• Spotify
  • Mapa Covid19

¿De qué trata la elección en la SCJN?

Christopher Pastrana

¡Ay de la generación cuyos jueces merecen ser juzgados!

TALMUD, LIBRO SAGRADO

La elección de quien habrá de conducir al Tribunal de Justicia más importante del país por los próximos cuatro años no es cosa menor. Se trata del órgano del Estado que, por antonomasia, representa al poder judicial de toda la nación. Es un Tribunal Constitucional, un cancerbero de la supremacía constitucional y garante del equilibrio entre poderes, ante el que se supone se acude buscando justicia, confiando no sólo en la pericia profesional de sus integrantes sino también y acaso más en su probidad.

Una institución como la Suprema Corte de Justicia de la Nación no se reduce a quien la preside, como tampoco México equivale a la presidencia de la República. Aun así, estamos de acuerdo en que quien la ocupa asume una posición de primerísima importancia con tanto poder para hacer, como para deshacer; para fortalecer como para debilitar; para construir como para destruir; para unir como para dividir. Por esa trascendencia, la elección de la presidencia en la SCJN es una cuestión de interés público nacional cuya pulcritud es el primero y más elemental rasgo de blindaje institucional.

Dicen que no hay mal que por bien no venga y es que, a partir del penoso suceso por un probable plagio cuya culminación es incierta, podemos identificar lagunas normativas que bien podrían atenderse en lo inmediato, tan pronto se supere la elección de la presidencia en la SCJN. Me refiero a que ni la Constitución, ni la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación como tampoco el propio Reglamento Interior de la SCJN, precisan cuáles son los criterios o requisitos que debe satisfacer quien aspire a presidir la SCJN, sino que se limitan a describir el mecanismo para su elección. Quizás ello se deba a que hasta ahora había sido suficiente que la Constitución definiera los requisitos para ser Ministra o Ministro asumiendo que tales elementos fueron acreditados para llegar a ocupar un sitio en la Corte. Ahora que lo que se cuestiona es el cumplimiento de esos requisitos primarios en alguien que ya con esa calidad contiende por presidir la Corte, valdría la pena señalar criterios sustantivos y no sólo adjetivos que deben satisfacerse tanto para la candidatura como para la elección misma.

Me parece que la primera instancia en emitir una determinación oficial respecto del plagio debe ser la Universidad Nacional -mi alma mater- y, dependiendo del resultado, las instancias administrativas, de ética judicial e incluso penales habrán de hacer lo propio pero, hasta ahora, aunque la evidencia sea abrumadora, por el bien común es indispensable respetar el debido proceso en cada una de las instancias cuya actuación se active; sin embargo, para cuando los hechos se esclarezcan y los procedimientos se determinen será tarde, habida cuenta de que a estas alturas de la próxima semana, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya habrá elegido a su representante.

Con este escenario que, a mi juicio, hace evidente una encrucijada inédita en la historia constitucional de nuestro país, creo que las y los Ministros electores habrán de recurrir para orientar el sentido de su voto, al contenido del artículo 95 de la Constitución que, en diferentes fragmentos, se refiere a requisitos y conceptos como el título profesional de licenciatura en derecho; gozar de buena reputación, buena fama en el concepto público y distinguirse por su honorabilidad que, me parece son precisamente aspectos cuestionados en este proceso de sucesión al interior de la Corte.

No se trata pues, de cerrar filas con un integrante del Pleno, ni de apoyar o enterrar un proyecto político, para eso están las arenas políticas ajenas. No es tampoco el tema adjetivar a nadie como bueno o malo y, en estas circunstancias, tampoco se trata de una evaluación personal de los méritos de esa persona en particular o de la calidad o viabilidad de su plan de trabajo, sino de elegir el bien superior. Lo que sea mejor para la Corte es el camino para asegurar lo mejor para nuestro país.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *