El encuentro entre ERA y Omar García

Letras Desnudas

Mario Caballero

Eran las seis treinta de la mañana del 26 de junio de 2020. El secretario de seguridad pública de la Ciudad de México salió acompañado de dos policías a bordo de una camioneta rumbo a sus oficinas en la Zona Rosa. Se trataba de la rutina diaria de este funcionario.

El día estaba soleado, pero fresco a esas horas de la mañana. Todo el trayecto había transcurrido con normalidad, hasta que llegaron al cruce de la calle Monteblanco, a la altura de la avenida Paseo de la Reforma –una de las más emblemáticas de la capital del país-, donde él y sus acompañantes fueron interceptados por una camioneta de carga tripulada por un grupo de más de 20 hombres armados.

Al momento de cerrarles el paso, se detonó el primer balazo, que se estrelló en el lado derecho del parabrisas. A partir de ese momento, una ráfaga de disparos que tardó varios minutos cubrió la camioneta del funcionario.

Los impactos de los proyectiles provocaron que el interior de la camioneta se llenara de humo, lo que dificultaba la respuesta por parte del secretario para repeler la agresión.

Este atentado ocurrió nada menos que en las Lomas de Chapultepec, uno de los lugares más vigilados del país, donde hay mucha policía porque ahí se encuentran la mayoría de las residencias de los embajadores que representan a sus naciones en México. Un lugar a escasos diez kilómetros de la sede del Poder Ejecutivo Federal, donde vive gente adinerada que cuenta con ejércitos de escoltas privados.

En la balacera murieron tres personas: dos escoltas y una pobre mujer que pasaba por el lugar. Los sicarios dispararon contra el secretario 414 veces, y sobrevivió gracias al blindaje de su camioneta, aunque salió herido con disparos en el hombro, la clavícula y la rodilla.

Como lo habrá notado, ese funcionario es Omar García Harfuch, al que la presidenta electa Claudia Sheinbaum le ha designado las tareas y la estrategia para recuperar la seguridad de país, y al que todos los expertos en materia de seguridad que conozco describen como un buen policía: joven, entrón, con ideas frescas y eficaz para resolver problemas complejos.

Supongo que muchos en su lugar hubieran dejado el cargo tras esa fuerte agresión que no tenía otro objetivo que acabar con su vida. De hecho, según las confesiones de los criminales tenían un plan bien diseñado, con tres lugares donde podían interceptarlo.

Sin embargo, en la noche de ese mismo día, él escribió en sus redes sociales: “Salí de cirugía, estoy bien”.

Reanudó sus actividades como si nada hubiera pasado. Es más, refrendó su compromiso y logró colocar a la policía capitalina entre las cinco mejores del mundo y aumentó la percepción de seguridad en los habitantes de la Ciudad de México, que pasó de 7.7% a principios de 2018 a 40.5 a finales de 2022.

En 2023, de acuerdo con el quinto informe de gobierno de la Jefatura de Gobierno, la gestión de García Harfuch registró una reducción de delitos de bajo y alto impacto de 58 por ciento en comparación con el año 2019.

Lo he dicho en otras ocasiones y hoy lo repito: México necesita más jefes policiacos como Omar García. Civiles preparados en labores policiacas y no militares realizando dichas tareas. El futuro secretario de Seguridad y Protección Ciudadana es licenciado en Derecho y licenciado en Seguridad Pública, y cuenta con diplomados y cursos sobre seguridad por la Universidad de Harvard, el FBI y la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).

EL ENCUENTRO

Por lo mismo, celebro el encuentro entre el gobernador electo Eduardo Ramírez Aguilar y Omar García, en el que hablaron sobre la estrategia del próximo gobierno estatal en materia de seguridad.

Ramírez Aguilar es un hombre de su tiempo. Es de los pocos políticos que pueden presumir que el nivel de su preparación profesional empata con la dimensión de su experiencia en grandes responsabilidades públicas. Hasta me atrevo a decir que sobran los dedos de una mano para contarlo entre aquellos que conocen cada región y cada pueblo de la entidad, y las necesidades, problemas y oportunidades que presenta cada uno de ellos.

Ese conocimiento le da un diagnóstico claro de la realidad de Chiapas, sus prioridades y necesidades. Comprende que para alcanzar el propósito de instaurar una nueva era para la sociedad, con más bienestar y más oportunidades para todos, requiere indefectiblemente reestablecer la seguridad, la paz social y la tranquilidad.

Aplaudo, por lo tanto, que con muchos meses de anticipación a su arribo a la gubernatura tenga claro el panorama de lo que debe hacer y cómo debe hacerlo. Lo que también habla no sólo de su conocimiento, sino asimismo de su compromiso para con el desarrollo y gobernabilidad del estado.

En su Plan Chiapas Transformador, Lalo Ramírez propone crear un grupo táctico especial integrado por profesionales en la seguridad con destreza y habilidad para el uso responsable de las armas de fuego y con una buena preparación en defensa personal y protocolos de uso de fuerza y derechos humanos. Lo menciona como el inicio del combate al crimen organizado.

Y dice: “Este grupo lo coordinará el secretario de Seguridad Pública con suficientes elementos y sin escatimar recursos para dotarlos de equipamiento y protección de primera calidad”.

Muchos estarán de acuerdo con que Chiapas ha pasado por un periodo donde algunas comunidades han sido afectadas por la violencia de las bandas delictivas, donde se han vuelto comunes los desplazamientos humanos. Esto a pesar de los grandes esfuerzos del actual Gobierno del Estado por mantenernos entre las entidades más seguras del país.

Empero, se puede mejorar la estrategia y la colaboración entre los diferentes órdenes de gobierno. Lo cual fue el tema central del encuentro de Ramírez Aguilar y García Harfuch.

Mientras el gobernador electo refiere que su gobierno se enfocará en aumentar los niveles de escolarización de los elementos policiacos, creando una escuela de formación policial, así como dotar de herramientas y equipo para mejorar el proceso de investigación, pasando por dignificar la labor de los agentes, con mejores salarios, derecho a una vivienda digna, seguro de vida y becas para sus hijas e hijos; Omar García coincidió en que el trabajo conjunto entre la Federación y el Estado será fundamental para lograr la paz, la tranquilidad y la seguridad en la entidad chiapaneca.

UN GRAN SIGNIFICADO

Este encuentro, por otra parte, tiene la enorme virtud de decir ya basta de apostarle a las Fuerzas Armadas para resolver la inseguridad y de discursos que suenan como la cura mágica para recuperar la estabilidad y el tejido social. Nos dice que es hora de que se realice la difícil, costosa y tardada labor de formar cuerpos policiacos civiles, profesionales, honestos y respetuosos de los derechos humanos.

Con la capacidad que han demostrado Eduardo Ramírez y García Harfuch en sus encomiendas pasadas, así como su incomparable experiencia en la cosa pública, no me cabe la menor duda que los chiapanecos volveremos a caminar por las calles y transitar por las carreteras con confianza, sintiéndonos seguros otra vez en el lugar donde vivimos.

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