De plantas surge el ilustrador

Karla Gómez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

“Me considero único porque mi vida es única, y, por tanto, dibujo para vivirla. No es extraordinaria, pero es sagrada. Cada ilustración es un ritual ante algo a lo que no le puedo mentir”, dice en entrevista el ilustrador Dei Bello, quien en cada pieza terminada contempla la belleza.

Por ello, a través de su cuenta personal de Instagram “dei_bello” se ve sus propuestas visuales, las cuales permiten conocer parte del universo creativo del entrevistado, quien nos acerca a un mundo de ensoñación, trabajadas en técnicas mixtas, aunque el material principal es el grafito.

Dei bello ha sido instructor del Taller de Narrativas a través de la ilustración, impartido en el Quinto Encuentro Intercultural de Estudiantes Universitarios dentro de la subsede Mapastepec de la Unicach, realizado en 2017. Asimismo, presentó la exposición gráfica individual “Chiapas Muere”, en 2019, en el Colegio de arquitectos Chiapanecos.

 “Hay algo que logro identificar como distinto en mí, yo no tengo propuestas, y eso es algo bueno. Digo esto, porque mi interés principal no es proponer algo al mundo, lo que hago es digerir el mundo que percibo y crear a partir de aquello que he digerido. Para mí ese es un acceso a la belleza y es una necesidad muy personal.El estilo ‘gótico” u “oscuro’ en mi obra es involuntario, soy propenso a la melancolía por mi condición de Asperger”, indica.

El trabajo que hace está realizado casi en su totalidad con capas y capas de grafito. A veces incluso pone más grafito sobre el grafito que ya tiene barniz encima. Por lo que su técnica se podría decir que es simplemente dibujo a lápiz ;y con frecuencia, algún otro material como gises para matizar con color o alterar el contraste hasta que eso en el papel sea bello, “aunque se trate de puras manchas borrosas, si a mí me gusta no puedo negar ese placer”.

Actualmente, su proceso creativo es oscilante. Ya que, parte de una idea que se convierte en imagen o a veces, una imagen se convierte en idea y posteriormente en imagen. Por tanto, define su proceso creativo “como un flujo o una clase de péndulo. A veces puedo encontrar un párrafo en un libro de filosofía, historia o fantasía que por más que me fascine y lo repita muchas veces en mi cabeza con emoción, termine como rayones en un cuaderno y pase meses e incluso años sin manifestarse en una ilustración”.

Sin embargo, prefiere darle una pausa a sus ilustraciones, aunque parezcan terminadas, porque vuelve a retomarla después de explorar otros escritos e ideas, así como después de vivir ciertas situaciones.

TOMAR UN LÁPIZ

“Es difícil para mí el detectar un acontecimiento específico para llamarlo el nacimiento por mi interés en la pintura. Cambiaría la palabra ‘pintura’ por ‘fenómenos artísticos’. Es decir, ‘eso’ que experimenta nuestro ser ante una creación artística ya hecha o desde la exploración que uno puede tener al tomar un lápiz e ir manchando un papel”, menciona.

Recuerda que un hongo, fue el dibujo más antiguo que hizo a los cuatro o cinco años de edad. El cual, lo trazó con un lapicero dentro de un libro de plantas medicinales que tiene su papá. Además, a los tres años le encantaba observar las ilustraciones de ese libro, “porque me imaginaba la clase de lugares en donde podría encontrar cada una de esas plantas, lo cual era mágico”.

Ante esto, sus papás decidieron regalarle una libreta para que no manchara el libro. Y con ello, inició el proceso de dibujar una o dos plantitas, además de copiar las letras de cada nombre, actividad con la que consiguió aprender a leer.

“Posteriormente hubo más sucesos en mi vida que definieron mi fijación hacia las artes, pero la importancia de esa etapa temprana es irreemplazable. La considero igual de importante que mi formación profesional como Licenciado en Artes Visuales”, añade

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