Roger Heli Díaz Guillén
Chiapa de Corzo, Chiapas
Es un gusto leer en redes sociales y medios de comunicación, que más de un precandidato a la Presidencia de la Republica ha enfocado su interés hacia el sector campesino y el campo mexicano, aunque la perspectiva y observancia sea genérica de población, tierra, producción y economía, sin reconocer que los campesinos e indígenas son guardianes históricos de nuestra biodiversidad y hoy le toca al Estado mexicano atender el trabajo diario de ellos, territorio y derechos con justicia y dignidad, incentivando la corresponsabilidad mediante programas por la conservación y sostenibilidad de nuestro patrimonio natural y agrario.
El mundo agrario, formado por la propiedad social ejidal y comunal, son espacios con una población que ha sostenido en nuestra historia Nacional y Estatal formas y planes de vida, saberes y cultura material, natural e inmaterial, siendo los tiempos actuales un momento oportuno para decir que ha llegado el tiempo de reconocer y revalorar estas formas de propiedad ejidal y comunal, que representan casi el 60% del territorio nacional y estatal, impulsando el derecho humano a la vida, a la tierra, territorios y a un medio ambiente sano, a través de la auto subsistencia alimentaria de las familias campesinas e indígenas y el sostenimiento de la biodiversidad como riqueza cultural.
El patrimonio agrario no es un mercado de tierras, como lo han demostrado los ejidos y comunidades después de treinta años de conclusión del reparto agrario y promulgación de la Ley Agraria vigente, al ver que los campesinos e indígenas no ven en las tierras una mercancía sino una fuente de vida, de subsistencia e identidad. A tres décadas, el dominio pleno de tierras ejidales y comunales es insignificante y casi inexistente, valiendo la pena destacar que la conclusión y terminación del régimen ejidal, ha sido un ejercicio del derecho al que no se han acogido los ejidos como los dispone los artículos 23 fracción XII y 29 de la Ley Agraria; lo que demuestra la pertenencia y vinculo de vida de los campesinos con la tierra, como patrimonio agrario.
La ley agraria vigente requiere de reformas que vayan más allá de la inversión económica y el orden como mercado de tierras. Hoy, el campo requiere de reconocimiento de su valor patrimonial como espacios en que se sostiene nuestra soberanía alimentaria y se contiene un patrimonio agrario, rural y cultural, que no se ha valorado ni atendido en las políticas públicas.
Las propuestas de reforma a la Ley Agraria deben responder a realidades sociales agrarias de la vida cotidiana de ejidos y comunidades y no a intereses económicos de políticas internacionales o posicionamientos políticos; el campo y la propiedad ejidal y comunal, representa un patrimonio colectivo cultural con una población que se ha resistido al comercio de la tierra y sostenido su permanencia.
El territorio ejidal y comunal es irrenunciable por derecho y no se vende, porque su destino es ser instrumento de vida, paz social y desarrollo, reclamando atención y revalorización de los gobiernos y de las organizaciones sociales, campesinas e indígenas. El Patrimonio Agrario promueve convergencia de intereses por la vida y la cultura, como bien común y derecho humano.
¡Hablemos del Patrimonio Agrario!
Última hora
Celebrarán el Día del Profesional del Café en SCLC
28 de marzo de 2024
Realizarán «El llamado de Las Campanas» en SCLC
28 de marzo de 2024
Representan la Última Cena en la parroquia de Copainalá
28 de marzo de 2024
Dos lesionados deja volcadura en la de cuota
28 de marzo de 2024
Vuelca patrulla de la Guardia Nacional
28 de marzo de 2024
“El nombre que elijo”, teatro sobre el acoso escolar
28 de marzo de 2024
Semana Santa 2024: los días que no abrirán los bancos
28 de marzo de 2024
Juan de Cervantes, sus hijos Juan y Rodrigo (este, padre del autor del Quijote)
28 de marzo de 2024
Horizonte educativa
28 de marzo de 2024