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Terry Fox, a 42 años del Maratón de la esperanza

Jesús Martínez Soriano

Terry Fox, a 42 años del Maratón de la esperanza

Toronto, Canadá. En fechas recientes el nombre de Terry Fox ha vuelto a resonar en este país, como sucede cada año, a más de cuatro décadas de su deceso. El pasado primero de agosto se conmemoró el Día Nacional de Terry Fox y durante el mes de septiembre se llevará a cabo, en su honor, el Maratón de la Esperanza en diversas ciudades no solo de Canadá sino también de varios países del mundo, incluido México. Pero ¿Quién fue este hombre que se ha convertido en una leyenda universal? Terry Fox alcanzó fama en 1980, cuando a sus 22 años de edad y después de haber perdido una pierna debido a un cáncer demasiado agresivo que le atacó de muy joven, se propuso cruzar el país de costa a costa, en lo que él denominó el Maratón de la Esperanza. Su meta era recaudar, durante su recorrido, unos 24 millones de dólares en donaciones, un dólar por cada canadiense (en aquel año la población de Canadá era de 24 millones de personas) y destinarlos a la lucha contra esa enfermedad. Desafortunadamente Fox no pudo concluir su travesía, toda vez que, después de recorrer 5,573 kilómetros, el cáncer se les expandió a los pulmones, propiciando su deceso el 28 de junio de 1981, a la edad de 22 años. En estos días en las estaciones del metro, paradas de autobuses y otros lugares públicos de Toronto, abundan los carteles para promocionar el Maratón de la Esperanza 2022, con la imagen de Terry Fox y la siguiente frase: “El día que él se detuvo, fue el día que nosotros empezamos.” A 42 años de iniciado aquel evento, es oportuno recordar a ese joven que dejó un legado de lucha, entereza y determinación, que hoy busca ser emulado por millones de personas de todas las edades alrededor del mundo.

Una trayectoria truncada por el cáncer

Terrance Stanley Fox, más conocido como Terry Fox, nació en Winnipeg, Manitoba, y más tarde se mudó con su familia al Puerto de Coquitlam, en la Columbia Británica, en donde vivió la mayor parte de su corta vida; fue, desde muy joven, un estudiante de excelencia y un deportista destacado, con una afición especial por el basketball, a pesar de su diminuta estatura. Cuando cursaba el grado 12 del High School ganó, junto con su compañero Doug Alward, el premio al Atleta del Año, en la escuela de Port Coquitlam. En 1976 ingresó a la Universidad Simón Fraser, en Vancouver, para estudiar la Carrera de Kinesiología, en donde en diciembre del mismo año se unió al equipo universitario de basketball. En ese momento todo le sonreía a ese joven inquieto, quien parecía tener un gran porvenir. Pero, unos días después, su vida daría un vuelco que lo llevaría a un trágico desenlace. En diciembre de aquel 1976, a la edad de 18 años, practicando el deporte de sus sueños, sintió un fuerte dolor en su rodilla derecha.

Un mes antes, Terry había sufrido un accidente automovilístico, del cual salió ileso, solo experimentando un dolor en la rodilla en mención que atribuyó a las heridas que le había dejado el accidente. El joven no le dio mucha importancia a ese suceso, pero una mañana del mes de marzo de 1977, es decir, cuatro meses después del percance, no pudo levantarse de la cama debido a que su rodilla derecha no le respondía. Fue llevado a un hospital cercano, en donde le diagnosticaron sarcoma osteogénico, un “cáncer de hueso que suele comprometer los huesos largos de los brazos y las piernas, frecuente en personas jóvenes que afecta mayoritariamente a los hombres”. (https://cancer.ca/en/search#q=osteogenic%20sarcoma). Ante la gravedad del problema, cuatro días después le fue amputada la rodilla derecha, abarcando una parte de su pierna, cuando solo tenía 18 años de edad.

La gestación del “Maratón de la Esperanza”

La noche previa al día de su operación, el entonces estudiante universitario recibió la visita de su entrenador de basketball, Terri Fleming, quien le obsequió la revista Runner’s World, cuyo artículo principal estaba dedicado a destacar el esfuerzo realizado por el atleta estadounidense Dick Traum, quien en 1976 había corrido el famoso Maratón de Nueva York con una pierna amputada. A la mañana siguiente, Terry Fox le mostró el artículo a una de las enfermeras que le atendían, a quien le comentó: “Algún día haré algo similar a esto.” Posterior a su operación, durante casi año y medio, Fox fue sometido a tratamientos de psicoterapia y quimioterapia en la Agencia de Control de Cáncer de la Columbia Británica en Vancouver. Aún en tratamiento de quimioterapias, en el verano de 1978 aceptó unirse al equipo de basketball en sillas de ruedas llamado Cable Cars, de Vancouver, con los que, después de mucho entrenar, ganó los campeonatos nacionales en esa disciplina en 1978 y 1979.

A pesar de su destacada actuación en el basketball, en los inicios de 1979 el originario de Manitoba empezó a dar forma a su anhelo de correr un maratón. Por esas fechas pidió a su entrenador modificar la prótesis que usaba para caminar, por otra que le permitiera correr, con la cual inició sus entrenamientos. En septiembre decidió competir en la Carrera de British Columbia dedicada al Príncipe Jorge. Originalmente había planeado abarcar únicamente la mitad del certamen (8 millas y media), pero al final realizó la carrera completa que consta de 17 millas o 27 kilómetros. Fox terminó en último lugar, pero solo 10 minutos después de que cruzaran la meta los dos competidores que llegaron al final. Lo anterior le dio ánimos para llevar a cabo la idea que, al parecer, venía madurando meses atrás. Después de completar esa carrera, comunicó a sus padres la idea de recorrer el país de costa a costa, en el llamado Maratón de la Esperanza, lo cual su madre consideró una locura, pero nada ni nadie lo iba a detener.

Las peripecias y el momento más feliz experimentado en el maratón

Terry Fox inició el Maratón de la esperanza el 12 de abril de 1980 en St. John’s, capital de Newfounland y Labrador, ubicada en la costa este de Canadá, con dos actos simbólicos: Primero enterró su pierna artificial en el Océano Atlántico, planeando enterrar en el Pacífico la que usaría hasta el final de la carrera; y después ahí mismo, en el Atlántico, llenó una botella de agua, la cual pensaba vaciar también en el Pacífico. Encontrándose cerca de Charlottetown, en la Isla Príncipe Eduardo, y después de haber recorrido 1,669 kilómetros, Fox escribió en su diario: “Continúa haciendo frío, pero no estoy usando pantalón para que la gente pueda observar mi pierna.” Para mediados de junio, el incansable joven cruzaba por Quebec, en donde no tuvo su mejor experiencia; sobre su paso por esa provincia francesa, escribiría: “Las únicas personas que estaban enteradas de la carrera fueron las que viven en los suburbios, pero los conductores que transitaban por las carreteras me pedían que me detuviera para darme un aventón o me presionaban para que me saliera del camino, haciendo sonar su claxon”, lo cual “fue muy frustrante”, señalaba.

No obstante, durante su recorrido fueron mayores las experiencias gratas que Terry Fox tuvo; por ejemplo, en la ceremonia de apertura del juego de exhibición de la Liga de Fútbol Canadiense (CFL por sus siglas en inglés) realizada en Ottawa, 16 mil personas se pusieron de pie para brindarle una gran ovación; de igual forma, se entrevistó con diversas personalidades, como Daryl Sittler, la estrella del equipo de hockey Toronto Maple Leafs al inicio de los 80, y en el edificio del Parlamento fue recibido por el Primer Ministro Pierre Elliott Trudeau, padre del actual Primer Ministro, Justine Trudeau. Pero ningún hecho lo cautivó tanto como su encuentro, en Terrace Bay, Ontario, con un chico de 10 años de edad, llamado Greg Scott, quien había perdido una de sus piernas debido al cáncer. Greg decidió acompañar a Terry, rodando su bicicleta detrás de él, durante casi 10 kilómetros. “Fue el momento de mayor inspiración que tuve durante el maratón,” escribió Fox en su diario.

Fin del sueño, el ocaso y el surgimiento de la leyenda

El 1 de septiembre de 1980, en la ciudad de Thunder Bay, después de haber recorrido 5,373 kilómetros en 143 días y recaudado alrededor de 2 millones de dólares, Fox detuvo su recorrido debido a un fuerte dolor en el pecho; un estudio de Rayos X reveló que el cáncer se les había extendido a los pulmones. Antes de retornar a Port Coquitlam, el lugar en donde había vivido la mayor parte de su vida, el joven, cada vez más enfermo, declaró: “Sacaré lo mejor de mí, pelearé hasta el final, no me rendiré, lo prometo.” Para esa fecha Terry Fox había generado gran conmoción en todo el país; mientras él permanecía en tratamiento, diversas empresas, celebridades del mundo del espectáculo y las grandes cadenas de radio y televisión se unieron en una gran cruzada para apoyar la causa de Fox. Como resultado de ello, el 1 de febrero de 1981 se había alcanzado ya la meta de reunir 24 millones de dólares, 1 dólar por cada canadiense. Después de más de nueve meses de sufrimiento, a principios de junio el joven canadiense contrajo neumonía; el 27 entró en coma y finalmente el 28 de junio de 1981, a las 4:35 a.m., Terry Fox falleció en el Royal Columbian Hospital, en la Ciudad de New Westminster, Columbia Británica, justo un mes antes de cumplir los 23 años de edad. Ese día las banderas de Canadá izaron a media asta, o largo y ancho de todo el país, al tiempo que el Primer Ministro Pierre E. Trudeau declaraba: “Esto ocurre rara vez en las vidas de una nación, que un individuo de valiente espíritu nos una a todas las personas, en la celebración de su vida y en el luto por su muerte”, y agregaba: “Nuestra profunda gratitud por el regalo que Terry nos dejó a cada uno de nosotros, el regalo de su ilimitada bondad, valentía y esperanza.”

Nota: Para la elaboración de la anterior crónica, fueron tomadas las siguientes referencias bibliográficas:

https://www.thecanadianencyclopedia.ca/en/article/terry-fox, www.biographi.ca/en/bio/fox_terrance_stanley_21E.html y

https://www.britannica.com/science/cancer-disease.
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5 Comentarios

  • Madison 28 de agosto de 2022

    Una historia muy motivadora, ojalá hubiera más Terry fox……
    Vamos a hacer un maraton de la esperanza em México por todos los enfermos de cáncer.

  • Juan M Hdz 28 de agosto de 2022

    Hermosa historia. Gracias por compartir.

  • Arturo Domínguez de la Piedra 28 de agosto de 2022

    Vida ejemplar, gran atleta, gran jóven.

  • Nelly 28 de agosto de 2022

    Excelente nota Canada a la crónica de la vida de tan inspirador hombre Terry Fox, Jesus Mtz siga con sus publicaciones, que nos enriquecen cómo cultura y nos acerca a la vida canadiense

  • Lucía 30 de agosto de 2022

    Que historia tan conmovedora, no imagino Terry Fox que su hazaña se quedaría marcada en la memoria de la gente de su país. Gracias por darnos a conocer estas historias de vida que aunque son agridulces, alegra saber que sucedieron.

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