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De Cuauhtémoc a Tultitlán: Brocha gorda y censura

David Gutiérrez Fuentes
 
El fallido performance de Eugenio Derbez
Esta semana el cómico Eugenio Derbez fue nota viral porque deslizó la posibilidad, de que el distanciamiento que Televisa tenía con el actor provenía de su participación en el malhadado anuncio Sálvame del Tren, culpó al presidente de la hipotética censura.
Unas líneas muy expresivas de Emilio Azcárraga, en las que entreveró frases y palabras de personajes interpretados y creados por Derbez, descarrilaron por completo el drama del actor, como poderosos grupos de interés pretenden hacerlo con el tren maya. Reproduzco algunas de un hilo de tres tuits de la cuenta del empresario:
“Neta Eugenio Derbez, antes de decir que estás vetado, pregúntame. De otra manera voy a pensar que no eres un cuate normal. Óigame no, óigame no. Lo que declaraste sobre un supuesto veto de Televisa, fue horrible… Tú y yo sabemos que la verdadera razón es que estás enojado porque quieres que te regalemos nuestros derechos de La Familia Peluche. Ya córtale mi chavo.”
La censura goza de una larga tradición en México, la que proviene del interés político suele dejar su impronta con brocha gorda. En Tlalpan se gastó dinero del presupuesto público para pintar todo lo pintable con la nueva simbología de la alcaldía, desde bardas hasta camiones de basura, mientras las placas de los bustos que están frente a la zona de hospitales o las coladeras de varias colonias son robadas con toda impunidad sin que haya manera de reponerlas. Pero quien se acaba de volar la barda nuevamente es la alcaldesa de Cuauhtémoc.
Sandra Cuevas: orden y disciplina
Un caso polémico y lamentable es el de la alcaldesa Sandra Cuevas, quien mediante su programa “Apapachando mercados”, se ha dado a la tarea de censurar murales en mercados públicos como el del muralista Sego y Ovbal, con quien la alcaldesa no tuvo más remedio que llegar a un acuerdo para reponer la obra y responsabilizar a sus subalternos retirándolos de sus fuentes de empleo: “Las dos personas que permitieron que se eliminara ese mural, ya no trabajan en la alcaldía.”
Igualmente, grave es la eliminación de los ingeniosos rótulos de los puestos de comida a partir de un patrón ideológico que me recordó a la liga de la decencia que le dobló las corvas a Uruchurtu: “orden y disciplina.” Donde había color, ingenio y estrategias simpatiquísimas de venta, ahora hay “orden y disciplina” mediante fondos blancos y los espantosos logotipos grises de la alcaldía: “se retiran los rótulos, lo cual no es arte, pueden ser usos y costumbres de la Ciudad de México, pero no es arte.” Dijo en su reciente comparecencia.
Mediante la etiqueta con #conlosrotulosno el ColectivoReChida se ha dado a la tarea de documentar estas atrocidades para preservar nuestra memoria gráfica de la actitud censora de esta alcaldesa.
Lo más grave de estos hechos es que le sirven de pauta a la derecha aliancista para seguir fomentando odio y censura, como la marea de tuits reales y con boots en los que le solicitan a Sandra Cuevas “remover las estatuas de Fidel Castro y Ernesto asesino [sic] Guevara” de una banca en la que posan dejando un espacio para que el transeúnte se tome una foto porque “México no es ni será una dictadura socialistoide [resic]”
Tultitlán, un caso menos conocido: Colectivo Jäit’sibi
El Colectivo Jäit’sibi, es una organización preocupada y ocupada por la preservación de la lengua, el arte y la cultura otomí. Hace un año, algunos de sus integrantes realizaron un mural para recordarse y recordar el carnaval que por restricciones pandémicas no pudieron llevar a cabo los pobladores de San Bartolo Tultepec. En las dos imágenes extraídas de la página de Facebook del colectivo, se puede observar el desprecio que tienen por el arte los políticos en campaña, en este caso Carolina Viggiano, quien hace poco hizo un performance tan malo como el de Eugenio Derbez desesperada quizá por los números que no le favorecen. Dicen los compañeros censurados:
“Como colectivo nuestro lema es ‘Somos Memoria Raíz y Aerosol’ una de nuestras razones de ser es pintar parte de la cosmovisión indígena, parte de la memoria antigua y contemporánea, una pisca de ese gran legado de nuestros abuelos, con la herramienta o técnica del aerosol, ser un rayo de sol, un rayo de luz para quien no comprende la escritura por qué no había tiempo para la escuela, jäi t’sibi para nuestra gente originaria que aprendió a leer el gran libro de la madre tierra, para el que comprende los libros de imágenes. Quizás no escribamos los nuevos códices otomíes ni seamos grandes muralistas y nunca logremos plasmar en un muro la gran sabiduría antigua; pero es una ofrenda que hacemos con respeto a nuestros pueblos algo de lo que somos y de lo que nos ha dado. Sin memoria no somos nada. Sin raíz no tenemos huesos ni sangre, no tenemos camino ni recorrido.”
Borrar la memoria colectiva con brochas gordas, es de las peores formas de censura y para la derecha esto es práctica común. Por cierto, en Ixmiquilpan, Hidalgo, se encuentra la primera fundición de “La Flechadora de las Estrellas del Norte”, conocida como la Diana Cazadora que el regente de hierro censuró durante el sexenio de Miguel Alemán.

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