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Del grito homofóbico a la sangre en la cancha

Opinión y propuesta

Mtro. Andrés Vázquez López

La imagen se puede usted encontrar, en muchos videos de internet, en el que aparecen grupos de mexicanos haciendo mofa con el consabido grito futbolero que reza “Eeeh… ¡Putooooo!” Las risas acompañan al grito y éste ha sido repetido innumerables veces, me atrevo a decir, por todos los mexicanos. Nos hace gracia y nos burlamos. Pero la verdad, nos guste o no, es que está mal, ya que es un grito profundamente ofensivo, homofóbico y despectivo. Pero como sociedad, eso no nos ha importado y con mayor o menor frecuencia hemos seguido gritándolo a voz en cuello. Las autoridades futbolísticas se han cansado de sancionar a nuestro equipo nacional, tratando con ello de forzar al público a que tenga un buen comportamiento. Pero la verdad, es que muy poco ha importado. Y es de veras lamentable.

¿Por qué viene a cuento? Bueno, pues porque todos hemos visto con asombro e indignación, con rabia e impotencia, cómo hace unos días se desató la violencia en el estadio de La Corregidora, en Querétaro; durante un encuentro futbolero. No es la primera vez que sucede, pero sí la primera que lo hace con tanta violencia. Muchos heridos y por lo menos de manera oficial, ningún muerto al momento de escribir estas líneas, así como tampoco, ningún detenido. El gobernador del Estado ha salido a expresar su indignación, con singular histrionismo y la condena social ha sido unánime, pero ¿alguien se ha puesto a pensar cuáles son las razones de esta conducta? Seguramente que son muchas, pero en estas líneas trataremos de abordar una; y es la falta de educación en valores.

Y es que la sociedad mexicana parece ser todavía; una sociedad que fundamenta su convivencia en valores entre los que podemos destacar el respeto, la familia, la camaradería y la buena convivencia. Pero entonces, ¿por qué ocurren cosas como ésta? Quizá porque dichos valores, puedan estar desarraigándose de la sociedad mexicana. La misma que se reía cuando se daba el ya mencionado grito homofóbico, pero que ahora se indigna con lo ocurrido en La Corregidora. La misma que no supo o no quiso identificar ese grito y muchas otras señales, como el germen de una actitud intolerante, que rechaza violentamente a todo aquél que no piense igual que uno. Lo vimos en el deporte, pero lo vemos en todos lados. En la política, en la religión, en las propias familias, en las calles, etc. Una sociedad no solamente falta del valor del respeto por quien piensa diferente; sino también carente del valor de la solidaridad, de la empatía, de la capacidad de condolerse. Y todo esto, se aprende en la casa y se refuerza en la escuela; en ese orden. Pero ¿cómo hacerlo? Si es precisamente en dichos espacios donde se fomentan, toleran y aplauden los antivalores que vimos en la Corregidora. Baste al lector entrar a YouTube y buscar videos de familias que se indignan cuando la policía arresta o peor aún, elimina a uno de los suyos que se dedicaba a delinquir. La pérdida de la vida de alguien siempre es lamentable, pero ¿por qué no lo corrigieron a tiempo?

Hoy la sociedad mexicana vivimos profundamente influidos por una serie de estímulos y ejemplos de todos lados, que nos hacen aplaudir lo malo y despreciar lo bueno. Pero conocemos la diferencia. Ojalá que no la olvidemos.

Además, opino que es necesario e importante, generar políticas públicas educativas, en relación al cuidado, protección y preservación del ambiente.

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1 Comentario

  • Isael 12 de marzo de 2022

    Carencia de valores, deformación social… también puede ser tema de política pública.

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