• Spotify
  • Mapa Covid19

Christopher Pastrana

J.K. ROWLING

“Son nuestras decisiones las que muestran quiénessomos realmente, más que nuestras habilidade

Pasada la preocupación, podemos legítimamente congratularnos por lo que ayer ocurrió en la Corte, pero no sólo por lo que pasó sino por cómo pasó. Me gustó mucho que la Ministra Presidenta Norma Lucía Piña Hernández, fuera mesurada en calificar como una victoria eso que logró y que, sin embargo, sí fue un triunfo. Respetando su forma de concebir y asumir el resultado, es cierto que muchas personas festejamos su llegada al cargo por quién es y por lo que institucionalmente representa y representará para la Suprema Corte.

Que otra candidatura tan cuestionada haya alcanzado apenas dos votos (uno seguramente de la propia aspirante) dice mucho acerca de la percepción que el resto de las y los ministros tenían de lo que estaba en juego. Ni siquiera la consideraron como una opción. En su obra, “El caso de los exploradores de cavernas” Fuller narra el hipotético caso de unos espeleólogos que súbitamente quedan atrapados por un derrumbe y, para no morir de hambre mientras se concreta su rescate, matan a uno de sus compañeros para alimentarse con su cuerpo. Lo interesante viene después, pues gracias a la ingeniería jurídica del autor, logró construir y plasmar las posturas diversas y hasta encontradas de los ministros que deben resolver el caso, condenando o absolviendo a los acusados antropófagos. En la obra, el último en esgrimir sus consideraciones fue el ministro Handy, para quien el caso era muy fácil, pues partía de la premisa de que las personas son gobernadas por otras personas y no por palabras o teorías y, por lo tanto, la decisión judicial debería adoptarse tomando en cuenta la opinión pública; en síntesis, decía Handy, se debe votar sí aplicando la ley, pero sin dejar de lado el sentido común.

Algo muy parecido fue lo que por fortuna ocurrió en la Corte. Desde luego, nadie esperaría que una decisión como esa pudiera sostenerse alegando solamente “lo que el pueblo quiere”, pero sí que, si el sentir generalizado era tal, que los electores debían ser sensibles y receptivos. Así fue.

Si la votación hubiese sido más copiosa en favor de la ministra cuestionada o si hubiesen sido necesarias más rondas para alcanzar la mayoría, ese escenario en sí mismo hubiese evidenciado no sólo a ministras y ministros apesadumbrados por presiones externas, sino exhibido a una Corte suprema sólo en lo nominal.

Con independencia de las determinaciones universitarias y de la Fiscalía, con un grito ahogado, con una protesta pacífica y con un no rotundo a intromisiones y especulaciones eternas, las y los ministros optaron por el sentido común, por el fortalecimiento y la independencia judicial genuina al servicio de la sociedad, con la que la Ministra Presidenta inició sus Líneas Generales de Trabajo como plan de acción en caso de llegar a la Presidencia.

Es cierto, la Corte no es la oposición al Gobierno. ¡No debe serlo! pero tampoco debe sujetarse, someterse o tratar de congraciarse con él. Es otro poder y, con esa naturaleza, su función primaria es equilibrar la balanza.

También en su plan de trabajo, la Ministra Presidenta plasmó su agenda de género y de derechos humanos trazada a lo largo de muchos años de carrera judicial coronada con su experiencia como ministra desde 2015, desde donde seguramente ha podido identificar lo que le falta a la Corte y al Poder Judicial en México para ser más y mejor. Enhorabuena por la llegada de una mujer al más alto cargo jurisdiccional, porque es la primera mujer en alcanzarlo, porque ha llegado por méritos propios, porque ha sido en una elección transparente y contundente, porque creo que sí representa a la comunidad judicial y porque con ella el Poder Judicial Federal avanza. Una elección así no puede regatearse ni cuestionarse y no se puede estar menos que contento. 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *