque donde está el comedor más importante de Tuxtla ha generado que se atienda un mayor número de pequeños, aunque algunos llegan un día y luego por la misma necesidad de movilidad se van.
Una luz de esperanza que ilumina
En una sesión de dos horas con el apoyo de material, unas mesas infantiles inician el acercamiento con los menores con el permiso de sus padres. Quienes se han quedado más tiempo, conocen a Antonio, a quien le comparten alegrías y pesares porque difícilmente alguien les pregunta.
Él nos comparte que los niños migrantes viven un entorno de rechazo, viven con miedo de que la ‘migra’ los agarre, con temor porque en sus países de origen sufrieron violencia y rechazo. Con el simple hecho de que uno juegue con ellos, los escuche, ese cariño, porque es lo único que necesitan esos niños, que alguien les diga que hacen las cosas bien, con eso su rostro cambia, se ilumina.
“La niñez está siendo olvidada y sus derechos arrancados por el viacrucis migrante”.