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Ni todos son tan buenos ni todos son tan malos

Eduardo Campos Martínez

Las guerras significan desolación y desesperanza en la humanidad, en estos tiempos de, alto flujo en tiempo real de información, el mundo entero en cuestión de segundos es enterado de lo que está sucediendo, o en su caso, de lo que quieren que se enteren.

Las tensiones entre Rusia y Ucrania de los últimos tiempos iniciaron en el 2014 con la adhesión de Crimea a Rusia que produjo ataques directos de Rusia a Ucrania con el fin de “defender” a la libertad soberana de Crimea, quien “democráticamente” decidió adherirse a Rusia. Con el interés de posicionarse estratégicamente en un frente geográfico que permitiera cercar a Ucrania todo ello basados en el Tratado de Partición de 1997 en el que se acordó tener dos flotas nacionales independientes en el Mar Negro en donde Rusia tendría su base en Crimea. Una serie de acuerdos que concluyeron en la autorización de esa ocupación a cambio de gas natural entregado al gobierno de Ucrania por parte de Rusia.

Con la llegada de Volodímir Zelenski a la presidencia de Ucrania en 2019, bajo una campaña totalmente digital aprovechando la popularidad del actor en una serie donde hacia el papel de presidente, y con el respaldo absoluto de la empresa productora de dicho programa arrasó en las elecciones presidenciales frente al presidente en turno que se postuló a una ampliación de mandato, triunfando Zelenski con el 73% a favor. Bajo narrativas muy claras contra la intervención rusa y las consecuencias negativas de los acuerdos celebrados décadas atrás con el vecino país. Desde su postulación fue respaldado por países del occidente principalmente Francia y los EE.UU. lo que significó un riesgo político para Putin.

Para el caso de Vladimir Putin, quien lleva al frente de la presidencia de Rusia 22 años, más los 3 años que fue primer ministro en el ultimo periodo de Boris Yeltsin, lugar que ocupo después de ser el director de la SFS antes KGB, siendo el primer civil en ocupar ese cargo. Bajo una formación policial y de espionaje, siempre cercano a los conflictos armados y sus estrategias, lo define como un hombre de guerra que busca cumplimentar sus objetivos por la vía armada como lo hizo desde su llegada con los chechenos estrategia que le dio aceptación y popularidad entre su población. Dicha popularidad la ha mantenido con una narrativa nacionalista proteccionista y exponiendo al gobierno de los EE.UU. como el enemigo que quiere reducirlos y “colonizarlos”. En las ultimas elecciones (2018) Putin obtuvo el 76% de la votación a favor.

Cada uno de estos personajes tienen claridad en sus objetivos y tienen en común que ninguno de ellos pretende ceder soberanía ante una evidente intención de intervención extranjera, desgraciadamente, para el caso de Ucrania, tiene una complicación de mayor riesgo ahora hecha realidad por los antecedentes y su inevitable vecindad con el “enemigo”. Por otro lado, Rusia quiere demostrar a la comunidad internacional que sigue siendo el líder del oriente demarcando su poderío ante los coqueteos del occidente a su vecino incómodo.

La pugna internacional polarizada obliga a los estrategas de comunicación a definir tendencias de apoyo y esto es muy simple, quién es el villano y quién es la victima. Los que vivimos en el occidente tenemos acceso a información debidamente filtrada y pulida por el gigante de las barras y las estrellas, si exploramos la información que circula en el oriente la narrativa cambia y puede ser más neutral al respecto.

Los actos de hostilidad política que pretenden tener a ciertas naciones bajo amenaza o limitadas en poder son los que han desatado a lo largo de la historia las guerras. Recordemos la década de los 80´s donde la URSS era un infierno a donde solo habían cosas muy malas y crueles, y en donde todas sus decisiones eran maléficas y oscuras. Llegando a los 90´s el medio oriente era la casa de Satanás, por alguna razón insospechada a los anticristos no les gusta mucho nacer en el occidente.

Este análisis en lo absoluto pretende defender y justificar los inhumanos actos ocurridos en el pueblo de Ucrania, ni mucho menos poner como figura ejemplar a Putin. Simplemente invita a la reflexión de la información que recibimos minuto a minuto que es tendenciosa para generar en el imaginario social que hay buenos muy buenos y malos muy malos. Y agradecer a Dios por que esos buenos muy buenos protegen al mundo entero y son los salvadores de la democracia, la libertad y la vida misma.

La historia es de quien la cuenta, pero los momentos de angustia, dolor y muerte que se siguen ocasionando simplemente, por Poder, nos alejan del sentido de la existencia. Aun son muy pocos los habitantes del mundo que han logrado la conciencia humana que desestima y degrada el Poder como objetivo de vida.

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