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Letras Desnudas

Mario Caballero

Chiapas ha cambiado en muchos aspectos de la vida pública. El que no lo quiera ver, lo hace en su propio perjuicio. Porque los cambios ahí están. Se pueden ver, tocar y sentir. Ejemplo de ello es la obra pública que se ha venido ejecutando durante la presente administración, que en gran medida han abierto la puerta al desarrollo, a mejores oportunidades de vida y a la democratización de los servicios.

Siempre se ha entendido que uno de los aspectos que complican la llegada de la justicia social es la obra pública. Son muchas las historias de proyectos fallidos que lo confirman. Y el problema se percibía no sólo como un común denominador de un sexenio a otro, sino como algo francamente estructural.

Para el caso de Chiapas fue muy lamentable que los gobiernos pasados, por diversas razones, no pudieran construir las obras que el estado necesitaba. Y me refiero a las grandes obras. Las que tendrían un impacto enorme para mejorar la vida de los ciudadanos y, por ende, la competitividad económica. No la pavimentación de una calle o la apertura de un camino, sino algo todavía más complejo.

Los expertos refieren, en pronósticos moderados, que nuestro estado presenta por lo menos treinta años de atraso. Que son tres décadas en las que no se construyeron las escuelas que se requerían para que todos los chiapanecos tuvieran acceso a la educación; en las que no se edificaron las clínicas y los hospitales para la atención médica oportuna de la sociedad. Ahí una de las principales razones por la que Chiapas tuvo los índices más altos de mortalidad infantil y materna de todo el país.

Asimismo, la falta de construcción de carreteras, puentes, caminos rurales, como en la casi inexistente rehabilitación o mantenimiento de los mismos, provocó que Chiapas fuera la entidad más pobre de México.

Porque al no haber caminos, puentes o carreteras, tampoco hubo facilidad para el traslado de mercancías y productos, y al no haber esto no hubo comercio, y al no haber comercio no se crearon nuevas empresas, más fuentes de empleo y en consecuencia las familias carecieron de oportunidades y la economía permaneció estancada.

¿Sabe qué fue lo peor? Que la obra pública se politizó.

POLITIZACIÓN

¿Qué pasó? Que durante varios sexenios la obra pública se ejecutó, condicionó o se negó por mezquinos intereses políticos. No se priorizaron las necesidades de la gente, sino las de los gobernantes.

Ejemplos hay muchos. Ahí está el fallido proyecto de biodiesel, llevado a cabo hace dos gobiernos atrás, cuya primera estación, ubicada en la zona oriente de Tuxtla Gutiérrez, que implicó una inversión de más de 7 millones de pesos, se está haciendo chatarra.

En ese entonces se nos vendió la idea de que este proyecto coadyuvaría al cuidado del medioambiente mediante la sustitución de los combustibles fósiles en las unidades de transporte público de Tuxtla y Tapachula, específicamente los llamados “Conejobús” y “Tapachulteco”, por combustible vegetal. Pero fue una obra hecha a la ligera, sin la correcta planeación y mal.

Nunca las unidades funcionaron con biodiesel y hoy día ningunas de estas unidades que fueron adquiridas con recursos públicos subsiste.

A saber, para la puesta en marcha de este proyecto se invirtieron cientos de millones de pesos. Nada más para el estudio de mercado y la gestión comercial se destinaron cerca de 24 millones, ¿y quién nos devolverá ese dinero?

El asunto es que este proyecto se hizo con la intención de que el entonces gobernador quedara bien con el ex presidente Felipe Calderón, ya que quería que éste lo ayudara a ser candidato a la Presidencia. Y más allá del terrible daño cometido contra el erario de los chiapanecos, también fueron afectados los concesionarios de las rutas 1 y 2 de Tuxtla Gutiérrez, que por ese capricho gubernamental sufrieron un durísimo golpe en su patrimonio.

¿Se acuerda de la treintena de recién nacidos que murieron en el Hospital K de Comitán entre diciembre de 2002 y enero de 2003? Pues ese fue otro capricho del gobierno.

Bajo el entendido de que la obra pública no es sólo edificación, construcción o rehabilitación de edificios e infraestructura, sino también remodelación, equipamiento y entrega de mobiliario, la muerte de esos bebés surgió porque el gobernador en su momento se negó a entregar recursos para la remodelación, ampliación y equipamiento de señalado centro médico, y todo por el motivo de que se encontraba ubicado en la tierra de su adversario político. Una idiotez.

Hasta el momento, los padres de los infantes fallecidos siguen sin recibir justicia.

JUSTICIA SOCIAL

Dije líneas antes que la obra pública ejecutada durante la administración de Rutilio Escandón Cadenas ha abierto las puertas a nuevas oportunidades de desarrollo para los chiapanecos. Y ahora abundo que para que ésta pudiera tener los resultados planeados fue necesario un nuevo entendimiento en las formas de ejercer el poder, la honestidad en el manejo de los dineros públicos y la no politización de los proyectos.

Por lo mismo, la obra pública ha sido exitosa. Hay buena planeación, ejecución eficiente y legal de los concursos de adjudicación, proyectos concluidos en tiempo y forma, satisfacción social, costos reales y justos y buena administración. Lo que antes fracasaba por intereses políticos, ahora logra hacer justicia social.

En materia de infraestructura de salud se ha reconvertido el 65 por ciento de las unidades que integran la red de servicios de salud en el estado, donde se han realizado trabajos de rehabilitación, equipamiento y sustitución, lo que ha permitido que se optimicen los servicios.

Por otra parte, se han destinado 266 millones de pesos en la construcción, rehabilitación y modernización de parques públicos, que benefician con espacios de esparcimiento dignos y seguros a 29 municipios para más de 233 mil personas.

En 2022, la inversión total en obra pública en el estado fue de 2 mil 44 millones de pesos, con los que se construyeron y remodelaron carreteras, puentes y caminos, con los que se pavimentaron cientos de calles en distintos municipios, con los que se erigieron Pasos a Desnivel en Tuxtla Gutiérrez, con los que se rehabilitaron Plantas Tratadoras de Aguas Residuales y con los que se llevaron sistemas de energía eléctrica a comunidades que en pleno siglo 21 no tenían luz.

Parte de los resultados fue generar, sólo en la industria de la construcción, poco más de 20 mil empleos.

Para este 2023 se tiene presupuestado una derrama superior a los 3 mil millones de pesos, que tendrán como destino, por ejemplo, el hangar de carga del Aeropuerto Internacional Ángel Albino Corzo, el Paso a Desnivel de la Torre Chiapas, el Paso a Desnivel en Tapachula, la construcción del puente de La Concordia, la rehabilitación del periférico en San Cristóbal, la rehabilitación del camino de Comitán a Tenam Puente, entre otras, que mejorarán la movilidad y la imagen del estado.

Con esta obra pública, sin duda, se ha elevado la competitividad económica de Chiapas, que se traduce en bienestar para las familias.

A LA VISTA

Es cierto, faltan muchos problemas por resolverse y más obras que necesitan ser construidas. Tres décadas de atraso no se resuelven en 4 años. Pero es un hecho que el cambio, la modernidad y el desarrollo de Chiapas están a la vista.

@_MarioCaballero

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