Marco Alvarado / Ainer González
Edén Gómez / Carlos Rosales
Edición: Francisco Mendoza
Diseño: Luis Méndez / Diario de Chiapas
En los últimos años las infancias chiapanecas vivieron contextos de violencia que no padecieron las generaciones anteriores.
Sólo en 2024 la Red por los Derechos de la Infancia en México, estimó que más de 160 mil niños y adolescentes fueron afectados en los municipios de Ángel Albino Corzo, Amatenango de la Frontera, Bella Vista, Bejucal de Ocampo, Chicomuselo, El Porvenir, Frontera Comalapa, Honduras de la Sierra, La Concordia, Mazapa, Montecristo de Guerrero, Motozintla y Siltepec.
Debido a los conflictos en estas localidades, su vida cotidiana, recreación y asistencia a clases se afectó a tal grado que muchos tuvieron que abandonar sus lugares de origen junto con sus familias.
A esto se suma el escenario del trabajo infantil que afecta, principalmente, a la población menor de origen indígena.
De acuerdo con el colectivo Pacto por la Primera Infancia, las últimas investigaciones al respecto, señalan la importancia de la primera infancia para construir mejores sociedades; porque las carencias y abusos en este momento de la vida de los seres humanos se relacionan con los grandes problemas que aquejan a México, en cuestiones de salud, bajo aprovechamiento escolar y conductas antisociales.
Sin embargo, en Chiapas ocho de cada 10 niños viven en condiciones de pobreza, que es la semilla de muchos males.
María Patricia Velasco, experta en derechos humanos, opinó que este fenómeno debe ser de primera importancia de atención para el gobierno en sus tres niveles, especialmente porque están creciendo en entornos cada vez más violentos.
“Es gravísimo, el eslogan de ‘La niñez es el futuro de la humanidad’, el futuro es, realmente horripilante, el futuro nos lleva a repensar a partir del presente qué está pasando; qué sucede cuando los niños son agredidos de múltiples maneras, y las más notables son las agresiones”.
Niñez en la Nueva ERA
A minutos de tomar protesta como gobernador del estado de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, hizo un llamado enérgico y contundente en contra del trabajo infantil en el estado, instando a presidentes municipales y autoridades del DIF a tomar acción inmediata para erradicar esta problemática.
El nuevo titular del Poder Ejecutivo local enfatizó la necesidad de proteger a la infancia chiapaneca y garantizar que los niños vivan su derecho a la educación y al juego, en lugar de ser obligados a trabajar o mendigar en las calles.
“Pedirles a todos; presidentes municipales que no seamos indiferentes ante las necesidades de los más pobres. Ya no queremos ver a niños en las esquinas pidiendo limosna, queremos ver niños en las escuelas, con sus padres”, expresó con determinación.
El gobernador no sólo hizo un llamado a la empatía y la acción, sino que advirtió sobre la responsabilidad de los padres que exponen a sus hijos a estas condiciones, dejando claro que habrá consecuencias para quienes obliguen a los menores a pedir dinero en las calles.
“A los padres y madres de familia no los manden a hacer ese trabajo, aquí hay que castigar a esos padres que mandan de manera dolosa a los niños, porque a veces los padres están atrás y eso no lo podemos permitir”, sentenció.
Ramírez Aguilar instó a las autoridades del DIF municipal a reforzar las estrategias para evitar que un solo niño o niña de Chiapas tenga que recurrir a la mendicidad.
“Los niños solamente tienen derecho a dos cosas: a estudiar, que nos vamos a encargar nosotros, pero también a jugar, no a trabajar. No tienen derecho a trabajar, tienen derecho a disfrutar”, reiteró.
Con este posicionamiento, el gobierno de Chiapas busca consolidar una política de protección a la infancia y sentar las bases para una nueva era en el estado.
“Cerremos filas, abramos nuestra conciencia y le digamos a Chiapas en los próximos años que esta batalla la ganamos todos juntos, que inicie la nueva era, Chiapas puede”, concluyó el gobernador.
Explotación laboral infantil
En Chiapas, se estima que más de 760 mil niños y adolescentes realizan alguna actividad considerada como trabajo infantil; muchas de estas en ocupaciones no permitidas y no adecuadas para menores de edad, advierten los resultados de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil indica que, en 2022, 3.7 millones de niños y adolescentes realizaron alguna actividad considerada como trabajo infantil, número de menores que representó el 13.1 por ciento de la población de 5 a 17 años.
Dentro de las actividades realizadas, el informe refiere que 2.1 millones de niños y adolescentes de entre los 5 y los 17 años realizaron alguna ocupación no permitida para su edad; asimismo, 1.9 millones de menores hicieron quehaceres domésticos en condiciones inadecuadas, es decir, 6.7 por ciento de la población de 5 a 17 años.
De la población de niños y adolescentes de 5 a 17 años que realizaron alguna ocupación no permitida, la Encuestas señala que 1.5 millones (71.9 por ciento) eran niños y 0.6 millones (28.1 por ciento) eran niñas.
De quienes estuvieron en ocupación no permitida de forma exclusiva, puntualiza que fueron 1.8 millones (85.1 por ciento) y quienes combinaron con quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas fueron 0.3 millones (14.9 por ciento), de manera particular, de las niñas en ocupación no permitida 17.6 por ciento también realizaron quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas.
De los 2.1 millones de niños y adolescentes que realizan alguna ocupación no permitida, advierte que 2 millones (92.5 por ciento) lo hicieron en actividades consideradas de carácter peligroso; de este grupo, agrega 1.5 millones (73.7 por ciento) fueron niños y 0.5 millones (26.3 por ciento), niñas.
En este contexto, la Encuesta menciona que de los 2 millones de niños y adolescentes que realizaron alguna ocupación peligrosa, aproximadamente 1.1 millones (54 por ciento) se encontraban en sectores económicos de actividad peligrosa, como agricultura, construcción, minería, industria química, entre otros.
Por su parte, 1.1 millones (57.5 por ciento) niños y adolescentes realizaron actividades que afectaron su salud y desarrollo, como cargar cosas pesadas, o que les provocaron problemas físicos. Otros 437 mil (22.2 por ciento) tuvieron horarios de trabajo prolongados, y 846 mil (42.9 por ciento) desarrollaron actividades con exposición a riesgos. Esto además de que, 210 mil (10.6 por ciento) laboraron jornadas no apropiadas como aquellas con horarios mixtos, nocturnos o rolaron turnos.
El pequeño David
En la capital del estado la explotación infantil aún sobrevive, en los parques y cruceros en donde hay muchos pequeños que trabajan como vendedores de raspados o chicharrines; hay quienes lustran zapatos o limpian parabrisas en los semáforos para generar ingresos hacia sus familias.
Uno de estos casos es de David “N”, originario del municipio de San Juan Chamula, quien, con tan solo 14 años, se dedica a la venta de raspados en los diferentes parques de la ciudad y tiene una jornada pesada para poder generar dinero y así poder alimentar a su familia.
“Desde los nueve años, comencé a vender rosas, chicharrines y a lustrar zapatos en los diferentes parques de la capital chiapaneca. Actualmente, me dedico a la venta de raspados y trabajo para mi papá. A las ocho de la mañana, comienza mi jornada y termina hasta las seis de la tarde y al principio, es muy complicado y cansado caminar todo el día; pero luego se acostumbra uno mismo”, comentó.
Relató que, desde muy temprana edad, perdió el interés de estudiar y ante la falta de dinero en su casa, su papá tomó la decisión de mandarlo a trabajar y él optó por obedecerlo. Disfrutó muy poca su infancia y en la actualidad, ya no quiere estudiar porque se siente comprometido en su propio trabajo.
También, en el Parque Central de la capital chiapaneca, se encuentra Carlos, quien, a sus 13 años, trabaja como vendedor de chicharrines y relató que, por la misma necesidad de la falta de dinero, tuvo que empezar a trabajar para solventar los gastos de su escuela.
“Al principio, mi papá me mandó a vender chicles y dulces en las calles. Posteriormente, me dejó con la venta de chicharrines y desde los 10 años, empecé a trabajar y por lo pronto, dejé de estudiar en la escuela porque no hay dinero para comprar los útiles escolares y libros”, dijo.
Comentó que, ser vendedor de chicharrines es una labor muy pesada porque siente las inclemencias del clima desde el calor hasta el frío y sus pies se entumecen por estar todo el día caminando.
Sin duda, la explotación infantil es ejercido principalmente, por los padres de familia; quienes obligan a sus hijos pequeños a trabajar para que generen ingresos por la crisis económica que se vive muy fuerte en varias regiones del estado de Chiapas.
Preocupación social
La situación de muchos niños en situación de calle no es la mejor, por lo que organismos gubernamentales y el sector privado trabajan en conjunto para combatir el trabajo infantil.
Miguel Ángel Blas Gutiérrez, presidente de Canaco Servytur, destacó que la problemática del trabajo infantil sigue presente, sobre todo en los cruceros principales de la ciudad, pero que han logrado avances significativos en la disminución de la participación de menores en actividades laborales.
“Afortunadamente, en las últimas fechas hemos visto que ha disminuido la participación de niños en el trabajo, pero no dejamos de trabajar sobre ese tema para poder erradicarlo de manera completa”.
Recalcó el firme compromiso de la cámara con la erradicación del trabajo infantil, pues en su organización se han tomado medidas internas para evitar que este tipo de prácticas continúen entre sus afiliados; “en Canaco no fomentamos el trabajo infantil, queremos que los niños se dediquen a lo que deben: estudiar, divertirse y no a trabajar”.
Blas Gutiérrez, mencionó que la labor conjunta con el DIF busca concientizar a los padres de familia y a aquellos que, por diversas razones, recurren a los niños como mano de obra en comercios informales o en las esquinas de la ciudad.
“Para empezar en el caso de Canaco, nosotros desde hace muchísimos años hemos erradicado el trabajo infantil dentro de todos los afiliados a nuestra cámara y como te comentaba hace un momento, el trabajo de la mano que hemos llevado a últimas fechas con el DIF es precisamente en concientizar a los padres de familia que pues desafortunadamente, como tú bien comentas, pudieran estar requiriendo esta mano de obra de los niños, pues a desalentar que se siga realizando esta práctica”.
Por su parte, el DIF ha implementado diversas estrategias para seguir combatiendo este problema, brindando apoyo a las familias y promoviendo alternativas que permitan mejorar su situación económica sin poner en riesgo el desarrollo y futuro de los menores.
La colaboración entre Canaco Servytur, las autoridades municipales y el DIF sigue fortaleciéndose, con el objetivo de erradicar el trabajo infantil no solo en la capital, sino en todo el estado, creando un entorno seguro y saludable para el desarrollo de los niños.
Guerrero, Chiapas y Nayarit
El trabajo de organizaciones, como la Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias en Chiapas (Redias ) y Melel Xojobal, apuntan que, las tasas de trabajo infantil más altas por entidad federativa se presentaron en Guerrero, con 906 mil 500 niños y adolescentes trabajadores; seguido de Chiapas, con 769 mil 600 menores ocupados en actividades laborales; y de Nayarit, con 706 mil 700 infantes y jóvenes trabajadores.
Un dato que se destaca de este informe, es la tasa de participación en el trabajo infantil de infantes que asistieron a la escuela, que fue de 9.9 por ciento; en las niñas fue de 8.4 por ciento y en los niños, de 11.5 por ciento.
Entre quienes no asistieron, el porcentaje fue de 52.1 por ciento; en las niñas fue de 41.7 por ciento y en los niños fue de 60.5 por ciento.
De acuerdo al Inegi, el trabajo infantil desde una perspectiva amplia, se refiere a la participación de los pequeños en formas de trabajo prohibidas y/o perjudiciales para su desarrollo, identificadas a partir de la legislación nacional, así como los convenios y recomendaciones internacionales.