• Unidades destartaladas y malos tratos, son las principales quejas de los usuarios; además, los accidentes están a la orden del día
Itzel Grajales / Diario de Chiapas
El incremento a la tarifa de ocho a 10 pesos, que se autorizó en junio de este año, no se ha reflejado en un mejor servicio. Los usuarios se quejan de no tener un transporte público a la altura de la capital de un estado.
Apenas la noche de este 7 de noviembre se reportó un accidente provocado por una unidad de transporte colectivo de la ruta 58, sobre el Libramiento Norte de Tuxtla Gutiérrez, en el que resultó lesionada una niña con discapacidad. Y como este, muchos más se han documentado con saldos fatales.
Los usuarios del transporte urbano en la capital de Chiapas manifiestan su descontento:
“Creció el pasaje, pero tenemos unos carros inservibles, que tienen 15 años o más de servicio, ya las deben sacar ya de circulación porque están todas jodidas, no han mejorado”, opinó don René.
“Sigue igual, unos carros que ya están igual que yo, todos viejos. Dijeron pues que le iban a subir al pasaje, pero que los iban a cambiar y ahí están las combis bien destartaladas ya”.
“Está bien que le subieron, pero igual no dan un buen servicio. A veces, pagamos el pasaje y ni nos hemos sentado cuando arrancan y van echando competencia. Como ciudadanos nos enojamos porque quieren que vayamos sentados unos sobre otros”, expuso otra usuaria.
La ciudadanía ha constatado que ni la Secretaría de Movilidad y Transportes ni los concesionarios han cumplido con la renovación paulatina del parque vehicular, y el mantenimiento constante de las unidades que prometieron; al contrario, cada vez son más los accidentes provocados por “combis” en mal estado.
Juan Leyva, reportero de la nota roja en Tuxtla Gutiérrez, consideró, de acuerdo a su experiencia, que mayoría de los accidentes de tránsito en la capital del estado involucran a una unidad de transporte público, ya sea de taxi o colectivo; y las principales causas de estos son la falta de mantenimiento de las unidades, el exceso de velocidad, y la inobservancia de los lineamientos de tránsito y vialidad.
La ciudadanía hoy paga más, pero sigue arriesgando su vida trasladándose en vehículos que ya cumplieron su vida útil, sentados en espacios reducidos que no brindan ninguna comodidad. La pregunta es: ¿hasta cuándo?