Opinión y Propuesta
Andrés Vázquez López
Estimado Lector… ¡No sabe cuánto trabajo me costó dormir la noche del pasado sábado 18 de mayo, para amanecer el domingo 19! Lo anterior, debido a la preocupación por la posible represión que los manifestantes de la Marea Rosa pudieran haber sufrido.
Y sí. Es que este grupo de personas han dicho en todas sus manifestaciones, que en primer lugar marchan contra el dictador que nos oprime. Y bueno, menuda dictadura la nuestra a la que nada le sale bien, ¡ni siquiera las represiones! Y es que, en todas sus ediciones, la Marea Rosa ha podido marchar sin contratiempos, gritando con razón o sin ella sus consignas y sin que nadie les impida ni el paso, ni les diga nada.
Y sí. Estaba muy atento esperando la censura en los medios. Una censura digna del autoritarismo rampante que caracteriza a este Gobierno. Pero no. La tal marcha apareció en todos los medios; tanto escritos como electrónicos; entonces tampoco… Ni represión, ni censura.
¡Pésimo servicio éste de la 4T, que ni eso sabe hacer!
Y sí. Temía por la vida de los manifestantes, justo como aquellos manifestantes que en 1968 primero y en 1971 después, cayeron bajo las balas asesinas de los Gobiernos priístas de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría. Pero no, tampoco. Y eso que el día se prestaba, porque en la noche, la no candidata de la Marea Rosa -Ya que como ellos mismos se autodenominan, son una manifestación ciudadana, no partidista-; Xóchitl Gálvez, estaría en Tlatelolco, como de hecho estuvo.
Y sí. Temía por que la policía se les fuera encima a garrotazos, justo como lo que sucedió en 2006, en Atenco; siendo gobernador del estado de México; el que después llegó a ser presidente, el priísta Enrique Peña Nieto, y siendo presidente de la República, el panista Vicente Fox Quesada. Los garrotazos se los dieron a los pobladores, por protestar ante la expropiación de sus terrenos para construir el malogrado aeropuerto de Texcoco. En aquélla ocasión las policías se propasaron haciendo lujo de violencia. Pero no, tampoco golpearon a nadie en esta ocasión.
Y sí. Temía porque los fueran a desaparecer, como a tantos y tantos que desaparecieron en la guerra sucia de los 1960s, 70s y 80s; todos esos años bajo Gobiernos del PRI. O que los desaparecieran como a los 43 normalistas de Ayotzinapa; desaparecidos también bajo un Gobierno del PRI. Pero no, tampoco los desaparecieron.
Y si no los reprimieron, ni los desaparecieron, ni los golpearon, ni los censuraron, quizá; y sólo quizá, pueda ser que se deba a que en México no hay una dictadura. Hay un Gobierno constitucionalmente elegido, que seguramente no les gusta a los manifestantes de la Marea Rosa y en eso último están en todo su derecho. Pero lo que no tienen, es el derecho de mentir. Nadie lo tiene. Ese derecho no existe. Por lo que decir que vivimos en una dictadura es ignorar la Historia de México y de América Latina.
¡Qué bueno que no vivimos en una dictadura! ¡Y ojalá nunca sea el caso! Para que podamos seguir coincidiendo y disintiendo en libertad.
Defender la democracia, obliga a decir la verdad, aunque sea dura; pero con respeto.
Y en el caso de la Marea Rosa, no puede dejar de señalarse que cuando apoyan al PRI y al PAN; ambos partidos cuyos Gobiernos se caracterizaron por hacer todo lo que ellos falsamente acusan, si no es una mentira; es cuando menos, una enorme contradicción.
Recordemos: La fuerza de nuestra unidad, es la riqueza de nuestra diversidad.
Ojalá que sí.