Letras Desnudas

Mario Caballero

 En la jungla que muchas veces suele ser nuestra política hay de todo. Políticos buenos y malos. Políticos honestos y corruptos. Políticos bienintencionados y charlatanes. Pero los que más abundan son los mentirosos, los cínicos, los pillos y los que con sus hechos demuestran haber nacido de una tía porque no tienen madre.

Es el caso de Carlos Morales Vázquez, quien como el forúnculo que sale en medio de la nalga, mientras más lo aprietas, más pus brota.

ANTECEDENTES

Lo digo por lo siguiente. Al escritorio de este columnista llegó información que lo implica en un presunto conflicto de interés que no sólo podría ponerlo en riesgo de perder el cargo como Promotor de Desarrollo Forestal de la Conafor, sino también en la mira de la justicia.

Pero como dijera Jack el Destripador, vayamos por partes.

En este espacio hemos gastado toneladas de papel para denunciar que Carlos Morales es un caso terrible de falta de credibilidad pública. Tan sólo en los dos periodos que desempeñó el cargo de presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez se vio envuelto en supuestos escándalos de corrupción, tráfico de influencias, nepotismo, acoso laboral y desvío de recursos públicos.

Para decirlo con menos palabras: utilizó el poder para enriquecerse.

Muestra de ello son los múltiples negocios que realizó con la empresa Veolia, antes Proactiva. Como la compra ilegal y con sobreprecio de más de 3 mil 800 contenedores para la recolección de basura, que lo llevó a ser investigado por la Auditoría Superior del Estado y que hasta el momento sigue sin esclarecerse.

De hecho, hay información publicada de que tras las diversas adquisiciones de contenedores a dicho consorcio recibió un diezmo por alrededor de 15 millones de pesos.

Por otra parte, el Informe de Auditoría de la Cuenta Pública 2023, el penúltimo año del segundo trienio de Carlos Morales, refleja el supuesto daño que le ocasionó a la Hacienda Pública.

Entre las muchas irregularidades detectadas se encuentran los 34 millones 259 mil 891 pesos que no comprobó del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social Municipal y Demarcaciones Territoriales. A esto se suman los más de 21 millones 265 mil pesos por gastos extras del Fortamun, más nueve millones 069 mil 500 por anticipos de contratos de obra pública, más otros 121 millones 961 mil por anticipo a proveedores por la adquisición de bienes y servicios. En cuentas por pagar hay un importe por 45 millones 425 mil que no se aclararon y del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social Municipal (Fasimun) hay un faltante por 2 millones 150 mil 353 pesos con 63 centavos.

Sólo en esos conceptos hay un posible desfalco por más de 234 millones de pesos. Reitero: lo anterior se trata sólo de algunas irregularidades detectadas en la revisión de un solo año de ejercicio fiscal. ¿Se imagina a cuánto podría ascender el fraude en los seis años de gobierno?

Y para que no quede duda que también utilizó el poder y los recursos del municipio para beneficiar a sus familiares, amigos y aliados, basta señalar que su hermano Jorge controló, administró y repartió los contratos de obra a empresas constructoras ligadas a su propia familia, lo cual fue vox populi.

De ahí, Jorge Morales se convirtió en un excéntrico millonario, dueño de residencias de lujo donde cada fin de semana organizaba fiestas en las que se servían ríos de champán, whiskey y canapés. Según los corrillos políticos, él se encargaba a de cobrar los diezmos.

Otro botón de muestra son los cientos de millones de pesos que según investigaciones periodísticas desvió para financiar la campaña política de su compadre Aquiles Espinosa García, al que quiso imponer como su sucesor en la alcaldía.

De acuerdo con esta información, Carlos Morales pagó con dinero del Ayuntamiento la difusión de propaganda política de Aquiles Espinosa a través de distintas páginas digitales, presuntamente creadas por su director de Comunicación Social, Alexis Sánchez, mismas que eran operadas por trabajadores que figuraban en la nómina del Gobierno Municipal.

Algunas de esas páginas eran Tuxtla Habla, manejada por el trabajador Mauricio Alejandro Anza Vázquez; Tuxtlequeando, operada por Lisset Estefanía Rivera Toledo y Laura Karen Rueda Reyes, que tenían plaza en la Coordinación de Comunicación Social. Noticiero Libre Chiapas, administrada por Alejandra Hernández Moreno y Tadeo Enrique Sevilla Escobar; Míralo Vos Noticias, cuyos responsables eran Luis Gabriel Lugo Pérez y nuevamente Lisset Rivera Toledo, quienes tenían un sueldo mensual de ocho mil 958 pesos cada uno.

OTRA RAYA AL GUACAMAYÓN

He traído a cuenta lo anterior para comprender que no sería extraño que Carlos Morales, conocido como el “Guacamayón”, haya caído en conflicto de interés con Sofía Nereyda Zúñiga Pérez, propietaria y directora general del Centro Médico Caso, pues como vimos esa es su naturaleza.

Este hospital privado fue inaugurado el siete de abril de 2022, durante el segundo periodo de gobierno de Carlos Morales.

No hay nada de malo en que la contadora Zúñiga Pérez, quien es miembro de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en Chiapas y que fue elegida como tesorera de esa organización por el periodo 2023-2025, haya construido su propio centro médico, siempre que los recursos utilizados para tal fin provengan de actividades lícitas.

Sin embargo, fuentes a este periodista revelan que para la construcción de mencionada institución médica contó con el apoyo del expresidente municipal, de quien es su consuegra. Puesto que es madre de la arquitecta Estefanía Arroyo Zúñiga, esposa del hijo de Carlos Morales y administradora del Centro Médico Caso.

Para más inri, se dice que este hospital fue beneficiado con contratos de servicios con el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez en el trienio anterior y que hasta fue utilizado como lavandería y tintorería de dinero público.

¿DARÁ LA CARA CARLOS MORALES?

Seguramente no.

Para ello no hay videos fitness, como el que publicó hace unos días en las redes sociales vestido con bermuda y playera de basquetbol, invitando a la gente a practicar deporte, demostrando que ha perdido todo el sentido del ridículo.

En la misma forma en que escondió sus nexos con Veolia, en que evadió su responsabilidad por las amenazas de muerte que lanzó contra el activista Héctor Montesinos Cano, quien lo denunció por daño ambiental en complicidad con mencionada empresa, asimismo ocultará sus vínculos con dichos negocios hechos desde el poder y jamás aclarará la participación directa e indirecta de su familia en el saqueo a las arcas municipales.

Irónicamente, tanto que criticaba y despreciaba a los millonarios que Dios terminó por hacerlo uno de ellos, cosa que se ve en su nuevo estilo de vida. Pasó de la medianía a la opulencia luego de seis años de ostentar la alcaldía de la capital del estado. Y todavía se burla de la gente saliendo a invitarlos a hacer ejercicio. Cínico. Eso es no tener madre, ni tantita.

[email protected]

Compartir:

Última hora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *