• Spotify
  • Mapa Covid19

Letras Desnudas

Mario Caballero

No debería suceder, pero está sucediendo. La guerra sucia, tan deleznable desde los tiempos del PRI y el PAN, ahora es protagonizada por aquellos que nos han vendido la machada idea de que serían diferentes. Paradójicamente, en contra de uno de sus mismos militantes y fundadores de Morena, de quien acaso se debe parte del éxito que ha tenido este partido para apoderarse de la presidencia de la República, gobiernos estatales y la mayoritaria representatividad en los máximos recintos legislativos.

Hablo del senador Ricardo Monreal Ávila, quien desde hace varios meses ha sido blanco no sólo de críticas sino de una intensa campaña de desprestigio, que va desde cuestionamientos a su desempeño como jefe de la bancada de los morenistas en el senado hasta mensajes que intentan poner en tela de juicio su lealtad al presidente Andrés Manuel López Obrador y al proyecto de la Cuarta Transformación.

¿Se vale que los morenistas estén dirigiendo sus baterías contra otro morenista? Claro que se vale. Estamos en un país democrático y mientras no se trasgredan las leyes, las buenas costumbres y no se perjudique la moral del personaje objetivo, todo está permitido. Sin embargo, en este caso en particular se cuestiona la congruencia de los atacantes, es decir, de los que han dicho no ser iguales a los del pasado.

LAS GUERRAS

La guerra sucia es una tradición en la política mexicana. Empero, son muy lamentables. Si por una parte afecta la credibilidad de la política; por la otra, polariza, atenta contra la democracia y confunde al electorado, que es el que más pierde la quedar en medio de las ráfagas de uno y otro grupo político. Aunque hay quienes son de la opinión que estas gestas de dimes y diretes enriquecen el debate político.

El autor de esta columna no las apoya ni las fomenta, pero es de la idea de que prohibirlas sería en nuestro propio perjuicio.

Las guerras sucias, casi siempre, nos dejan ver lo peor de la política. Y es a través de éstas que nos enteramos de que tal político está enredado en tramas de corrupción, que otro está denunciado por nexos con el narcotráfico, que fulanito es un acosador sexual y así, de poco en poco, sale el cochinero.

Para bien o para mal, así es la política en las democracias. Al político más aventajado o que representa un peligro para las aspiraciones de sus contrincantes se le buscan y, generalmente le encuentran, todos los esqueletos escondidos en el clóset para hacerlos públicos. El principal objetivo es bajarlo de esa ventaja y obligarlo a reaccionar de tal suerte que más tarde que temprano se enrede y saque lo peor de su repertorio. Los humanos, cuando se ven amenazados, suelen guiarse por instintos, los que, muchas veces, resultan detestables.

EL COMPLOT

En el caso del senador Ricardo Monreal, los ataques que ha recibido por miembros de su mismo partido llevan a explicar que todo se trata de un complot para afectarlo políticamente. Sin embargo, me parece que todas las maniobras en su contra, en extremo absurdas, en lugar de perjudicarlo lo han fortalecido.

Nótese esto en los apoyos que ha recibido de la clase media, de los jóvenes, de grupos políticos tanto de Morena como de otros partidos, de los medios de comunicación y hasta de gobiernos extranjeros. Si no, ¿cómo interpretar que Monreal haya sido visitado por el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, después de la dura crítica que el zacatecano recibió por parte del presidente López Obrador al mostrarse del lado de la Constitución y la legalidad en el marco de las discusiones de las reformas constitucionales? Sin duda, respaldo político.

Ricardo Monreal es y ha sido un político de ideales y principios. Lo cual lo ha llevado a caminar durante más de cuarenta años en la izquierda política, siendo guía de muchas causas sociales y a unir esfuerzos con el presidente AMLO en la construcción de un nuevo partido y un nuevo régimen gubernamental. De este último, incluso, lo ha definido como “un nuevo periodo de gobierno, que refrescó la esperanza de un México mejor, un México más justo, un México más próspero”.

No obstante, por esos mismos principios e ideales ha sido crítico del mismo sistema. A la par de que ha impulsado desde el senado muchas reformas del gobierno federal, también ha cuestionado la falta de resultados en materias como seguridad y economía. Asimismo, ha puesto de manifiesto el autoritarismo de gobernadores morenistas, como Cuitláhuac García, de Veracruz, al que ha señalado de fabricar delitos para combatir a sus oponentes.

Por posturas como ésta es por las que ha sido atacado por morenistas, como los diputados veracruzanos que inclusive pidieron su renuncia de la Junta de Coordinación Política del senado y como líder de la bancada de Morena.

Lo cierto es que México necesita políticos que sean fieles a su partido, pero antes de eso a la sociedad y a la ley. Cuestionar los abusos de un gobernante de su mismo partido y no votar a favor de una ley violatoria de la Constitución, no hace de Monreal un traidor a la 4T sino un político comprometido y responsable con el bienestar de la gente y en un líder congruente y de principios, que a todo esto van acorde a los postulados de “no mentir, no robar y no traicionar” a la patria.

Así, es una rotunda incongruencia que aspirantes como Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México y aspirante presidencial, haya contratado por 46 millones de pesos a empresas dedicadas a fortalecer su imagen en redes sociales y a promover ataques contra el canciller Marcelo Ebrard y, especialmente, contra Ricardo Monreal.

También es una incongruencia que desde Palacio Nacional salgan órdenes para que distintos funcionarios de primer nivel del gobierno federal inviertan dinero del erario en la campaña de desprestigio contra el zacatecano y que la cúpula de Morena, liderado por Mario Delgado, obstaculice y bloquee de los eventos del partido al senador, tal como lo han revelado medios como Latinus y otros importantes líderes de opinión.

Dicho de otro modo, Ricardo Monreal padece una campaña en su contra financiada con recursos públicos y desde el poder.

EXPLICACIÓN

Esta campaña, sin embargo, tiene una explicación político-electoral. Desde que Monreal comenzó a ser visto como el sucesor natural de AMLO en el liderazgo de la izquierda desde el 2018 y como el político imbatible y con mejores credenciales para asumir la candidatura presidencial de Morena, era lógico que sus adversarios y aspirantes a la misma candidatura comenzaran a atacarlo con mayor rudeza. Lo ven, digamos, como el enemigo a vencer.

PARA MAGDALENA

Prima de mis desvelos, ayer por la tarde, en el restaurant Ali Babar, fueron vistos Oswaldo Chacón Rojas y Ángel Torres Culebro junto con Carlos Natarén Nandayapa, sin duda alguna el más cuestionado rector que haya tenido la Universidad Autónoma de Chiapas en la historia moderna. ¿Qué hacían departiendo en la misma mesa? ¿Tomando acuerdos o se reunieron por mera coincidencia? Conociendo la buena reputación de Chacón y el buen trabajo que ha realizado al frente del IEPC, y que Torres Culebro es uno de los funcionarios más destacados del Gobierno del Estado, esperemos que sea lo segundo. Ya sabes lo que dice la máxima bíblica, que un poco de levadura leuda toda la masa.

@_MarioCaballero

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *