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Barcos ‘fantasma’ envenenan litoral

  • Al menos una decena de embarcaciones han sido abandonadas y se oxidan en el muelle pesquero de Puerto Chiapas; a esto se suma la expulsión de desechos de fábricas

José Cancino / Corresponsal Diario de Chiapas

Puerto Chiapas, Chiapas.- Barcos abandonados convertidos en chatarra en aguas del litoral chiapaneco, se han convertido en un foco de contaminación potente en Puerto Chiapas.


Aguas sucias y envenenadas provocan el “naufragio” de cientos de especies marinas de flora y fauna en Puerto Chiapas.


La turbia y espesa contaminación que por años ha hecho del muelle pesquero un coctel de contaminación, ha alcanzado dimensiones grotescas, ante la indiferencia de las autoridades ambientales.


El impacto ambiental registrado desde hace más de una década en este recinto es indescriptible. La peste, el agua turbia y trabajadores de empresas privadas con brotes de males respiratorios y cutáneos, son la prueba fehaciente que el sitio está convertido en un territorio hostil que muere poco a poco.


Industrias de gran manufactura se han encargado de arrojar sus residuos tóxicos directamente a los peces que habitan en este sector del litoral chiapaneco. El genocidio lleva años y nadie lo para.


Aunado a esta problemática visible ante los ojos de turistas, extraños y las mismas autoridades, otro problema emerge también desde hace años.


Al menos una decena de “barcos piratas” han sido abandonados en este muelle pesquero. La chatarra marina que algún día fueron barcos navegando en altamar para la actividad comercial y mercantil, hoy sólo se ha convertido en un ingrediente más de este coctel letal para las especies que sobreviven.


El “G. Rosario” es uno de estos navíos de tamaño medio que ha sido aparcado en esta pequeña playa comercial. Lleva allí más de cinco años, luego que fuera encontrado a la deriva en aguas del Pacífico, según relata uno de los trabajadores del sector.


Desde su llegada, sustancias desconocidas para los lugareños comenzaron a ser expulsadas del casco del navío, que muestra total deterioro y óxido.


Estas sustancias son “lavadas” por la misma agua del mar y provoca que caigan sobre estos mantos marinos, dañando directamente a especies que nadan en busca de comida y asientan sus colonias de vida en estos sectores.


De los propietarios de la embarcación nada se sabe, de las autoridades tampoco; nunca se han llegado a parar si quiera para preguntar las condiciones de la embarcación.


Más cerca de tierra, otros tres barcos apenas asoman el obelisco donde algún día la tripulación colgó una bandera. Las estructuras han sido devoradas por el agua y se encuentran mar abajo, sin conocer la condición actual de su deterioro.


Empero, alrededor de estas naves, un contorno de agua viscosa y negra advierte la peligrosidad de las sustancias derramadas, entre las cuales puede estar presente aún combustible que utilizaba la maquinaria.


Otros tres barcos que aún permanecen a flote, también muestran deterioro avanzado y toxicidad en sus paredes del casco que los hace emerger.
Ninguno de estos “barcos piratas” debería estar allí ante el inminente daño que causan al reino marino del litoral chiapaneco.


La contaminación ha comenzado a extenderse, según uno de los lancheros de Puerto Madero que observa con sigilo la labor periodística.
El hombrecillo de 1.60 de estatura aproximada, relata que sale dos veces a la mar en una quincena.


Pero agua adentro la situación parece no mejorar. Esa mancha negra es un monstruo marino que avanza sin cesar y acaba con la vida del agua salina.
“Hasta asco da ver el agua, es grasosa y contiene mucho veneno, es seguro que mata peces y el mayor problema es que tememos que lo que nosotros pescamos también venga contaminado”, afirma.


Diario de Chiapas ha consultado con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), delegación Chiapas, sobre estos daños ecológicos, y la respuesta ha sido que el tema le compete a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), pero esta dependencia ni siquiera ha contestado.

Hunden normas internacionales

México es uno de los 119 países inscritos en el Convenio internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques (MARPOL, por sus siglas en inglés), desarrollado por la Organización Marítima Internacional (OMI).
Los estatutos indicados en este amplio acuerdo, inscriben y ratifican la operatividad por la que deben regirse los muelles pesqueros y puntos de atraco de embarcaciones nacionales y extranjeras.
“En el Convenio figuran reglas encaminadas a prevenir y reducir al mínimo la contaminación ocasionada por los buques, tanto accidental como procedente de las operaciones normales, y actualmente incluye seis anexos técnicos. En la mayoría de tales anexos figuran zonas especiales en las que se realizan controles estrictos respecto de las descargas operacionales”, refiere la OMI en su página oficial.
En el anexo I, sobre reglas para prevenir la contaminación por hidrocarburos, el organismo internacional aborda la cuestión de la prevención de la contaminación por hidrocarburos como consecuencia de medidas operacionales, así como de derrames accidentales.
En el parque industrial de Puerto Chiapas no sólo las embarcaciones han incurrido en este tipo de situaciones, también las fábricas aledañas que al final vierten sus sustancias directamente al agua.
También se han cometido faltas descritas en los anexos II (Reglas para prevenir la contaminación por sustancias nocivas líquidas transportadas a granel; anexo III, (Reglas para prevenir la contaminación por sustancias perjudiciales transportadas por mar en bultos); y anexo IV, (Reglas para prevenir la contaminación por las aguas sucias de los buques).
Pero el anexo V pareciera estar escrito después de ver la situación que impera en Puerto Chiapas.
Este párrafo describe textualmente que “se establecen los límites de las emisiones de óxidos de azufre y de óxidos de nitrógeno de los escapes de los buques y se prohíben las emisiones deliberadas de sustancias que agotan el ozono; para las zonas de control de emisiones designadas se establecen normas más estrictas en relación con la emisión de SOx, NOx y de materias particuladas”.
Los escapes de los buques que ahora están bajo el agua, sin ningún tipo de mantenimiento, expidiendo sustancias dañinas para la salud humana, animal y vegetal.
¿Cuánto de este veneno ha llegado con las corrientes marinas a las demás playas donde los turistas de bañan?, es una pregunta sin respuesta. Peor aún: ¿cuántos suculentos platillos del mar llevan consigo este veneno impregnado?
El agua es grasosa y con viscosidad provoca que el turista se ponga nauseabundo. Es la historia de un muelle en el que el veneno se esparce por doquier.

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