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Opinión y Propuesta

Mtro. Andrés Vázquez

Elizabeth Truss se convirtió en Jefa del Gobierno británico, apenas dos días antes de la muerte de la reina Isabel II; y con ello tuvo el honor de ser la última de los 15 Primeros Ministros nombrados por la difunta soberana. También tuvo el honor de ser la tercera mujer en ocupar dicho cargo, después de su icónica y famosa antecesora, Margaret Thatcher, apodada por los rusos como la Dama de Hierro y con quién se comparó muy inocentemente a la propia Truss. Y después también de la involuntariamente cómica Theresa May.

Y ahora, apenas 45 días después, nuevamente Truss acapara los titulares, pero ahora para anunciarle al mundo su renuncia al cargo de Premier británica, obteniendo con ello el dudoso honor de haber encabezado el Gobierno más corto en siglo y medio. Resultó que esta premier no era tan de hierro.

Pero, ¿qué fue lo que pasó, cómo para que el nuevo Gobierno británico cayera tan rápida y estrepitosamente?

Bueno, pues dos cosas. La primera de ellas, una serie de errores en el manejo de su política económica, que, en muy poco tiempo, dieron como resultado una devaluación de la libra esterlina. En su paridad con el peso mexicano, pasamos de 27 pesos por libra a 19 en unos días. Es decir, una pérdida en la paridad cambiaria de casi el 30%. En cualquier economía, eso es un error mayúsculo.

La segunda cosa que precipitó la caída del Gobierno de Truss, fue el diseño institucional de la democracia británica. Veamos:

Al Primer Ministro británico lo elige su partido, ya que tiene la mayoría en la Cámara de los Comunes; es decir los diputados. Y a los diputados los eligen los ciudadanos, a quienes éstos deben rendir cuentas. Y aquí está el detalle que hace toda la diferencia con la democracia mexicana: Los representantes populares, efectivamente lo son. Y cuando los diputados británicos vieron que la economía se manejaba con tantos errores y que éstos le estaban, literalmente, costando tanto al país, comenzaron a retirarle los apoyos al Gobierno de Truss. Y de acuerdo con las leyes de ese país, si el Gobierno pierde la mayoría de los apoyos parlamentarios, debe renunciar, sin importar si lleva apenas 45 días en ejercicio.

¿Y por qué los diputados británicos retirarían su apoyo a un Gobierno de su mismo partido? «Para obligarlo a corregir los errores económicos»; podría pensarse. Sí y no. También para tener cara antes sus electores y no tener que cargar con dichos errores económicos en las siguientes elecciones. Porque a los diputados británicos les queda claro que le deben su cargo y privilegios a sus electores y a nadie más. Y que ese tipo de errores, que afectan a los ciudadanos, se pagan con el cargo. Y adiós reelección.

Quizá los electores mexicanos tenemos mucho que aprender de los británicos. Y más allá de criticarlos por el anacronismo que una monarquía como la suya pudiera representar, debiéramos presionar por construir una serie de mecanismos de control democrático, que le regresen efectivamente a nuestro pueblo, el control sobre todos los Poderes del Estado.

Sin embargo, no omitimos mencionar que ello no ocurrirá ni será posible, si no mejoramos la educación del ciudadano promedio, de modo tal que se interese y comprenda los temas políticos y económicos; y sepa de qué manera le afectan éstos en su vida cotidiana. Ello implica un enorme esfuerzo educativo. Ojalá que sí.

Además, opino que es necesario e importante, generar políticas públicas en relación al cuidado, protección y preservación del ambiente.

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