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Opinión y propuesta

Mtro. Andrés Vázquez López

Muchos científicos de todas partes del mundo, llevan por lo menos un par de décadas advirtiendo a la humanidad sobre el cambio climático, sus causas y efectos; y desde luego las consecuencias que traerá para la vida humana. Pese a lo alarmante de las predicciones, la verdad es que ningún gobierno nacional ni ninguna organización no gubernamental de renombre, ni tampoco empresa alguna, se ha comprometido al 100% con esta causa. Ello se traduce en una serie de omisiones en todos los órdenes del quehacer humano, sobre las cuales desde hace años la sociedad deberíamos haber tomado conciencia y haber pasado a la acción en consecuencia. Pero no. Una actitud así, raya en la indolencia. Uno de los muchos aspectos sobre los cuales deberíamos actuar, es el cuidado del agua. Educar y reeducar a la sociedad, para mejorar sus prácticas de uso, aprovechamiento, racionamiento y reciclaje del vital líquido. Pero no.

Y desde el Gobierno, la omisión es inadmisible. Máxime cuando vemos fenómenos de sequía tan pronunciados como el que se vive por estos días en la ciudad de Monterrey, la segunda más importante del país. Desde el Gobierno, no se impulsa el mejor uso del agua ni su racionamiento. Tampoco se motiva al reciclaje ni al reúso. Y en general, tampoco se le da un buen mantenimiento, ni preventivo ni correctivo a las redes hidráulicas de las grandes urbes, con los consecuentes desperdicios, como los de la alcaldía Iztapalapa en la CDMX; donde, por cierto, la escasez de agua es crónica. De hecho, la última vez que un gobierno capitalino tomó una medida más o menos eficiente en materia de cuidado del agua, fue cuando el fallecido Manuel Camacho Solís era regente del entonces Distrito Federal, en tiempos del presidente Salinas. En ese momento desde el Gobierno central se desarrolló un programa por el cual se cambiaban las cajas de agua de los baños en los domicilios particulares de la población capitalina, pasando de cajas de dieciséis litros a cajas de sólo seis litros. Un ahorro de diez litros por descarga, multiplicado por cuando menos una diaria por cada uno de los nueve millones de habitantes que por ese entonces vivían dentro de los límites de la actual CDMX y multiplicado también por 365 días del año, nos da como resultado un ahorro de 32,850 millones de litros cada año. Esa sí que fue una acción contundente para cuidar el agua… Pero fue hace casi tres décadas…

La sociedad debe tomar conciencia de la importancia del urgente cuidado del agua y pasar a la acción. Pero ello sólo se dará de la mano de un impulso firme y contundente de parte de las autoridades. Ya vamos tarde, pero todavía estamos a tiempo de evitar que cunda por todo México, la tragedia hídrica que los regiomontanos han experimentado por semanas, ante la brutal ineptitud de su gobierno estatal y destacadamente de su titular; quien, con esto, demuestra desde ya su franca incapacidad para ejercer con el mínimo de eficiencia, el cargo que ostenta.

Ojalá que nuestras autoridades pasen de las palabras a los hechos en materia de cuidado del agua. A todos conviene.

Además, opino que es necesario e importante, generar políticas públicas educativas, en relación al cuidado, protección y preservación del ambiente. Adicionalmente, expreso mi solidaridad con las familias de las mujeres que han sido violentadas en nuestro país y me uno a su exigencia de justicia para ellas.

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